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Karim Benzema celebra su gol en el clásico. EP
Jornada 9

Mucho Madrid para este Barça

Más intenso, contundente y seguro de sí mismo, el campeón supera a un aspirante que completa su semana trágica con una defensa de feria

Ignacio Tylko

Madrid

Domingo, 16 de octubre 2022, 00:04

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Por imperativo del negocio televisivo que condiciona la Liga, los aficionados al fútbol se quedarán este domingo sin poder alargar la sobremesa o echarse una buena siesta reparadora porque llega el clásico, ese partido universal que enfrenta esta vez en el Bernabéu a los dos colosos, líderes igualados y destacados. En juego la cabeza provisional en la tabla tras solo nueve jornadas, pero mucho más porque estos duelos suelen dejar ríos de tinta, resacas sonadas, polémicas interminables y tendencias muy marcadas.

Se enfrentan dos rivales enconados, dos modelos, dos maneras de entender este juego y, guste o no, dos equipos que siempre han sido más que un club: el Barça porque presume de ello por temas identitarios y políticos y el Madrid porque siempre vino a ser el equipo más representivo de España. Más allá de sus colores y sentimientos, ya sea por cercanía geográfica, tradición familiar, filias o fobias, no hay hinchas en España que no simpaticen o maldigan a Real Madrid o Barça.

El campeón es ganador por escudo, camiseta e historia, pero se le reprocha que su fin viene a justificar los medios. Disfruta de un período exitoso y tranquilo y se presenta con menos presión. El aspirante dice anteponer el 'jogo bonito' al resultado, hasta el punto de que sus más críticos le suelen acusar de «mear colonia», y es víctima recurrente de procesos autodestructivos. Acude mentalmente más exigido.

La cita llega con el recuerdo del curso pasado, cuando los culés sorprendieron y asaltaron un Bernabéu en obras con un 0-4 demoledor, aunque con el tiempo quedó muy diluido porque los merengues conquistaron la Liga con enorme superioridad y se coronaron por decimocuarta vez en Europa. Carlo Ancelotti dice que ese precedente no afecta y que aprendió de ese día que está todo inventado y no merece la pena experimentar, más todavía en partidos así. Probó con Modric de falso nueve, y el «palo» fue mayúsculo.

Su experiencia y estilo italiano le permiten ser pragmático, realista y, si quieren, hasta resultadista. Sabe que sus jugadores son letales en las transiciones y físicamente tan poderosos que suelen decidir en las segundas partes. No le preocupa regalarle el balón al rival, cerrar espacios, juntar las líneas y contragolpear. Manifiesta que proponer solo un estilo, como en teoría hace el Barça, es negativo y peligroso.

Juego desmemoriado

Para Xavi, ese clásico fue un bautismo de fuego sobresaliente. Pero el fútbol es desmemoriado y no vive ahora el técnico azulgrana un momento dulce. Si el curso pasado tenía la excusa de que asumió el cargo de un equipo destruido, ahora dispone de un elenco magnífico, fruto de las palancas económicas y los fichajes de Joan Laporta, con el excelso Lewandowski a la cabeza. El reciente empate ante el Inter, tras un correcalles que deja al Barça agonizando por segundo año consecutivo en la máxima competición continental, sacó las costuras a un equipo todavía en construcción, con un entrenador inexperto.

A diferencia de su colega en el banquillo del Madrid, dice el preparador egarense que ese 0-4 sí le sirve como referencia. De cara a la galería, proclama que no firma ganar y jugar mal. Insiste en que quiere el balón, la presión alta y el dominio del juego como premisas para alcanzar el éxito. Permitir un partido frenético como el del Inter ante este Real Madrid, equivale a morir en el intento.

En los blancos, inquieta la ausencia de Courtois por culpa de la molesta ciática que le maltrata. Una baja muy sensible, ya que quizá sea el mejor portero del mundo, aunque Lunin ha cumplido hasta el momento. El resto se conoce de memoria. Si acaso, con un par de dudas ya resueltas. Rüdiger está disponible pese a los 20 puntos de sutura en el rostro que le dieron tras el choque ante el Shakhtar en Varsovia, pero estará en el banquillo el banquillo. Además, Carletto antepuso el músculo y mayor recorrido de Valverde al desequilibrio de Rodrygo.

