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«Me gustaría ganar jugando bonito, pero aquí hay que hacerlo como sea»

«Me gustaría ganar jugando bonito, pero aquí hay que hacerlo como sea»

Llegó a Gran Canaria con la incertidumbre de haber pasado varios cursos disputando pocos minutos, pero el gallego se ha ganado la confianza de Jiménez y de toda la hinchada a base de actuaciones convincentes. Sus galopadas por la banda diestra aportan músculo y claridad al conjunto isleño. Salvo ante el Albacete (se retiró lesionado), lo ha jugado absolutamente todo. Se siente cómodo y avisa que su mejor versión aún está por venir.

Kevin Fontecha

Jueves, 1 de enero 1970

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— Llegó en junio a Gran Canaria mirando casi de reojo. En su presentación se vio a un chico bastante tímido. Cualquiera lo diría después de ver su inicio de competición vestido de amarillo. Le sobra descaro...

— Cuando llegué a Gran Canaria, estaba muy nervioso. Venía a un club muy grande y es lo normal. La adaptación ha sido muy fácil. Me siento muy cómodo con los compañeros, con los aficionados y con la ciudad. Y esto es lo que me hace sentirme realmente bien. Estoy a gusto y me siento querido, que es lo más importante para cualquier persona.

— Salvo el encuentro de Copa ante el Majadahonda y contra el Albacete, donde se tuvo que retirar lesionado, lo ha jugado absolutamente todo.

— Cuando el míster, el cuerpo técnico y los compañeros confían en ti, te sientes querido e importante. Y eso, quieras o no, te hace tener más confianza contigo mismo. Esa confianza la muestras tanto entrenando como en los partidos.

— La adaptación a la isla y a la UD ha sido muy rápida, los aficionados están encantados. ¿Cuál ha sido la receta para su aclimatación?

— Encantarle a tus aficionados es lo más bonito. Al sentirme tan cómodo aquí, luego puedo demostrar sobre el césped el tipo de jugador que soy. Vengo de unas temporadas en las que no he podido jugar muchos minutos, con poca presencia en los terrenos de juego, pero este año está siendo muy bueno y aún queda mucho que mejorar, tanto a nivel personal como colectivo. Veremos que en las próximas jornadas damos un pasito hacia adelante.

— Desde su fichaje por el Celta de Vigo le costó encontrar los minutos necesarios para seguir creciendo, ¿llegó a pensar que le costaría encontrar acomodo y regularidad?

— Puede ser. Cuando ficho por el Celta sabía a lo que me exponía. Era un reto muy difícil para mí. Tuve la opción de irme cedido ese primer año, pero yo quise aprender, quise quedarme una temporada en un equipo como el Celta. Sabía que sería difícil jugar todo lo que quería, pero tenía claro que iba a ser un curso de mucho aprendizaje. Ya luego en las siguientes campañas esperaba haber jugado muchos más minutos en las cesiones, pero no fue así. Ahora, aquí en la isla, y con la confianza que tengo, estoy muy feliz.

— Se fue a Vigo a competir con el emblema del Celta, con su capitán. Dice mucho de su ambición pelear por un puesto con un lateral como Hugo Mallo...

— Mi ambición es, y siempre será, muy alta. Yo sabía a lo que iba. Eso sí, con los pies plantados en la tierra. Quería competir con Hugo, y eso, gracias a dios, me ha ayudado a crecer como futbolista. El nivel de los compañeros que tuve en el Celta me ha beneficiado para mejorar. Competir con un gran jugador, te ayuda a progresar. Mallo es un capitán dentro y fuera del campo. Es una excelente persona y un profesional grandioso.

— Las Palmas camina hacia su objetivo en estas primeras jornadas de liga y ya es tercera en la tabla. ¿Esperaba encontrar al equipo tan entero después de un año tan malo como fue la campaña pasada?

— La verdad es que me sorprendió para bien. Y eso dice mucho del equipo al que vine, de la afición y de mis compañeros. La verdad es que estoy muy contento de estar aquí, sinceramente creía que me iba a costar un poco más adaptarme. Es la segunda vez que me voy tan lejos fuera de casa y estoy muy cómodo. Todo el mundo me ha acogido bastante bien.

— Cuando Toni Otero le llamó, ¿pensó su fichaje o lo tuvo claro?

— A Toni Otero lo conozco desde hace bastante tiempo. Él trabajaba con la cantera del Celta y siempre puso los ojos en mí. Cuando se marcha al Lugo, me lleva con él y me transmite su confianza. Y este curso, cuando ficha con Las Palmas y me dice que le gustaría contar conmigo, ni me lo pienso. Para mí estar en la Unión Deportiva es dar un salto muy importante y bonito. Espero que al final de temporada todavía sea más bonito.

— Al final, retrocede un paso para, si todo sale bien, dar dos hacia adelante en su carrera deportiva.

— Vengo de un gran equipo, pero decirle no a la UD era difícil. Aun así, no creo que sea dar un paso atrás. Quizás sea mantenerme en esa línea porque este es un gran equipo y el proyecto de Las Palmas está lleno de ambición. Todos esperamos estar el año que viene en Primera División.

— Que la UD cuente con Manolo Jiménez como entrenador, tras coronarse como campeón en Grecia, es un aval para cualquier futbolista.

