Una derrota que no lastima
Fútbol ·
La propuesta de la UD sale reforzada pese a caer ante el Betis. Posesión y ocasiones así lo refutan
Hay derrotas que no lastiman como otras, aunque dejar de sumar jamás permita la satisfacción completa. En esta mezcolanza transita la UD tras su paso por el Benito Villamarín, plaza de la que salió de vacío aunque diera un nivel notable frente al anfitrión, un Betis siempre afilado. El gol de Willian José y, mayormente, las paradas antológicas de Vieites, portero local al que todos sus compañeros abrazaron a la conclusión del choque para evidenciar su papel estelar, arruinaron la crecida del equipo en la segunda parte. No es asunto menor engullir al Betis en su guarida como hizo Las Palmas y, por ahí, se pueden extraer muchísimos apuntes constructivos y esperanzadores para lo que viene.
Ni de lejos estuvo igual de bien el equipo en la jornada antes del parón, en la que pescó en el campo del Atlético Osasuna (1-1), pero así es la competición en Primera, frecuentemente ajena a méritos y que responde a que entre o no la pelota. En Sevilla eso fue lo que sucedió. Cierto que Valles también salió en la foto por varias paradas, incluyendo la previa al tanto decisivo, pero, a diferencia de otras ocasiones, el brillo se centró más en el frente ofensivo y sus acometidas que en la capacidad de achique.
Los datos no engañan: la UD se embolsó la pelota en un 60,8% del total, respetando su media habitual y hasta en quince ocasiones remató, siendo cinco entre palos y en todas, sin excepción, con aparición salvadora del cancerbero verdiblanco. Marvin en dos ocasiones seguidas antes del descanso, Sandro, Kirian y un misil de Coco, ya al final, requirieron la versión más superlativa de Vieites. El asedio sobró tintes mayúsculos en la fase final del choque. De hecho, la acción de mayor peligro del Betis tras el descanso fue un mal despeje de Coco sobre su propia portería. Esa capacidad de manejar el partido en un campo exigente como el que más en la categoría y sitiar a un adversario de este calibre hablan mucho y bien de los recursos propios.
Un gran Moleiro
Moleiro fue, por encima de todos, un elemento desestabilizador y que volvió a ofrecer un repertorio sublime. Indetectable en el costado izquierdo, con gestos catedralicios, como deshacerse de su marcador con un regate sin balón, amagando de espaldas y saliendo por donde no se le esperaba, hasta Pimienta le pidió desdela banda que armara el remate cuando se vio en posición franca. Ya ha cantado bingo largando la derecha desde lejos y eso fue lo único que le faltó en Heliópolis. Pero, a falta de Viera, que el tinerfeño esté como está supone un alivio definitivo a la hora de diversificar opciones. Marvin también se mostró como un tipo fiable como interior diestro. Tuvo llegada, capacidad de desborde y profundidad.
«Hemos tenido mucha personalidad contra el Betis. Esta es la línea a seguir», sintetizó García Pimienta a la conclusión del partido aunque, lamentando, eso sí, la falta de definición («esto va de goles») y algunos desajustes en la salida del balón que se pagaron caros, ya que la acción del 1-0 parte de una pérdida entre Perrone y Kirian («si te equivocas, lo pagas»). La recuperación de Sandro, muy activo en los minutos que tuvo, incluyendo un buen zapatazo, puede ayudar a paliar esa poca definición lamentada. Para lo segundo, jugar desde atrás con los riesgos que implica ante una presión masiva, lo que cabe es pulir movimientos porque Pimienta no negocia en su manual de estilo, prohibidos los pelotazos y con orden de combinar desde la paciencia y la precisión.
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