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El Rocasa en el aeropuerto de Gran Canaria. cober

Emoción, lágrimas y mucho honor para recibir al Rocasa campeón

balonmano ·

El equipo teldense ya se encuentra en la isla tras conquistar su tercera EHF European Cup

Kevin Fontecha

Kevin Fontecha

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 15 de mayo 2022, 09:49

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Nadie quiso perderse la llegada de las campeonas. Era la tercera EHF European Cup que conquistaba el Rocasa Gran Canaria, pero las otras las levantó en la isla. Esta fue diferente. Le tocó al combinado teldense sacar músculo y saber sufrir en el Martín Carpena de Málaga para conquistar el trofeo. Le bastó con mantener la diferencia de goles que se había ganado en la ida de la final (21-17 y 29-25).

Fin de semana mágico y cargado de emociones el que completó este domingo el CB Remudas en el aeropuerto de Gran Canaria. Nadie se quiso perder el recibimiento a las guerreras de Telde. Familiares, amigos y aficionados aguardaban la salida del equipo al grito de «campeonas».

Tras recoger el equipaje, la puerta se abrió y el Rocasa, con las capitanas María González y Mela Falcón, apareció. Llovieron piropos, elogios, gritos de ilusión y muchos cánticos más que merecidos. Una a una fueron saliendo las actuales campeonas de Europa. Las reinas del continente. Todas emocionadas. La historia del club sigue escribiéndose con tinta de oro.

Con la medalla al cuello y el orgullo de haber sumado la tercera EHF European Cup, los saltos de alegría inundaron el aeropuerto. Ni la resaca de la noche ni el madrugón (el despertador sonó a las cuatro de la mañana y el avión salió a las 7.20 horas) contuvieron el júbilo. No dejó de cantar el Rocasa. Antes de subirse al avión hubo bromas, cariño y mucho humor. Todo eran buenas caras pese a haber dormido menos de tres horas.

Porque nunca una «derrota» tenía «tan buen sabor» como dijo el técnico Robert Cuesta, que estrenaba su casillero de títulos a los mandos del Rocasa. Supo vivir en el infierno el grupo insular, que aguantó el ritmo de un incisivo Costa del Sol Málaga consciente de que su afición le iba a dar un plus de competitividad y esfuerzo tremendo.

La diferencia de goles y la ventaja obtenida en Telde fue decisiva. Esos cuatro tantos de más logrados en casa al final sirvieron para valerle la derrota en tierras malagueñas. Silvia silenció un Carpena que nunca antes, durante los sesenta minutos del enfrentamiento y los otros sesenta desde que abrieron las puertas del pabellón, se había callado.

Una noche histórica

Fue el colofón perfecto para el Rocasa, que creyó siempre en sus posibilidades y que reinó en un Martín Carpena que batió el récord de asistencia en España en un partido de balonmano femenino, con 7.183 espectadores.

Una noche perfecta que dejó para el recuerdo a las jugadoras del Rocasa firmando autógrafos a la hinchada local, al presidente Antonio Moreno buscando un «24 horas para comprar dos botellas de ron y celebrarlo por todo lo alto» y con la plantilla tirándose a la piscina del hotel en Benalmádena aunque no les dejaran bañarse a esas horas de la noche.

Ya rumbo a la isla, no había sueño aunque en el avión reinó el silencio y la paz. Solo era una tregua. Luego seguiría la fiesta. La tranquilidad del trabajo bien hecho. Las chicas del Rocasa estaban deseando que saliera la última maleta para enfilar a celebrar con su afición la última gesta, el que es el octavo título en su historia (Copa de la Reina, 2015; EHF, 2016; Copa de la Reina, 2017; Supercopa de España, 2017; Liga Guerreras Iberdrola, 2019; EHF, 2019; Supercopa de España, 2019; y la última EHF, el pasado sábado 14 de mayo de 2022). Casi nada.

Cuando se abrió la puerta, uno de los aficionados presentes rugió como un león al grito de «este equipo es una burrada, nunca deja de sorprender. Es un orgullo para toda Canarias».

«Campeonas, campeonas, campeonas» fue lo más escuchado en el aeropuerto de Gran Canaria. «Vaya ovarios tienen», dijo una de las aficionadas presentes mientras fotografiaba a las jugadoras, que reían y arrojaban alguna lágrima de alegría. «El año que viene caen más títulos, tienen un equipazo, ya verás», añadió con fe ciega.

Los más pequeños querían tocar la copa y ponerse la medalla al cuello como las guerreras del Rocasa Gran Canaria. Silvia Navarro le dio la suya a su hijo Unai nada más verlo. Qué bonito cuando se gana y qué bonita la felicidad. Que no acabe nunca.

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