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Cuando piden igualdad no hablan de salarios, sino de equiparar las condiciones de trabajo con sus compañeros hombres. Reclaman ser tratadas como profesionales y no como deportistas aficionadas. Disponer de las mismas herramientas con las que cuentan equipos masculinos. Así de claro. Jugar con las mismas condiciones será la única forma en la que crezcan. Las reivindicaciones sociales en el deporte femenino están más de actualidad que nunca. Un debate que en los últimos tiempos se ha intensificado con la falta de recursos profesionales y la mala gestión como telón de fondo.
La conquista de la primera estrella universal de la España femenina de fútbol en el Mundial, junto con el caos tras el 'caso Rubiales', que empañó una de las gestas más importantes en la historia del deporte femenino español, abrió la caja de los truenos en cuanto a la situación de la mujer en el balompié nacional. El beso no consentido del expresidente de la Federación Española de Fútbol a la internacional Jenni Hermoso, máxima goleadora histórica de La Roja, provocó un tsunami bajo el hashtag #SeAcabó que recorrió el planeta poniendo en el foco mediático las desigualdades que sufren las futbolistas y las deportistas en general, para provocar así una revolución en la estructura de la FEF con el impulso de este movimiento global contra el machismo.
«Si no hubiera pasado todo el escándalo de Rubiales, y solo se hubiera ganado el Mundial, algo que hacen las mujeres habitualmente, no habría pasado nada», señala Pilar Calvo, secretaria general de la Asociación Para Mujeres en el Deporte Profesional, que critica que «el deporte femenino tiene un trato diferente que el masculino y al final las mujeres se cansan de las desigualdades y dejan de practicarlo».
Gracias a la visibilidad de la denuncia de Jenni Hermoso así como las exigencias de las futbolistas campeonas del mundo, se puso el foco en un sector acostumbrado a las desigualdades. «Hay aún mucha distancia entre el hombre y la mujer profesional, y la brecha salarial entre unos y otros está años luz. Para que el deporte se democratice de verdad es necesario un convenio colectivo en todo el deporte femenino que las ampare en España y de esta forma regular la actividad profesional de sus deportistas», indica María José López, codirectora del Comité Jurídico de la AFE, quien lamenta que todavía «existe un trato discriminatorio y segregacionista» mientras que ahonda en que una de las asignaturas pendientes del deporte español es la representatividad de las mujeres en órganos directivos y de decisión, tanto en clubs como en federaciones y estamentos. «Llama la atención aún que en una sociedad donde se ha avanzado tanto en materia de la legislación de Igualdad, el ámbito del deporte siga muy liderado por los hombres», critica.
De hecho, solo dos federaciones españolas de carácter olímpico –el baloncesto y el remo– son presididas por mujeres. «Otro de los cambios necesarios es la profesionalización de las ligas. Solo la primera división de fútbol, la Liga F, tiene ese estatus, ninguna otra lo puede decir a pesar de los réditos deportivos que dejan disciplinas como el balonmano, waterpolo, hockey...Cabe recordar que los en los tres últimos Juegos Olímpicos las mujeres han sido las que han liderado el palmarés de las medallas y sus victorias», evidencia la experta en en Derecho Deportivo y una de las arquitectas del primer convenio colectivo del fútbol femenino. En él se acordó un salario mínimo de 21.000 euros que subirá en tres años hasta 23.500. «Hemos conseguido crear unos mecanismos que ahora hay que trabajarlos. Todavía no se ha solucionado nada, seguimos negociando muchos puntos en temas de maternidad y conciliación. Es necesario una inversión fuerte de recurso y el diseño de ayudas específicas para mujeres», reclama Amanda Gutiérrez, presidenta de FUTPro, un sindicato formado solo por mujeres futbolistas y destinado en exclusiva a ellas.
El fútbol por lo mediático que es, tiene un efecto tractor que puede abrir ahora nuevos horizontes. El baloncesto ha dado un paso de gigante para que un día su convenio se haga realidad. «Se han dado pasos de gigante a pesar de las trabas, barreras y zancadillas constantes. Nos hemos reivindicado socialmente y que se nos escuche, aunque para ello hizo falta crear una Liga profesional, ganar una Copa del Mundo y vivir la etapa más oscura de la historia del fútbol español con la era Luis Rubiales», apostilla Beatriz Álvarez, presidenta de la Liga F, que profundiza en la necesidad de hacer de la competición una realidad que atraiga inversores, sea atractiva en lo deportivo, sostenible en lo económico y relevante en lo social. Retos importantes para un 2024 que seguirá llevando nombre de mujer en el deporte español, y donde la cita olímpica de París ya otea el horizonte.
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