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Max Verstappen cruza la meta del histórico Gran Premio de Abu Dabi, decisivo en el Mundial 2021, por delante de Lewis Hamilton. G. CACACE / AFP
España recupera la ilusión por la F1 tras un 2021 histórico
Resumen 2021

España recupera la ilusión por la F1 tras un 2021 histórico

La intensa lucha entre Verstappen y Hamilton, el regreso de Alonso o el prometedor rendimiento de Sainz devuelven al 'gran circo' el estatus de deporte de masas

david sánchez de castro

Domingo, 26 de diciembre 2021, 17:36

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A excepción del fútbol, indiscutible y fagocitador deporte rey, el podio de más seguidos se suele debatir mucho más. Otrora era el baloncesto, el tenis, las motos y, en torno a 2005 y 2006, fue la Fórmula 1 quien ocupó las conversaciones de millones de aficionados españoles. Incluso por momentos llegó a debatirle el primer puesto de atención al emperador de las competiciones. España se subió al carro del fenómeno Fernando Alonso, y las mareas azules arrasaron cada fin de semana. La memorable temporada 2007 fue el punto álgido y, desde entonces, el declive, hasta el punto de que, con la marcha del asturiano a otras competiciones, apenas se convirtió en una nota a pie de página o a un recuerdo grato pero lejano. Alonso, mientras, seguía copando sus picos de cariño de los fans en sus aventuras ajenas a la F1, pero ya nada fue lo mismo.

Pocos de aquellos que se fueron esperaban volver a entrar años después. La memorable, histórica, legendaria e inolvidable temporada 2021 ha devuelto la ilusión a aquellos que se fueron y ha hecho que se suban muchos adeptos nuevos, especialmente jóvenes que no levantaban más de dos palmos del suelo entonces y que ahora, hechos y derechos, han gritado a la televisión, consumido horas y horas de redes sociales para informarse o han vibrado con cada una de las 22 carreras de la histórica campaña que ha cerrado.

Alonso es uno de los principales responsables de esta nueva ola de pasión por la Fórmula 1, pero no el único. Los pésimos años de McLaren aún pesaban demasiado en la memoria colectiva y muchos vieron con cierto escepticismo su regreso. El accidente de bici en plena pretemporada no era un buen augurio, y menos cuando en las primeras carreras del año pugnaba por no estar en el fondo de la parrilla. Fue una adaptación compleja, más lenta de lo previsto, pero imparable. El punto de inflexión, aquel memorable GP de Hungría que no ganó Alonso, sino Esteban Ocon, su compañero, tras una defensa numantina del asturiano sobre el mismísimo Lewis Hamilton. Aquel día muchos se dieron cuenta de que el viejo lobo aún tenía los colmillos afilados. Incluido el propio heptacampeón y su gran rival, que tornó en enemigo, Max Verstappen.

La rivalidad de todos los tiempos

El largo imperio de Mercedes y Lewis Hamilton sobre la Fórmula 1 había convertido la competición en un constante ir y venir para acabar igual. Viejos rivales, como Sebastian Vettel, habían hecho mirar con cierto temor al piloto más laureado de la historia, pero lograron mantener el control para completar la época de mayor dominio de la historia.

Red Bull, sin embargo, ha demostrado en este 2021 que son la criptonita perfecta para acabar con el piloto de acero. Verstappen se alzó con el título de campeón del mundo después de 22 carreras en las que en muchas ocasiones se cruzó la frontera de la rivalidad deportiva. Lo ocurrido en Silverstone, cuando Hamilton le mandó al hospital tras echarle de pista en la peligrosísima curva de Copse, en Hungría, en Rusia, en Imola, en Brasil. La lucha por la gloria se hizo patente durante todas y cada una de las vueltas disputadas en este año. Hamilton y Verstappen llevaron al límite una rivalidad que ya es historia de la Fórmula 1, comparable a los de Alain Prost y Ayrton Senna, Nelson Piquet y Nigel Mansell, Niki Lauda y James Hunt o el propio Hamilton y Alonso. Lo vivido en Arabia Saudí, cuando llegaron a contactar, y sobre todo esa última vuelta de Abu Dabi han quedado en la retina de los aficionados para siempre.

No se puede obviar que en esa enemistad tiene mucho que decir la FIA y, sobre todo, un hombre: Michael Masi. El director de carrera ha sido unánimemente señalado por todos los equipos y pilotos -Alonso ha sido de los más beligerantes, pero no el único- como uno de los culpables de que el nivel de tensión en cada carrera se hiciera irrespirable para los propios competidores. La laxitud a la hora de sancionar, la inconsistencia para tomar decisiones, la irregularidad para medir tal o cual posible infracción y, sobre todo, una actitud chulesca y dictatorial que dista mucho de lo que pasaba antaño bajo el mando de Charlie Whiting han colocado a Masi como la diana.

De todo este culebrón, el más perjudicado ha sido Mercedes. Ganar el título de constructores -octavo consecutivo- no ha sido premio suficiente como para no declarar la guerra abierta a la Federación Internacional. La rabia por haber cedido el título frente a Verstappen ha dejado atrás todo atisbo de caballerosidad en la derrota, dejando paso a una actitud de pataleta infantil, incluido un plantón en la gala oficial de la FIA. Jamás en la historia reciente se había visto a un subcampeón no acudir como señal de protesta.

Esta temporada es, además, la última con los actuales Fórmula 1. En 2022 se barre el tablero y se parte de cero, en teoría, con nuevos monoplazas, nuevas normas y una presumible revolución en la parrilla. Con un poco de fortuna, lo visto en 2021 será solo un preludio de lo que, como dijo Alonso nada más cruzar la meta del GP de Abu Dabi, se nos viene encima: lo mejor está por llegar.

Carlos Sainz, el capo de Ferrari

Cabalgar a lomos de un 'cavallino rampante' es, posiblemente, uno de los deportes de riesgo más apetecibles para un piloto de Fórmula 1. Quienes fichan por Ferrari saben que en cualquier momento pueden salir disparados hacia el ostracismo, acabar hundidos psicológicamente o convertirse en leyendas -y quizá todo a la vez-, por lo que el reto que tenía Carlos Sainz era mayúsculo. Y lo ha superado con creces.

Sin hacer ruido, sin más filosofía que el puro trabajo día a día -no es casual que se mudara a Módena para estar al lado de la sede-, el madrileño ha cuajado una temporada histórica. Ha sido el único en acabar todas las carreras del año, muchas de ellas en los puntos, pese a pasar por el aro del caos endémico de la Scuderia, incluidas paradas en boxes dignas de meme y burla. Pese a todo, Sainz se ha convertido en uno de los mejores debutantes, demostrando que la apuesta que hizo Mattia Binotto no sólo era acertada, sino necesaria.

Cuatro podios en su primer año con la Scuderia, incluido un memorable segundo puesto en Mónaco -ni más ni menos- o un tercero en la carrera final del año, le permitieron confirmarse como el líder del equipo italiano, por delante de un Charles Leclerc que, sin hacer un mal año, sí ha sido bastante más gris de lo que inicialmente se pensaba. Sobre Ferrari y sus pilotos hay muchas expectativas puestas para el próximo año. Si desde Maranello han dado con la clave para tener un coche competitivo, Sainz estará en posición de dar el siguiente paso de su carrera, algo que tarde o temprano llegará: luchar por victorias y, quizá, campeonatos.

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