En los azulgranas, Xavi respira por la recuperación de Jules Koundé que traslada a Piqué al banquillo de los acusados tras su paupérrimo partido ante los lombardos. Al final, Koundé será central, con Sergi Roberto y Balde en los laterales. Juega Balde, sorprende la presencia de Frenkie de Jong en lugar de Gavi y arriba el técnico se decantó por Raphinha, mucho mejor a día de hoy que Ansu Fati.

Los principales números de la gran cita universal

En cuanto a números, se trata del enfrentamiento número 250 en la historia del clásico entre todas las competiciones, con 100 victorias del Madrid, 97 del Barça y 52 empates. Los blancos han ganado cinco de sus seis últimos encuentros ante los azulgranas, pero estos disponen de la posibilidad de imponerse en dos partidos seguidos en Liga por primera vez desde 2019, entonces con Ernesto Valverde en su banquillo. Atención especial al duelo de artilleros entre Karim Benzema, autor de 20 goles en 38 enfrentamientos contra el Barça, y el 'debutante' Robert Lewandowski, que con el Dortmund y el Bayern le ha marcado seis goles al Madrid en ocho duelos, todos de Champions. El polaco es el jugador que más tantos ha logrado ante el conjunto blanco en la historia de esa competición continental.

Recuperó el Real Madrid la cabeza al vencer al Barça con relativa comodidad en un clásico que no enamoró por su fútbol, pero dejó conclusiones muy claras, todas favorables a los merengues. Para empezar, que el Madrid es un equipo sólido, bien construido, con la moral alta, la fe inquenbrantable, el físico a tope y la contundencia extraordinaria en las dos áreas. A día de hoy, Carlo Ancelotti tiene las ideas muy claras. Y para terminar, que el aspirante todavía está en construcción, en defensa es una feria y tiene menos fuelle, chispa, capacidad de disputa en los duelos individuales e intensidad que su eterno rival.

Xavi alberga muchas dudas y consuma su semana trágica en el Barça, casi apeado de la Champions en la fase inicial y derrotado en el primer clásico del curso. Karim Benzema, que recuperó el olfato en el momento cumbre y en vísperas de su primer Balón de Oro, Valverde y al final Rodrygo, cuando los culés soñaban con el empate tras acortar distancias en el arreón final, sellaron el triunfo local. La mejor noticia para el Barça, si es que hay alguna porque hasta en las acciones polémicas se sintió perjudicado, los prometedores minutos de Ansu Fati.

Como suele ocurrir ante rivales de alto rango, Carletto antepuso el músculo y el recorrido de Valverde al desequilibrio de Rodrygo. Acierto. Sabe el técnico italiano que la clave del éxito es defender bien porque la capacidad para golpear arriba está garantizada. En el Barça, Xavi le dio un giro conservador al equipo tras el correcalles frente al Inter con tres cambios significativos. Error. Se obsesionó en cómo frenar a Vinicius y precisamente por ahí comenzó a desangrarse en ambas áreas porque Raphinha se preocupó más de las ayudas para tapar a su compatriota que de percutir ante Mendy.

Real Madrid

Lunin, Carvajal (Rúdiger, min. 88), Militao, Alaba, Mendy, Tchouameni, Kroos, Modric (Camavinga, min. 78), Valverde, Benzema (Asensio, min. 88) y Vinicius (Rodrygo, min. 85).

3

-

1

Barcelona

Ter Stegen, Sergi Roberto, Koundé, Eric García, Balde (Jordi Alba, min. 60), Busquets (Gavi, min. 60), De Jong, Pedri (Kessié, min. 83), Raphinha (Ferran Torres, min. 60), Lewandowski y Dembélé (Ansu Fati, min. 73).

  • Goles: 1-0: min.12, Benzema. 2-0: min. 35, Valverde. 2-1: min. 83, Ferran Torres. 3-1: min. 90+1, Rodrygo, de penalti.

