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BORJA GONZÁLEZ
MADRID
Lunes, 13 de julio 2020, 16:04
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Honda, dominadora del Mundial de MotoGP en los últimos años de la mano de Marc Márquez (seis títulos de pilotos, seis de constructores y cuatro de equipos para el Repsol Honda) confirmó este lunes, en la semana del esperado regreso de la competición, el movimiento más impactante del mercado de fichajes de cara a 2021: la incorporación de Pol Espargaró como compañero del campeón del mundo.
Un mercado anómalo por su premura (antes del teórico inicio del campeonato en marzo en Catar ya se habían anunciado la megarenovación por cuatro años precisamente de Márquez, la de Maverick Viñales por Yamaha y la llegada como su compañero de equipo de Fabio Quartararo, revelación de 2019), y por el factor coronavirus.
Las fábricas (y equipos) han continuado moviéndose empujadas unas por otras con la ansiedad de no perder el paso, incluso sin competición de por medio, sin comprobar los rendimientos de los pilotos en pista. Suzuki ha ratificado a Alex Rins y Joan Mir, Aprilia a Aleix Espargaró, mientras que Ducati ha despachado a Danilo Petrucci, que se irá a KTM, para colocar en su lugar a Jack Miller, a la espera de confirmar a su número uno de las últimas campañas, Andrea Dovizioso, remolón en la firma por desavenencias económicas.
Y mientras todo esto se iba cociendo dentro de una relativa normalidad saltó la bomba de que, contrariamente a lo esperado, Honda también quería hacer su movimiento. ¿Honda, con Marc Márquez garantizado cuatro años y con su hermano Álex todavía pendiente de debutar en MotoGP? La marca japonesa pergeñó un plan de futuro sorprendente que ha agitado su propio box, algo que al contrario de lo especulado, cuenta con el beneplácito (más o menos feliz) de todas las partes implicadas.
HRC ha decidido no dejar al lado de Marc a su hermano y poner al que fue su gran rival en los inicios en el Mundial, Pol Espargaró, que ha llevado una carrera muy diferente a la del multicampeón. Un piloto que debutó en MotoGP un año más tarde que Marc, después de ser campeón de Moto2 en 2013 y de haberle peleado a este el título de la clase intermedia de 2012, con un contrato oficial con Yamaha aunque enrolado en la que por entonces era su escudería satélite, el Tech3 francés, a la sombra de los astros Jorge Lorenzo y Valentino Rossi, y con una moto cuya forma de pilotar le forzaba a reprimir sus instintos naturales como piloto.
Una etapa en la que no brilló como se esperaba, pese a proclamarse mejor novato del año en su temporada de debut. Espargaró ha reconocido en las últimas fechas su decepción con el trato recibido por Yamaha en aquellos años, además de la frustración de verse obligado a pilotar esa M1 de una manera contraria a su naturaleza: suavidad y precisión frente a su instinto más agresivo.
Algo que pudo empezar a sacar en su siguiente aventura en la recién aterrizada KTM. Espargaró hizo una apuesta arriesgada y junto a la marca austriaca comenzó un carrera contrarreloj por acortar las distancias frente a la competencia con un prototipo que debutó en 2017. Unos años de mucho trabajo, compaginando durante los grandes premios la labor de desarrollo de la moto con la competición pura, de pelea desde la cola de la parrilla, de duras lesiones (sobre todo la que se produjo en agosto de 2018, en Brno, que casi le deja en una silla de ruedas), e incluso de algunos pequeños éxitos, como el tercer puesto en la carrera de Valencia en 2018, o el segundo en la parrilla de salida de Misano en 2019.
Un periodo que ha hecho que el piloto catalán, cuyo estilo de pilotaje se asemeja al de Marc Márquez, ganase el suficiente crédito como para que Honda haya decidido hacerse con sus servicios a partir de 2021, en un contrato de dos años.
Con Espargaró HRC busca garantías y experiencia en el box patrocinado por Repsol, mientras ofrece una vida algo más plácida a Álex Márquez, que con el mismo trato de fábrica que los dos pilotos del garaje oficial, recalará en la escudería satélite LCR, en el puesto del británico Cal Crutchlow (que ahora apunta a Aprilia). Una estrategia que busca descargar sus hombros y separarle un poco de la atención que genera verle al lado de su hermano Marc, y que por esas anomalías del mercado de fichajes deja en el aire entender cómo se desenvuelve en un primer año en la categoría que empieza para él este viernes.
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