García Pimienta, obligado a volver a la casilla de salida al frente de una UD ya sin margen de error

Tal y como se presenta el panorama en la tabla, con el ascenso directo imposible (el Almería, segundo, está a doce puntos) y tercer y cuarta plaza igualmente muy encarecidas (Tenerife y Valladolid, en ese orden, están a diez), la lucha se circunscribe a al quinto y sexto escalón. El problema es que la Ponferradina ya suma cinco unidades más y el Girona, que cierra el grupo de elegidos, maneja una ventaja de tres. O lo que es lo mismo, no ganar en La Romareda puede abrir una brecha de las serias con los de arriba, al margen de dar pábulo a los perseguidores, con el Cartagena con los mismos puntos y una renta testimonial de uno con Burgos, Ibiza y Oviedo.

El efecto dominó puede desatarse y para mal a poco que Las Palmas siga enclaustrada en su bucle de indefinición. De hecho, ya podría arrancar la jornada en octavo lugar toda vez que el Cartagena juega este viernes frente al Valladolid y con no perder le valdría para ponerse por delante, lo que añadiría más presión de la vigente.

La idea del entrenador para la cita del sábado pasa por aplicar las correcciones obligadas de la última actuación, muy centradas en la manera de defender y gestionar la pelota. Entiende que, con la calidad que hay en el frente ofensivo, las ocasiones y los goles van a ser consecuencia inevitable de lo que se cocine por detrás. De hecho, en la derrota frente al Burgos vio más parte de demérito propio que de brillo del rival porque localizó errores groseros en situaciones que creía controladas, como la defensa a balón parado o las segundas jugadas.

El 0-1 vino tras córner y el definitivo 0-2 luego de una laxitud atrás de las que no tolera el ideario de Pimienta, al que conceder un rebote y un remate al borde del área pequeña le provoca una aversión absoluta. Protagonismo con la pelota, achique adelantado, presión armónica, descarga por bandas y verticalidad son los rasgos que sigue empoderando como mejor vía para salir del atasco. Porque considera innegociable su modelo y, además, opina que tiene los jugadores ideales para practicarlo y con el éxito que deben procurar los resultados.

En este sentido, ya tal y como ocurrió en el único desplazamiento que ha realizado desde que llegó a la UD, el reclamo de jugar con personalidad, prestancia y rigor se antoja fundamental en el propósito de salir vencedores de tierras aragonesas.

Es volver al inicio de su etapa, mayormente, cuando aquel empate sin goles frente a la Real B demandó un paso adelante sin fisuras y que terminó dándose con todas las de la ley en Cartagonova. Ahora toca repetir. Ni más, ni menos.