El gol más buscado por Rubén Castro
No fue un gol más para Rubén Castro. Y esto, en un especialista del área que ya lleva varios cientos a sus espaldas, ya tiene su historia. En una temporada que no está siendo fácil ni a nivel individual, con paso por el quirófano y una baja de cuatro meses, ni colectivo, con una UD de trayectoria sinuosa, Rubén al fin pudo marcarse una sonrisa sin cadenas y una celebración de las que le gustan el miércoles en Almería. Le hizo ilusión ver puerta porque quería tener una dedicatoria para su hijo del mismo nombre que celebraba su quinto cumpleaños. Y, sobre el césped, así lo demostró, exhibiendo una camiseta con leyenda dirigida a él. Pero la alegría no hubiese sido completa si su remate de zurda a la red no hubiese alcanzado para ganar, tal y como le había venido pasando en el calendario en curso. Hasta la pasada jornada, el ariete totalizaba cinco goles pero, paradojas, ninguno había servido para apuntar triunfos en el casillero de la UD. Rubén vio puerta en la visita a La Rosaleda frente al Málaga (1-1), firmó un doblete en el Gran Canaria ante el Racing (2-2), también anotó en casa en la derrota contra el Cádiz (1-2) y aportó otra diana en el campo del Numancia para el empate final (1-1). Quedaba la asignatura pendiente de un acierto ganador que, tras tanta espera, pudo darse en esta ocasión.
Rubén nunca fue hombre de mucha expresividad ni reivindicaciones públicas. Prefiere hablar en el campo y le defiende, muy bien por cierto, una carrera profesional en la que lucen estadísticas al alcance de privilegiados. En números y vigencia, porque lleva facturando en el área contraria desde siempre. Pero, dentro de su hermetismo característico, dicen que sí se le veía feliz al regreso en el vuelo chárter que aterrizó de madrugada en la isla.
En un momento especialmente delicado para el equipo, tras doce jornadas consecutivas de sequía y que ponía en cuestionamientos a la UD, una definición perfecta al palo largo, tras irrumpir al hueco que vio Benito con su pase, se tradujo en tres puntos de un valor único. Importante para el grupo sentirse otra vez en piel ganadora e importante, también, para él, cuyo reinicio liguero no pasó del gris en el duelo con el Girona, con sustitución incluida. No hay mejor vitamina para un delantero que el gol y Rubén emergió en Almería con todas las de la ley.
Pepe Mel le tiene devoción ilimitada porque le conoce como nadie. Y sabiendo que quizás tuviera demasiada soledad arriba en la vuelta a la competición, una de sus variantes tácticas pasó por darle realce con Varela como centrocampista llegador y Cristian a su lado. Rubén no rota, con Rubén se dosifica. Ahí está el plan del entrenador, que nunca dudó del diferencial que aporta con su experiencia y manejos en el frente ofensivo. Mel sabe de lo que va el oficio de delantero, sometido a la tiranía de las rachas y poco agradecido si no entra la pelota.
Casualidades o no, el día en el que le procuró a Rubén acompañamiento y se le vio bajar a recibir, marcarse un carrerón desde el centro del campo, rematar, ejercer de interior y tener una participación notable, incluso en acciones en campo propio, la respuesta que recibió no pudo ser más productiva. Y tardó lo justo en resguardarlo, justo al descanso, como se justificó en su comparecencia posterior. Para un delantero que en nada cumplirá 39 años deben elegirse las batallas y los momentos. Y si durante la campaña ya siguió un plan personalizado, también condicionado por su lesión, ahora ha consensuado con él seguir igual. Es la mejor manera de que se siga viendo al mejor Rubén.