
La herida abierta de Pimienta con el Barça tras ser despedido por Laporta
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En 2021 fue fulminado del filial culé y acusado por el presidente de no seguir la filosofía impuesta. El técnico le respondió: «Quería poner a los suyos»Secciones
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En 2021 fue fulminado del filial culé y acusado por el presidente de no seguir la filosofía impuesta. El técnico le respondió: «Quería poner a los suyos»En el sentimiento azulgrana del que no reniega y constituye, además, un motivo de orgullo para García Pimienta hay una herida abierta o cuenta pendiente, según se interprete, que cobra especial actualidad y relevancia con el partido que abre 2024 para la UD y que, por designios del calendario, trae como rival al Gran Canaria al FC Barcelona.
Será la primera vez que se enfrente al escudo en el que se formó, tanto en las facetas de jugador como de entrenador, y todo lo que dirá del club azulgrana serán palabras de agradecimiento y admiración por su experiencia vital, pero lo cierto es que su salida de la que considera su casa distó mucho de las circunstancias deseadas, incluso con algún reproche a su competencia en el banquillo que él consideró injusto y traicionero.
En junio de 2021, pocos meses después de su toma de posesión como presidente, Joan Laporta ordenó cambios drásticos en el organigrama de la cantera culé y uno de los daños colaterales vino con la destitución sorpresiva de García Pimienta, entonces al frente del filial. Con un año más de contrato y aceptando la revisión de sus condiciones salariales para adecuarse a la política de restricciones que se impuso en el Barça, Pimienta había planeado, incluso, una reunión organizativa para planificar el curso 2021-22.
Tras veinte años en las categorías inferiores de La Masía, y luego a haber tenido a sus órdenes de jugadores como Messi o Piqué es ir ascendiendo peldaños hasta ganar la Youth League con el Juvenil A en 2018, lo que le abrió las puertas del Barcelona B, de un plumazo se veía en la calle. De nada le valió una hoja de méritos impuluta que contemplaba, además, dos fases de ascenso a Segunda y un prestigio interno que le llevó a ser candidato a coger las riendas del primer equipo en varias coyunturas. De hecho, donde está hoy Xavi podía haber estado él.
A Pimienta le dolió este despido que ninguneó su trabajo, pero más le hirió el argumento que expuso públicamente Laporta para justificarlo: en octubre de ese año, y en palabras pronunciadas en la Asamblea General de Socios, afirmó: «No veíamos al Barça B integrado en la línea de filiales».
Una puñalada que el propio Pimienta, en declaraciones posteriores a Jijantes, puso en evidencia: «Estas palabras me demuestran que no tenía excusas, solo quería poner a los suyos, que fue la razón que me dieron. Decirme que yo no iba en la línea del fútbol base... Es todo lo contrario. En 2018 cuando me hago cargo del Barça B es cuando se vuelve al origen. En los años anteriores se habían formado plantillas top sin opciones de jugadores que llegasen al primer equipo».
Cacicada o no de Laporta, lo cierto es que esta decisión puso en el mercado a Pimienta y, medio año después, recibió la llamada de Luis Helguera para preguntarle si quería entrenar a la UD. El resto de la historia es de sobra conocido.
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