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— ¿Qué tal van esas lesiones?
— Ahí van, poco a poco. Estoy a la espera de ver qué me dicen los médicos estadounidenses para saber si tengo que operarme de la muñeca. Un mes antes de la pelea tuve una fisura en la costilla y tuve un hundimiento. Ya no solo era que me costase respirar, sino que, además, no podía hacer sparring, tampoco podía hacer combates y todo lo que hacía lo hacía intentando que no me molestara. Pero era mi final, mi gran oportunidad y tenía que entrar sí o sí por la puerta grande.
— Le ha costado lo suyo hacerse un hueco con los mejores luchadores del mundo. ¿Cómo lo ha conseguido?
— ¿Que la lucha canaria me ha ayudado? Sí. Yo recuerdo estar lesionado y decir: no estás lesionado, tienes que luchar. Esa resistencia de saber que tengo que competir, sí la he heredado de la lucha canaria. Pero, por ejemplo, el nivel competitivo semanalmente no lo encuentras en ningún otro deporte. Y yo estoy acostumbrado a levantar a chicos de 140 kilogramos. Pones a uno de 120 y me es más fácil moverlo. Aunque haya perdido potencia...
— ¿Cómo ha asimilado estas semanas el hito que ha logrado al convertirse en el primer español en ser UFC?
— Sinceramente no esperaba ni buscaba tener esta repercusión. No te voy a decir que no la quería, porque no estaba en mis planes, pero hice lo mismo de siempre: ponerme unas metas e ir a por ello. Y me propuse ir a Estados Unidos para ver de qué era capaz. Yo quería hacer una carrera, un combate, entrenar con esta gente, enfrentarme con un antiguo UFC, etc. Y, cada quiero, lo iba superando hasta que me di cuenta de que iba muy bien. Ahí fue cuando realmente dije que quería entrar en la UFC. Lo que no pensaba es que fuera tan difícil. Me dejé llevar por las emociones pero no fue nada fácil ni como me lo imaginaba. Allí hay un rollo de managers y cada uno te decía una cosa hasta que te vas dando cuenta de que te están manipulando. En el fondo era un tema personal y en ningún momento pensaba que pudiese tener tanta repercusión. Me han hablado muchos deportistas y personas que no pensaba que me fueran a halagar.
— Y siempre con la isla de Gran Canaria presente.
— La gente de aquí me ha apoyado muchísimo. Siempre de una forma o de otra. El cariño de la isla ha sido tremendo. Eso sí, empecé solo y acabaré solo. Esto es un barco que se acabará cuando yo estime oportuno. Tengo 38 años y espero, si todo va bien, estar al máximo nivel unos cuatro o cinco años. Me encantaría ayudar para que este deporte crezca aquí. Cuando yo decía en Estados Unidos que era de Gran Canaria me preguntaban si eso pertenecía a España. ¿España?, me decían (relata entre risas).
— Desde fuera puede parecer fácil, pero el camino ha sido largo.
— Tal vez, por la televisión parezca fácil, pero allí estábamos 100 de los mejores peleadores del mundo, que se dice pronto. Y, sinceramente, creo que yo entré porque era un tío que había peleado en África. Un europeo que había luchado contra senegaleses. A ver si lo noquean rápido y nos lo quitamos de encima. Lo que nadie esperaba en ningún momento era que yo fuera a ganar. Y voy al torneo, y hablando mal y pronto, solo me dan una piña... en tres peleas me dieron un puñetazo. Me rompió, estuve tres semanas sin poder entrenarme porque me daban mareos. No salió en el programa, pero solo me llevé un golpe.
— Al final, salió toda esa ira contenida diciendo que se hablaba en el cuadrilátero.
— Influyen muchos factores, como el psicólogo deportivo y saber separar, por ejemplo, tu estado físico del mental. Cada cosa tiene su momento y eso hace que luego seas capaz de controlarlo todo mejor. Incluso, iba por la calle y mucha gente me decía, el puñetazo que le diste en la semifinal a tu rival, se la dimos todos.
— ¿Qué mensaje le daría a esa gente que piensa en arrojar la toalla?
— Hombre, es complicado. Yo soy una persona que sueño y que pienso mucho en las cosas que puedo conseguir. Y me gusta mucho una frase que dice: soñar no es delirar. Me gusta marcarme unas metas, pero no las vas a conseguir mañana mismo. Hay que ir paso a paso y luchar por lo que realmente quieres. Tenemos una vida y hay muchos ladrones de atención que te impiden disfrutar. Hay gente con talento que se pierde en el camino, pero hay que saber el precio que estás dispuesto a pagar. A mí lo que más me ha gustado de este momento ha sido el camino. Estoy disfrutando mucho porque me siento completo.
— Y, hoy, saque de honor en el derbi canario. Casi nada. ¿Cómo se siente?
— Es una cosa con la que mi familia se siente muy orgullosa. En un derbi encima. Es muy singular. Yo represento a toda la gente de Canarias, pero también soy grancanario y quiero que gane mi equipo (se ríe). Me encantaría que el Tenerife ascendiera a Primera, igual que Las Palmas, pero hoy quiero que gane la UD. También estaré en un partido benéfico que hay el 23 por el tema de Yeray Bebé y tengo una cuenta pendiente con Kike Pérez (ríe a carcajadas). Sinceramente, he hecho todo lo que me ha apetecido siempre.
— ¿Qué metas tiene para el 2019? ¿Ya tiene nuevas peleas en mente?
— Primero me gustaría hacer un viaje y desconectar de todo. Lo necesito. Yo soy mucho de coger mi maleta y moverme con mucha humildad. Ahora mismo tengo firmadas seis peleas, que pueden ser menos si las pierdo y me echan. Pero lo más importante es que este deporte mortifica mucho a mi madre. La realidad es que, si yo pierdo un par de veces y mi madre lo ve, no hace falta que me eche la UFC, sino que mi madre no me va a dejar ir más.
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