El día que la lucha ayudó a la UD Las Palmas
El 22 de agosto de 1954, el desafío Manolín-Pollo de Buen Lugar reunió a miles de aficionados en el Insular con el fin de recaudar fondos para el club
PEDRO REYES
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA.
Domingo, 14 de febrero 2021, 09:10
Corría el mes de junio de 1954 y la UD Las Palmas se preparaba para su retorno a la Primera División tras dos temporadas en Segunda. La situación económica era penosa y apenas había dinero para fichar y sufragar los viajes, que, hasta ese instante, solían ser de una semana en cada partido fuera. El club debía pagar una parte del viaje a los equipos del resto de España que le visitaran y que además tenían subvenciones por venir a Canarias de 40.000 pesetas de la Federación Española de Futbol, mientras que los grancanarios no tenían ayuda alguna de dicha entidad.
La UD Las Palmas intentó cambiar el calendario para disminuir gastos, con una propuesta que no fue aceptada por la Federación, a pesar que la misma le ahorraba 900.000 pesetas.
La junta directiva hizo un llamamiento dramático a la afición y a la sociedad canaria para que se ayudara al equipo. Inmediatamente toda la isla se movilizó, siendo recogida la súplica incluso en Fuerteventura. Se organizaban eventos pro UD Las Palmas, ya fueran rifas, bailes y otras manifestaciones. Todo valía con tal de apoyar a que el equipo pudiera seguir en Primera.
Al periodista Antonio Ayala, que escribía en el periódico Falange, le encargaron que organizara una luchada para tal fin. En su libro 'La Lucha Canaria', de 1977, así lo recordaba. «Pensé que había que hacer algo que se saliera de lo normal, un espectáculo con base en la lucha pero que tuviera más atractivo. Hice un guion donde incluía pelea de carnero, juego del palo, levantamiento del arado y la luchada, pero todavía no me parecía suficiente», detallaba.
Rápidamente, el Adargoma se ofreció a luchar desinteresadamente contra una selección, la del Rumbo, con algún refuerzo, aunque sus luchadores se veían frecuentemente en agarradas en el Campo España, y Ayala seguía pensando que debía hacer algo diferente y con más impacto.
Se le ocurrió un desafío entre Manuel Marrero, Pollo de Buen Lugar, que ya estaba retirado y el mejor luchador del momento, Manolín. En esos tiempos eran continuados los desafíos y atraían a mucha gente.
Dicho y hecho. Ayala se desplazó a Firgas, donde trabajaba el afamado luchador, con el directivo de la UD Dionisio Brito y su hijo Alfredo. Le propuso la idea, aunque tuvo muchas reticencias el Pollo del Buen Lugar. «Yo ya soy viejo y más para verme con un chico joven y fuerte. Ese muchacho me va a tirar como un saco de papas y no quiero que mi nombre sea pisoteado», le dijo al periodista. A pesar de todas las pegas, Ayala cuenta en su libro cómo lo fue convenciendo, poco a poco, con el favor enorme que le haría a la UD Las Palmas. El gran luchador firguense puso la condición de que Pepe Araña, su jefe, diera el visto bueno, y así accedió. Pero le tenían que dejar tiempo para prepararse bien y lo hizo con el propio Araña, que estaba seguro que lo pondría en forma.
El siguiente en convencer fue a Manolín, que tenía mucho que perder y poco que ganar, pero la respuesta fue más rápida después que le tocara la fibra sensible. «Mira Manolín, aquí se trata de ayudar a la UD Las Palmas que no tiene ni para pagar a la lavandera», le espetaba Ayala para que fuera bajando la resistencia.
Ese desafío iba ser el centro de atención en toda la isla y el propio periódico no había día que no hablara del evento, creando una expectación inusitada y que desbordó todas las previsiones.
Además del desafío y la luchada, pensó Ayala hacer un levantamiento del arado, pero no con el Faro de Maspalomas. «Pasaba un mal momento económico y no quise comprometerlo», por lo que se lo pidió a Hermenegildo Ramírez, Brazo de Hierro, que nunca lo había intentado. «No había levantado ni una caña de pescar en su vida», escribía Ayala.
Para solucionarlo, el Faro de Maspalomas se ofreció a enseñarlo y lo hizo en Telde, aunque cuando se enteró que había un premio de 5.000 pesetas a quien levantara un arado, se presentó el día del evento, en el estadio, con el suyo, pero Ayala, que pensaba que eso iba a ocurrir, pues sabía atravesaba también un mal momento económico, ordenó a los porteros entretenerlo hasta que el espectáculo del levantamiento del arado hubiera finalizado.
El festival fue un éxito sin precedentes, hubo lucha del palo, con una pareja venida de Tenerife, pelea de carneros, Hermenegildo logró levantar el arado y nadie más se atrevió, ya que cuando dejaron entrar al Faro, ya había acabado el número. La luchada corrida entre el Adargoma y el Rumbo, con algunos refuerzos, dejó el triunfo del primero por tres de ventaja, 11-8.
Según contó, al día siguiente, el bisemanario Canarias Deportiva «en la lucha corrida no podemos negar que la potencialidad del Adargoma supera al Rumbo pese a los refuerzos, siendo sus hombres: Borito, Hermenegildo, Manolín y el Pollo de la Plaza los forjadores de la victoria. Por el equipo del Rumbo los más destacados fueron el Pollo de Anzo, el Pollo de Arrecife, Camurrita y Dorta de Tenerife».
Otros importantes luchadores que contribuyeron al espectáculo fueron Félix Reyes, Pollo de Arenales, Orlando Sánchez, el Pollo de Las Canteras, Manuel González, el Guajiro, Sergio Medina, Pollo de Lugo, Abel Cárdenes, Florencio Méndez, Lito o el Pollo de Sardina.
El plato fuerte, y por el que la gente pagó la entrada y acudió en masa, acabó en su sorprendente triunfo de Manolo Marrero, Pollo de Buen Lugar, por 3-2 ante Manolín. Canarias Deportiva escribía sobre el desafío, que, tras el empate a dos, en la decisiva, «ambos luchadores inician el ataque por distintas luchas, pero el Pollo de Buen Lugar, en un alarde de valentía, logra después de una pardelera, adjudicarse la victoria en la tercera de las cinco luchas. La victoria fue acogida con una gran ovación con el público puesto en pie».
Esa tarde del 22 de agosto de 1954 pasó a la historia como el día que la lucha canaria ayudó a la supervivencia de la UD.