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Momo: «Los que creen que estamos muertos se equivocan»

Veterano con galones en la UD Las Palmas, Momo inyecta optimismo y esperanza en tiempos en los que no es fácil hacerlo. En puertas de un partido definitivo ante el Levante, su apuesta es ganadora y con un alegato decidido a las posibilidades propias. Advierte de que el equipo está en la lucha, y de que así seguirá.

Jueves, 1 de enero 1970

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— ¿Es de la opinión de que el partido del domingo ante el Levante es a vida o muerte?

— Es el partido más importante de los últimos años después del que jugamos ante el Zaragoza para el ascenso a Primera División. Va a marcar un punto de inflexión para bien o para mal y lo afrontamos con la mentalidad de hacer las cosas bien y sacar el mejor resultado posible.

— Con todo lo mal que se han hecho las cosas, aún hay vida. ¿Es el mejor estímulo que le queda a la UD para creer en que todavía es posible el milagro?

— Sabemos que, desde el principio, hemos vivido situaciones difíciles porque no se han hecho las cosas bien. Hemos sufrido mucho, aunque todos somos culpables de lo que nos ha pasado. Pero hay vida y esperanza. Nos agarramos a todo, al domingo, a la final que vamos a jugar, también al calendario que nos queda, que pienso es mejor que el del Levante. Todo puede sumar a nuestro favor si hacemos las cosas bien.

— ¿Cómo visualiza el encuentro del Ciutat de Valencia?

— Será un partido en el que tenemos que controlar los nervios. Los dos nos jugamos mucho y el equipo que tenga más calma, seguro que aumentará sus opciones. Ellos, está claro, saben que tienen siete puntos de ventaja y eso puede hacer que se tomen todo a la expectativa, con menos presión. Y nosotros tampoco podemos querer meter un gol en el primer minuto. Debemos ir a hacer nuestro trabajo, saber que tendremos oportunidades y no caer en la desesperación. Sabemos que si nos adelantamos, el Levante lo puede acusar.

— Pero, sin ir más lejos, contra el Deportivo, otra de las finales por la permanencia, el ponerse 0-1 en Riazor tampoco valió para sumar los tres puntos...

— Fue un partido que nos dejó la enseñanza de que debemos saber gestionar mejor los partidos. Creo que hemos aprendido la lección y que no se volverá a repetir. Con todo lo que nos está costando ganar, no podemos permitir que, al cobrar ventaja, el rival luego nos iguale en el marcador.

— ¿Duele que se diga que la UD no le gana a a nadie?

— Eso lo llevas dentro y duele que haya esa desconfianza en el equipo. Pero es normal, porque los resultados están ahí y tampoco nos vamos a engañar. Nos hemos ganado a pulso estar así. Eso tiene que picarnos el orgullo y hacernos ver que podemos tirar para adelante pese a que todo pinte tan mal. Queremos demostrar que se equivocan los que nos dan por muertos. Entendemos la decepción de la afición, aunque, insisto, hay posibilidades de darle la vuelta a esto. Si al final nos salvamos, podremos recompensar a todos.

— ¿Cómo está el vestuario ante lo que que viene, ya con un calendario en sus curvas finales y decisivas?

— Se nota en el ambiente lo que nos jugamos. Hay un muy buen grupo humano y profesional. Está claro que la ansiedad está presente porque a nadie le gusta vivir lo que estamos viviendo. Muchos grandes equipos se han metido abajo y no es fácil saber aguantar esto. La presión en la UD es normal, hay que asumirla por todo lo que lleva detrás este club y, repito, no queda otra que tirar hacia arriba.

— Mucho que ganar y, también, mucho que perder. ¿Se asume que luego no valdrán excusas si se fracasa en el intento?

— Somos conscientes de eso. No queremos ni pensar en que todo puede ir mal porque la idea es ganar y pienso que lo vamos a conseguir. Una vez que sumemos esos tres puntos, las cosas, seguro, se verán de otra manera pese a todo lo mal que lo hemos venido haciendo hasta ahora. Incluso creo que si empatamos tampoco podemos tirar la toalla. Lo que está claro es que no podemos perder de ninguna manera porque, entonces sí, ya todo sería complicadísimo por no decir imposible.

