«Acabé en Andorra por el FC Barcelona. Me explico. En 1989 dirigía una escuela en Bigastro (Alicante) y me ficha el Barça para su cantera. Pero Núñez, que era el presidente, decidió mandarme a Andorra para impulsar el fútbol. Era habitual que el Barça pasara ciclos de sus pretemporadas en Andorra y lo vieron como una posibilidad de crear estructuras y organización en un sitio donde no había nada. Y emprendí el reto con toda la ilusión del mundo», detalla.
Hasta 1996, Tonono ejerció todo tipo de cargos y responsabilidades en el desarrollo de su ciclo andorrano: fundó una escuela de iniciación para niños, fue director de la Federación Andorrana, seleccionador de base y director deportivo del club, cuyos hitos primigenios fue ganar una Copa Cataluña o estar cinco años en Segunda B. Se apuntó, además, el mérito de lograr que la FIFA reconociera la condición Andorra para que compitiera internacionalmente. «Disputamos un amistoso con Brasil en Francia y el primer encuentro de Francia, tras ganar la Copa del Mundo de 1998, fue ante Andorra. Pelé nos visitó, al igual que Romario, Stoichkov... Fue un ciclo de gran crecimiento, de muchos avances que le dieron a Andorra y al FC Andorra una visibilidad hasta entonces desconocida», destaca.
Tonono captó para su proyecto a ilustres como Vicente Dauder, recordado entrenador de la UD en la decáda de los sesenta y artífice del ascenso a Primera de la campaña 1963-64 (»«uder residía en Andorra y acabó siendo secretario técnico»), o numerosos jugadores canarios, casos de Ruano, Iglesias, Emilio Cabrera, Pedro Cruz, Quique, Javi Ortega o Narciso, entre otros. Con los años, jóvenes promesas andorranas acunadas bajo su batuta como Ildefonso Lima (nacido en Barcelona pero criado de siempre en el estado independiente) o Marc Bernaus acabarían jugando en Las Palmas. Lima, de hecho, ha sido el capitán de la selección acumulando 134 partidos y sigue jugando en el campeonato nacional en las filas del Escaldes pese a que en diciembre cumplirá 43 años. Ambos llegaron en la campaña 2002-03 y, bajo las órdenes de Yosu Uribe, dieron un rendimiento más alto del esperado.
«Andorra me marcó en todos los sentidos porque pude encabezar un proyecto que dio sus frutos, generador de cantera y de una metodología de trabajo que ha terminado teniendo un resultado más que positivo. Al Andorra antes iban los jugadores que se preocupaban más por el incentivo económico, de manera mayoritaria. Cuando llegué no había un respeto a la cultura deportiva, por así decirlo. Eso poco a poco lo fuimos variando, impulsamos al equipo y a la selección, captamos a muchísimos niños que se pasaron al fútbol... Fue una experiencia de la que me enorgullezco personal y profesionalmente. No era fácil plantarse allí hace más de treinta años... Y ahora miren donde está el Andorra», enfatiza.
Con viajes continuos por asuntos personales, recientemente visitó a Eder Sarabia, al que ya conocía de su etapa anterior en la UD como segundo de Quique Setién y que ahora será rival en la banda de García Pimienta. Admite que es «inevitable» que se sienta «un poco partícipe» de lo que se está viviendo con la primera campaña en Segunda.
El lunes, sensaciones especiales
«Felicité a Eder y le deseé todo lo mejor, menos cuando se enfrente a la UD, porque eso será para bien de una tierra que significa muchísimo. Ahora cuentas lo que encontraste y tuviste que hacer y casi que ni te creen porque ya se sabe que el fútbol no tiene memoria. Pero sí, miro para atrás y considero que algo se hizo bien para que Andorra lleve mucho tiempo en el mapa y se haya ganado un respeto en el fútbol tanto español como europeo», argumenta.
Con vistas al encuentro de la tercera jornada que viene en camino, y que vivirá en la grada del Gran Canaria, apunta: «Es un sueño cumplido ver al Andorra medirse a la UD. Una posibilidad que parecía inalcanzable pero que ha premiado la constancia y el empeño que se puso por parte de muchísimas personas. Un país en el que el fútbol antes era algo minoritario, casi inexistente, y que, en estos momentos, es generador de ilusiones y de orgullo. Ni se pregunta qué equipo quiero que gane porque la UD está siempre por encima de todo. Pero si me dicen qué otro equipo quiero que gane siempre, después del mío, no dudo ni un segundo en decir que el Andorra. Y a partir del lunes, volveré a querer que ganen todos los partidos que jueguen y sigan construyendo para el futuro».
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