  • Árbitro: Sánchez Martínez (Comité Murciano). Amarillas a Vinicius, Modric, Gavi y Kesssié.

  • Incidencias: Partido de la novena jornada de Liga, disputado en el Santiago Bernabéu. 62.876 espectadores.

El ansiado regreso de Koundé, que forzó su recuperación para llegar al clásico, fue como central junto a Eric, con Sergi Roberto y el joven Balde en los laterales. Piqué y Jordi Alba están condenados, pero todos los zagueros quedaron señalados en Chamartín. En su decisión a priori más sorprendente y controvertida, Xavi le dio teóricamente más físico y consistencia a la zona de creación con De Jong en lugar de Gavi, que acusa la acumulación de partidos y tanto ida y vuelta sin freno.

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Dicen los clásicos que quien no se complica y hace lo que sabe, suele salir airoso. Un derbi lo marca el hoy, no el pasado, ni el futuro, ni los experimentos y los romanticismos. Si no, recuerden lo que ocurrió el curso precedente. A Carletto le dio por poner a Modric de delantero y el 0-4 le castigó con crueldad. Aprendió la lección y esta vez fue fiel a su ideario. Combinó la presión alta con el bloque bajo y esperó los errores de un Barça que, como ya evidenció ante el Inter, atras es un drama, al menos hasta que no disponga de Araujo. Xavi, en cambio, trató de innovar esta vez y desnaturalizó a su equipo.

Le bastaron dos zarpazos al campeón para noquear al aspirante en el primer acto. Dos golpes demostrativos de la descomunal pegada del Madrid, inversamente proporcional a la debilidad del Barça. Si Xavi se había propuesto frenar las temibles transiciones del Madrid, el 1-0 condenó a él y a sus jugadores. Arrancó Kroos, al que Busquets no pudo frenar ni con falta, Vini se plantó solo ante Ter Stegen, que abortó su disparo pero le dejó el balón franco a Karim, goleador tras cinco partidos de sequía.

Un manojo de nervios y con serias dificultades para dar tres pases seguidos, tardó el Barça en recomponer la figura. Y cuando se reactivó y rondó el empate, sobre todo en un remate de Lewandowski alto en el segundo palo que quizá hubiera sido anulado por fuera de juego, recibió en otra acción aislada otro puñetazo que le mandó a la lona. Un mal despeje de Eric, que pasó otra mala tarde en la oficina, preludió una excelente combinación entre Vini, Tchouaméni, Mendy que culminó Valverde con un disparo enorme desde la media luna. Los culés miraban mientras los merengues disfrutaban.

Tras el descanso, lo previsto. El Barça intentó adelantar líneas y el Madrid siguió a lo suyo. Se evidenció pronto que Lewandowski sufría una mala tarde. Si en el período inicial erró un gol claro y se quejó de un manotazo de Alaba que merodeó el penalti, en los primeros compases del segundo acto falló algún pase fácil y se desesperó ante la vigilancia de Militao y el austríaco, dos colosos. La primera vez que salió el Madrid de su cómoda cueva, Benzema sacó los colores de nuevo al entramado defensivo catalán, pero su gol quedó anulado por fuera de juego.

Necesitaba el Barça una revolución y Xavi realizó un triple cambio a media hora del final. Gavi transmitió carácter y arrojo. Enseguida entró también Ansu Fati, muy activo. Se pudieron meter los catalanes en el choque con bastante tiempo aún por delante, pero ni el trencilla ni desde la sala VAR entendieron que el pequeño toque de Carvajal a Lewandowski era merecedor de penalti. Recortaron distancias a siete del final, tras una gran acción de Ansu que definió Ferran con su primer gol de la temporada. Rozó el empate Ansu, pero el Madrid se sostuvo y sentenció merced a un penalti tonto por claro pisotón de Eric a Rodrygo, que siempre que sale triunfa y, ya sin Karim, transformó la pena máxima. Cambia el líder. Tres puntos de ventaja, quedan 87 en litigio. Hay vida más allá del clásico.

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