— Ya lloró un descenso con la UD, allá por 2004 a Segunda B. Seguro que no quiere repetir...

— El fútbol te da momentos buenos y malos. Ascensos y descensos. Aquel descenso a Segunda B en El Ejido fue muy duro, pero luego me tocó vivir cosas bonitas en otros equipos e, incluso, cumplir el sueño de volver a Primera con la UD. Uno ya tiene experiencia, son muchos años ya como profesional. Confío en que, desde luego, no tenga que volver a vivir esto y, por ello, tanto yo como mis compañeros vamos a seguir peleando hasta el final. No me planteo que las cosas vayan tan mal de aquí a final de temporada.

— En clave personal, vuelve a ser protagonista. Paco Jémez le ha dado galones y confianza en el tramo de temporada más importante...

— Llevo una temporada complicada con las lesiones. La hernia cervical, el gemelo... Es imposible tener regularidad así. Uno también es consciente del nivel que puede dar, de la edad que tiene y del ritmo y exigencia que hay en una categoría como la Primera División. Pero siempre que salgo al campo trato de ser válido y apretar. En los últimos partidos el míster ha confiado en mí, pese a que venía de una lesión de casi dos meses. Me ha costado entrar y cada vez me encuentro mejor. Ojalá pueda seguir teniendo protagonismo, aunque lo más importante es que el equipo gane, juegue de titular o me toque esperar una oportunidad. Soy canterano, quiero a la UD y, por encima de todo, deseo que nos salvemos.

— Pero si puede ayudar en el césped, tanto mejor...

— Lo prefiero así porque se sufre menos. Fuera lo pasas fatal porque sientes impotencia al no poder ayudar a tus compañeros.

— ¿Le ha pedido algo en particular el entrenador?

— Me pide que haga valer mi experiencia en el campo, de transmitir al resto calma y confianza para poder hacer las cosas bien. Tenemos gente joven de mucha calidad a la que puede pesarle estar como estamos y lo que es fundamental para el bien del equipo es que suelten y den lo mejor que llevan dentro. En este sentido, la labor de veteranos como yo puede ser importante.

— ¿Cómo valora que se ponga en duda la profesionalidad y competencia del equipo? ¿De qué manera se digieren este tipo de críticas?

— Eso es normal. Lo he vivido en muchos equipos diferentes, no solo en la UD. Aquí tenemos la suerte de disfrutar de una afición espectacular, que vive nuestros partidos con intensidad y pasión y a la que le ha costado mucho ver al equipo en Primera. Que les duela vernos así tenemos que asumirlo. Hay que aceptar esto porque es ley de fútbol. La gente está quemada y sus críticas deben hacernos reflexionar. Hay críticas constructivas que nos pueden valer para crecer. Y las críticas destructivas o negativas deben endurecernos y no hundirnos.

— ¿Es optimista para lo que viene?

— Lo soy, como al igual que mis compañeros. Ojalá todos pudieran ver el ambiente que hay en el vestuario, con unas ganas enormes de que llegue el partido del domingo para dar ese primer paso que tanta falta nos hace. Yo creo en la UD. Y sé que en el fútbol de una semana para otra todo puede dar un vuelco. Cuando empatamos contra el Barça la gente se enganchó y pensó que lo teníamos en la mano. Luego llegaron derrotas que nos desengancharon. Ahora nos quedan ocho partidos por delante en los que tenemos el reto de darle la vuelta a todo y, pese a lo que pueda parecer por cómo está la clasificación, creo que lo vamos a conseguir.

— Acaba contrato en junio.

— Siempre he ido año a año y mis renovaciones han sido así.

— ¿Le condiciona esta incertidumbre de no saber qué va a ser de usted más allá de esta campaña?

— Para nada. Para mí es un orgullo defender esta camiseta y trato de dar lo máximo cada día. Cuando llegue el momento, si el club quiere seguir contando conmigo, para mí será una alegría inmensa y seguiría encantado. Y si me hablan de dar un paso al lado, pues lo entenderé. Uno sabe que en el fútbol hay etapas que empiezan y otras que terminan. Pero no pienso en eso. Lo importante es el club, el equipo y salvar la categoría. Al acabar la temporada habrá tiempo para pensar en esas cosas.

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