— Para mí, lo más importante es que el entrenador tenga toda su confianza depositada sobre mí. Yo lo que intento es demostrar con trabajo que tengo un sitio. Siempre procuro sacrificarme al máximo y eso Jiménez lo valora mucho.

— El otro día mencionó el técnico, tras empatar ante el Alcorcón, que sus extremos eran usted y Alberto De la Bella. ¿Cómo se siente teniendo todo el carril derecho para galopar?

— Siempre me ha gustado atacar. Comencé jugando de extremo y eso luego lo notas cuando tienes que subir la banda. Llegar a línea de fondo con claridad y poder poner centros a jugadores como Araujo, Rafa Mir o Rubén Castro es una de las cosas más importantes que debo hacer.

— Durante estos primeros partidos se ha visto un bloque muy férreo en la retaguardia. ¿Qué le pide el preparador sevillano a la defensa?

— Siempre nos pide que estemos juntos, que hagamos las coberturas y que nos ayudemos entre nosotros. Jiménez nos deja claro que no nos descoloquemos, que no podemos subir dos o tres arriba y dejar la zona defensiva descolgada por si perdemos un balón que nos perjudique. Eso sí, quiere que tengamos confianza en la parcela ofensiva.

— Por su banda suelen jugar Rafa Mir, Tana o incluso Maikel Mesa. Ninguno es de estar pegado a la línea de cal. ¿No se le hacen largos los partidos? ¿Echa en falta a alguien por delante suya?

— Depende mucho del rival. A veces se te hacen un poco largos los partidos, pero entrenamos para que no sea así. Intentamos esforzarnos siempre para competir los noventa y tantos minutos que dura el partido al máximo nivel. Sinceramente, a mí incluso me beneficia que no juegue un extremo por delante. Al irse hacia el centro, me dejan la banda para poder llegar y colgar centros al área.

— Tras los dos últimos tropiezos se antoja clave vencer al Almería este sábado en su feudo.

— Cada partido es importante, ya sean fuera o en casa. Venimos de una derrota y de un empate, que no era lo que queríamos. Ahora nos toca ir a Almería y lo haremos todavía con más ganas.

— ¿Qué sensaciones tiene el grupo para afrontar una nueva batalla por el ascenso?

— Nos vamos a encontrar lo mismo que vimos en Gijón. Es un campo histórico, un equipo con bastante historia también y el Almería nos va a exigir mucho. Para hacernos con la victoria tendremos que dar el cien por cien. Seguramente sea un encuentro muy disputado. Trataremos de llevarlo a nuestro juego. Buscaremos la posesión, llegar por bandas y tener ocasiones para encontrar la victoria.

— La categoría de plata del fútbol español tiene mucho nivel y la clasificación hace justicia. El precio por un billete a la élite está alto.

— Van a ascender los equipos que mejor sepan adaptarse en cada campo, tanto en el del Numancia o en el del Lugo como en el del Zaragoza o el Sporting. Nosotros eso lo tenemos muy claro y sabemos lo que debemos hacer para lograr el ascenso. A veces saldrá y otras, seguramente, no tendremos la misma suerte, pero nosotros lo intentaremos todo para ganar siempre lo máximo posible.

— ¿Pesa el cartel de favorito que tiene la Unión Deportiva?

— No, todo lo contrario. Cuando eres el favorito todo es más bonito. Yo, al menos, juego con más tranquilidad y siento menos presión. Te sientes cómodo, te dejan jugar y lo que haces es intentar jugar al fútbol en cualquier campo. Mira el Alcorcón o el Málaga, vinieron aquí y se encerraron atrás, esperando la contra. Es difícil competir con equipos así, pero nosotros, siendo favoritos, intentamos buscar siempre tocar el balón y llegar para hacer goles.

— En la grada, una de las mayores preocupaciones es el poco juego que está desplegando Las Palmas. ¿Le falta fútbol a esta UD?

— Es muy difícil jugar bien en Segunda. Influye mucho la exigencia del rival. Cuando el otro equipo se mete entero en su campo, todo es más difícil. Ante el Alcorcón hubo fases en las que jugamos bien al fútbol y los metimos dentro de su área. Solo nos faltó acierto de cara al gol.

— La sensación que transmite el equipo es que no importa el cómo mientras se consiga el objetivo.

— Obviamente, si puedes ganar jugando bonito pues mejor. Es lo que me gustaría, pero todos sabemos lo que hay y es muy difícil. Aquí tenemos la obligación de ganar como sea. Sabemos los campos que tenemos enfrente, la grandeza de los rivales y trataremos de ganar de la forma que queremos. Si no, pues tenemos jugadores de sobra para competir de cualquier manera. Lo importante es el equipo.

— De no conseguir el ascenso, ¿se podría catalogar como fracaso?

— No... (ríe). Algo comprometida esta pregunta (continúa con las carcajadas). Lo que tenemos que hacer es ascender y ya evitamos que exista esta posibilidad.

— Bueno, con el objetivo en mente y con el compromiso presente, ¿alguna promesa en caso de volver a Primera División el próximo curso?

— Por supuesto (vuelve a reírse). Te doy mi palabra de que, si logramos el ascenso a Primera División, me tiño el pelo de amarillo (responde mientras estrecha la mano con decisión).

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