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COLPISA / AFP
Viernes, 9 de octubre 2020, 11:56
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El campeón de Francia, Arnaud Démare (Groupama-FDJ), se impuso de nuevo este viernes al esprint en el Giro de Italia, en Brindisi, donde ganó la séptima etapa.
Démare superó netamente al eslovaco Peter Sagan y al australiano Michael Matthews en esta etapa sin consecuencias para la clasificación general, que sigue liderada por el portugués Joao Almeida (Deceuninck).
El francés, de 29 años, logró su decimotercer triunfo de la temporada, sin que nadie le haya superado en ese número de victorias este año en el WorldTour.
Démare ya había ganado el martes en Villafranca Tirrena, por un corto margen, y después, con más ventaja, el jueves en Matera, en un esprint en subida. Esta vez, concluyó el trabajo bien organizado del equipo Groupama-FDJ, que lo condujo al esprint en la larga recta de meta, de más de mil metros. «Su trabajo fue extraordinario», señaló Démare sobre la labor de sus compañeros.
El recorrido llano de 143 kilómetros que llevaba de Matera a Brindisi terminó lógicamente con un esprint, aunque el inicio de etapa estuvo animado debido al viento, que facilitó los cortes. Almeida se encontró en un grupo delantero junto al holandés Wilco Kelderman entre una treintena de ciclistas. El danés Jakob Fuglsang y el británico Simon Yates estaban entre los corredores del grupo rezagado, aunque pudieron recuperarse después.
Varias caídas, entre ellas una en la que se vio envuelto Fuglsang, se produjeron en el curso de la etapa. El reagrupamiento general se dio a 20 kilómetros de la llegada a Brindisi, el final de la Via Appia. «He esperado un poco (para atacar), había viento de frente», explicó el francés, sonriente. «Sentí que Sagan estaba ahí, preparado para pasarme, pero pude mantenerme ahí», explicó Démare.
El francés ganó la etapa en línea más rápida de la historia del Giro de Italia, a 51,234 km/h de media. El récord estaba hasta ahora en posesión del italiano Andrea Guardini, que había rodado a 49,429 km/h para ganar la decimoctava etapa del Giro en 2012, de 149 kilómetros entre San Vito Cadore y Vedelago, en el norte de la península.
A la inversa de esa etapa del Giro de 2012, que tenía muchos descensos, la que unía este viernes Matera y Brindisi contaba con rutas sobre todo llanas, pero con fuerte viento. «La etapa fue verdaderamente muy rápida», reconoció el vencedor del día.
Sagan, que no ha ganado desde julio de 2019, fue segundo por 31ª vez en una gran vuelta, aunque tiene 16 victorias. El que fue triple campeón del mundo, sin duda frustrado, levantó el brazo tras la meta en señal de protesta, sin que el triunfo de su rival fuera cuestionado.
Démare consolidó su maillot de la clasificación por puntos, con el que espera terminar el 25 de octubre en Milán, día en que se debía disputar su carrera favorita, la París-Roubaix, anulada este viernes debido a la situación sanitaria.
El sábado, la octava etapa, favorable a los rodadores, va al borde del mar, de Giovinazzo a Vieste, en la casi isla de Gargano, sobre un recorrido de 200 kilómetros tortuosos y engañosos en su segunda mitad, con un pequeño puerto a superar a la entrada de los diez últimos kilómetros.
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