«La etapa más bonita la viví en el Gran Canaria, crecimos y competimos siempre»
Liga Endesa ·
Capitán del ciclo más exitoso del club claretiano, el dominicano repasa su carrera tras anunciar la retirada y habla ilusionado del nuevo rol en las categorías de formación
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–Uno de los momentos más difíciles para un deportista profesional es tomar la decisión de retirarse. En su caso, ¿qué le hizo considerar que llegó la hora a los 41 años?
–En su momento, yo dije que si yo no me veía competir de la manera que quería, no iba a jugar más. Eso fue algo muy importante, al margen de un tema de familia y de poder pasar tiempo con ellos. Esas fueron las razones que terminaron por decantar que lo dejara. Pero la parte deportiva era lo principal, no verme con la importancia y querer hacer las cosas que hacía antes.
–Después de muchos años de carrera en diferentes competiciones -Liga Endesa, LEB Oro y LEB Plata- y equipos -Akasvayu Vic, Grupo Begar León, Blancos de Rueda Valladolid, Joventut Badalona, Club Baloncesto Gran Canaria Gran Canaria, BAXI Manresa y Real Betis Baloncesto- en España, ¿con qué se queda de todo lo acontecido y experimentado en este tiempo?
–Me quedo con muchas cosas. En primer lugar, con una carrera que ha sido con esfuerzo, escalando poco a poco hasta llegar donde he estado, que ha sido la ACB, y poder competir a ese nivel, siendo un jugador importante en los equipos que he estado. Me siento muy contento por eso, pero me quedo con muchas cosas y todos los momentos bonitos que he vivido por el baloncesto porque ha sido mi vida. He podido viajar a muchos sitios, conocer a muchísimos compañeros, entrenadores, cuerpos técnicos y un montón de personas que te encuentras en el camino. He tenido la oportunidad de construir una vida por el baloncesto y de hacer una familia, con tres hijos hermosos que juegan al baloncesto también. Les encanta, pero siempre digo que yo no los he obligado, que juegan porque quieren.
–Cuando empezó a jugar de pequeño en su República Dominicana natal, ¿imaginó poder vivir de este deporte y tener una carrera así en la élite del baloncesto español?
–Yo jugaba porque era un enfermo. Me encantaba jugar al baloncesto y a todo, me gustaba mucho el deporte, pero me apasionaba el baloncesto. Yo de pequeño sí decía que iba a ir a la NBA, que ya verían, como hablamos nosotros. La pasión fue lo que me mantuvo jugando. Cuando pasé de la adolescencia, veía que la gente me miraba más, que si este chico tiene talento o no sé qué. Recuerdo que vinieron unos agentes a Dominicana para hablar con mis padres y traerme a España para jugar en la LEB, pero dijeron que no porque no había estudios de por medio. Al año siguiente vinieron de Estados Unidos y me consiguieron una beca para ir a un junior college en Iowa. Aprendí inglés, jugué al baloncesto dos años y me fui a Florida a la División 1. Me cambié de universidad y no pude jugar durante un año. El último año fue en la Universidad de Western Illinois, donde tuve un año grandioso e hice muchos números. Jugué un baloncesto de alto nivel y algunos ojeadores de la NBA vinieron a verme unas cuantas veces, pero ese tema no se dio. Sí se dio cuando conocí a mi agente Regino Olivares, de U1ST Sports, que me abrieron la puerta para venir a España a jugar a Vic, donde comenzó mi carrera.
–Una primera etapa en la categoría LEB antes de una carrera larga, sólida y espectacular en la Liga ACB...
–Tuve que picar mucha piedra porque empecé en la LEB Plata. Hicimos una gran temporada, pero no ascendimos. Estuve tres años ahí y ascendimos en el tercero, luego me fui a León y estuve un año en la LEB Oro. Me nacionalicé español, para mí conseguirla no era solo por el baloncesto, significaba mucho porque me abría las puertas para poder viajar. De León me fui a la ACB con el Valladolid, donde estuve dos años, luego un año en el Joventut Badalona, siete en el Gran Canaria, dos en Manresa y un año y medio en Sevilla, donde se acaba mi carrera.
–Su mejor ciclo personal y profesional fue en el Club Baloncesto Gran Canaria, donde estuvo desde 2012 a 2019, ¿no?
–Sí, creo que mi mayor nivel lo viví aquí, hice grandísimas temporadas. Recuerdo que en mi segunda temporada a Martínez -Pedro- se le ocurrió ponerme de cinco, pero se nos dio bien. Éramos un equipo pequeño, pero se nos dio bien y jugábamos bastante bien. El equipo fue creciendo cada año y nos veíamos compitiendo siempre. Luego llegaron los momentos en los que avanzamos en la Copa del Rey y en el Playoff por el título, lo estábamos haciendo bien hasta que llegamos a una final en la EuroCup y otra en la Copa del Rey, ganamos la Supercopa, nos clasificamos para disputar la Euroliga... Muchas historias bonitas y vivimos tantas cosas. Claramente, fue la etapa más bonita en mi carrera profesional.
–Y dejando una huella imborrable en la isla y en la afición...
