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Aguirregaray y Etebo se apuntan a la lucha final

Aguirregaray y Etebo se apuntan a la lucha final

El lateral uruguayo y el centrocampista nigeriano irrumpen con fuerza en la batalla del miedo en el Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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La UD Las Palmas presentó nuevas unidades en la batalla del miedo, en la de evitar una agonía que recrudece el devenir de una entidad en la máxima competición nacional. Una lucha sin cuartel, sin apenas munición y en la que predominaba sacudir el balón al estilo del Seis Naciones de rugby o de la Super Bowl de fútbol americano en busca de alejar el balón del terreno propio para avanzar yardas.

La necesidad aprieta y Paco Jémez se olvidó de las raíces del representativo, con solo Jonathan Viera abanderando la ilusión de la cantera- para dar cabida a los integrantes de un último escuadrón reclutado para llevar a cabo una misión de vértigo. Cinco de los siete refuerzos: Alejandro Gálvez, Nacho Gil, Matías Aguirregaray, Gaby Peñalba y Oghenekaron Etebo -Jairo y Emenike no fueron convocados- alimentaron una alineación en la que únicamente el propio Viera y el lateral brasileño Míchel Macedo, quien volvió al plantel tras un mes y medio lesionado, se mantenían del pasado curso. Una evidencia de lo mucho que ha cambiado una Unión Deportiva que se salvó con meses de antelación y ahora persigue que le salgan las cuentas. Y en ese intento ya ha empleado a 35 jugadores en esta Liga.

Dani Castellano, muy lejos de su mejor versión, y Tana cedieron su sitio en el once con respecto a la visita al Wanda Metropolitano al lateral uruguayo y al centrocampista nigeriano. Y ambos no defraudaron en su estreno en el Gran Canaria. La verticalidad y la intensidad de un incisivo Aguirregaray contagió a una grada que quedó gratamente sorprendida con su nuevo carrilero, un poco anárquico, pero con un empuje que se convierte en otra amenaza ofensiva para los amarillos. Una situación parecida a la del incansable Etebo, un poco perdido al principio, pero con fuerza y llegada para sumarse a la causa.

La nota negativa la puso un endeble Nacho Gil, sin chispa, y que fue suplido por Halilovic en el minuto 60, el cambio de chip de pelear por un puesto de Champions al reto de la salvación en su primera incursión en la élite no termina de ser asimilado por una de las promesas del vivero taronja.

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