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Se acabó el ciclo de Jonathan Viera en la UD Las Palmas. El fin de una carrera inmaculada en el club de su vida. El futbolista de La Feria, tras rescindir contrato días atrás, quiso dar sus explicaciones en la sala de prensa de Barranco Seco. Emocionado, sabiendo que, lo más probable, es que fuera la última vez que se sentara en esa silla, atendió a lo medios de comunicación. El adiós de una leyenda. Escoltado por el que fuera su cuerpo técnico, su presidente, la directiva, su aprendiz Alberto Moleiro, toda la plantilla y también sus amigos. Todos quisieron estar.
«Tengo un texto para despedir, pero no sé si voy a poder. Lo intento. Esto es un poco triste para todos. Primero quiero agradecer, sobre todo a mi familia, al club, presidente, Tonono, fue el primero que me vio… a todos mis compañeros que están aquí. Cuerpo técnico, utilleros, médicos. Todos forman parte de mi proceso aquí. Las etapas se acaban, quizás todos pensábamos que sería de otra manera. Era lo que nos merecíamos todos. El club, la afición y yo, que llegué al club con 15 años y me voy hoy, ya con 34, y muchas cosas buenas. No quiero quedarme con esta última etapa, que ha sido dura, tanto a nivel personal como profesional. Eso solo es un dos por ciento. He vivido cosas maravillosas. No me voy con mal sabor de boca, me voy con una sonrisa, como soy yo. No hay que darle más vueltas. No quiero dramatizar con lo que ha sucedido. Me duele. No puedo venir aquí y no decirlo. Así soy yo. Me llevo grandes personas personas. Les queda mucho recorrido a todos ustedes juntos -dijo mirando a sus compañeros-. Me hubiese gustado estar hasta el final, pero no se ha podido. No sé si algún día, como futbolistas o no, tal vez esté aquí, con mi afición, con mi gente. Me hubiese gustado despedirme jugando», comenzó Viera, emocionado.
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«Muchas gracias a todos por el cariño brindado estos años, lo he dado todo en el campo, y para mí ha sido todo un placer estar aquí», indicó el futbolista. «Hay un problema con el entrenador. Yo el mío lo sé, el de él no lo sé. De ahí se empezó a nublar todo. Yo soy un tío justo. La bola se hizo cada vez más grande, no sé paró y me hice a un lado. Hablé con el presidente. Nunca pensé que llegaría a eso», confesó Viera con contundencia.
«No sigo siendo el capitán porque me marcho. Yo sí sé el problema que tengo con el entrenador, no sé el del entrenador conmigo. He tenido un problema personal muy grave con mi mujer, que tenía. Si alguien ha sido justo en los peores momentos del entrenador, he sido yo. Al revés no ha sido así. Yo esperaba que se acercara y me dijera: cómo está tu mujer, espero que esté todo bien», criticó con contundencia a Pimienta.
«Moleiro tiene un talento descomunal, ni él sabe el talento que tiene. Estoy cien por cien futuro que será un futbolista espectacular», halagó sobre Moleiro. «No sé qué va a pasar, estamos barajando cosas. Tengo muchas ganas de jugar, tengo hambre. Estoy subiéndome por las paredes. No sé dónde. Si me toca jugar en España y vengo a hacerlo contra Las Palmas…», dijo mirando a sus compañeros con cara de pillo.
«El paso adelante ya lo han dado, el equipo compite cada fin de semana. En confianza y en personalidad han crecido muchísimo. Hace años que llegué y ellos eran muy jóvenes, con dudas. Verlos competir con esa intensidad me llena de satisfacción», comentó Viera.
«En Villarreal no pasó nada. No hubo patadas ni puñetazos. Tenía un problema con mi mujer, fui a Villarreal, fui suplente y ganamos. Estaba tranquilo. Luego volví a casa», continuó Jonathan. «No ha habido ningún momento para sentarme a hablar con el entrenador», zanjó.
«Es difícil quedarme solo con un momento. Hicimos un fútbol muy bueno, con Setién, también con el míster. Pero tal vez esos diez primeros partidos con Jémez, cuando nadie nos conocía. He ido a la selección con Las Palmas, cuando hacía tiempo que nadie iba con el club. Los dos ascensos. No puedo quedarme solo con una cosa», destacó Viera sobre su trayectoria.
«Yo mi idea era quedarme aquí y no tener que salir más fuera. Esto es fútbol, la vida. Los dos queremos que el club crezca, el presidente y yo. Amamos al club. Lo mejor era que diera un paso al costado. Yo era la rama más floja, yo entiendo el momento y las cosas. Ya no sé podía intentar arreglar nada. Nunca me iría al Tenerife. Yo amo este club. Es cuestión de sentimientos. Me gustaría sacarme el título de entrenador y ya luego se verá. Por saber jugar bien al fútbol no tienes que ser buen entrenador», concluyó Viera con emoción.
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