–Gran Canaria se convirtió en mi vida y en mi casa. Mi familia vive aquí. Me tuve que ir a jugar fuera en los últimos cuatro años de mi carrera, pero mi familia se quedó aquí. Me compré un piso y tengo negocios aquí, yo me vinculé a la isla. La gente me recibió con los brazos abiertos desde el primer día y el cariño recibido ha sido increíble. Recuerdo que pocas veces me sentí incómodo en el equipo. Una temporada no estaba haciendo buenos números con Aíto y me estaban presionando, la prensa, que siempre me respetó mucho, me preguntaba si había bajado mi rendimiento. En ese momento, estaba haciendo algo diferente que me pedía mi entrenador, tenía otra función en el equipo. Por eso, siempre hablo a los jugadores de la importancia que tienen en el equipo. A lo mejor no salen en la prensa o los aficionados no los destacan, pero en el equipo sabemos de su valor por hacer un trabajo que no se ve ni se aprecia tanto.
–Nombró a Aíto. Fue dirigido por muchos de los mejores entrenadores de este país como el citado preparador madrileño, Pedro Martínez o Luis Casimiro, entre otros...
–En cuanto a conocimiento del juego, me han marcado mucho Pedro y Aíto. Siempre he dicho que tienen un estilo muy parecido. A Pedro no le gusta que lo diga y que le compare porque dice que Aíto es un maestro, pero les comparo porque el conocimiento que he compartido de los dos es muy parecido en sus creencias. Claro que con sus formas de contextualizar cada cosa, pero he aprendido de ambos. También con Luis y con toda la gente que me ha aportado experiencia y me ha ayudado a madurar para ser el jugador que soy hoy.
–Empieza una nueva aventura en las categorías de formación del Club Baloncesto Gran Canaria, donde desempeñará el cometido de ser ayudante de Pablo Melo en el combinado de LEB Plata y realizará un trabajo de tecnificación...
–Muchos de los conocimientos que pueda trasladar a los jugadores que pueda tener bajo mi mano vendrán de ahí. También de ese juego de pies que tuve de joven y aprendí en Dominicana, donde lo trabajé mucho con Amauri Durán principalmente. Dedicaba muchas horas a entrenar. En cuanto a la parte técnica e individual, creo que la he desarrollado porque soy un enfermo de esto.
–¿Le motiva trabajar con los jóvenes en todos los aspectos?
–Sí, mucho. Quiero seguir trabajando en la pista con los jugadores en la parte de lo que es competir. Hay que enseñar la parte técnica y táctica, pero a competir también. Hay que sacar eso de dentro aplicando los conocimientos que vas adquiriendo. Intentaremos utilizar métodos para que eso funcione. Es difícil conseguir que los jugadores empiecen a hacer cosas si no se sienten cómodos.
–Hablando de talento, coincidió en el Real Betis Baloncesto con su compatriota Jean Montero, quien tiene contrato con el Dreamland Gran Canaria hasta 2024. ¿Qué tiene que decir?
–Este chico tiene muchísimo talento para jugar al baloncesto. Lo tuve en Sevilla y convivíamos juntos. No dormía en mi casa de casualidad, le decía no te puedo tener aquí todo el día y vete para tu casa (risas). Yo lo echaba muchas veces por las noches para que no se quedara a dormir, pero convivíamos mucho. Ambos estábamos solos, por lo que comíamos juntos y pasábamos la tarde. Lo conocí muchísimo. Creo que su etapa aquí fue difícil, pero estaba un poquito solo también. No consiguió tener una figura cuando se frustraba, una persona que lo ayudara para no enfadarse. Eso que pones una cruz y el mundo tiene un problema menos tú. Creo que él lo vivió aquí hasta el punto que se sintió incómodo con algunas personas del club. Hablando con él durante el año, me di cuenta de que hacía falta una figura que lo ayudara. Conmigo fue fácil porque vio que lo que me interesaba fue que mejorara. En la parte psicológica, está muy bien, no es nada de lo que yo escuché de él de su etapa aquí que pasó siendo joven, que si no tiene cabeza o no sé qué, no es lo que vi. Vi una cosa totalmente diferente, un jugador con muchísimo talento y hambre, con muchísimo entendimiento de juego y que hay que respetárselo aunque sea joven. Es una cosa que muchas veces los jugadores veteranos y entrenadores no queremos saber, que sea joven no quiere decir que no tenga el talento y la capacidad para hacerlo. Lo supimos manejar.
–Tras promediar 17,6 puntos, 3,3 rebotes, 4,3 asistencias y 17,1 de valoración en 16 partidos este curso en la ACB, siendo escogido como el mejor joven de la competición, ¿puede ser el Mundial su escaparate definitivo?
–Que vaya a divertirse y a competir, eso fue lo que le dije. Que haga ese baloncesto que le gusta. No te puedes estresar mucho en esas competiciones, no digo que vayas relajado, pero sí suelto porque ahí pasa todo muy rápido y no tienes tiempo para estar tenso. A ver cómo lo hace, creo que lo hará bien. Dominicana tiene jugadores importantes y veremos el rol que se le dará en el equipo.
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