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Pau Gasol anucia su retirada de las canchas de baloncesto. reuters
Gasol I, 'El Emperador'
Análisis

Gasol I, 'El Emperador'

Pau deja el legado espléndido, eterno, deportivo y humano que corresponde el mejor baloncestista español de la historia

ángel resa

Martes, 5 de octubre 2021, 18:41

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Tal vez ni siquiera el propio protagonista comprendió hace veintidós años que aquel suplente de Germán Gabriel en los juniors de oro que ganaron la final mundialista de la categoría a Estados Unidos (verano de 1999) acabaría como el mejor jugador español de la historia. Pueden restregarse los ojos al leerlo, pero aquel chico longitudinal y delgaducho con las muescas propias del acné en la cara adelantó a toda una generación extraordinaria –una de las que surgen cuando los astros se alinean muy de vez en cuando– mediante aceleraciones de cero a cien en apenas unos segundos.

Sí, el resplandor de Gasol I 'El Emperador' fue en su día –y miren que lo ha mantenido en el tiempo– la consecuencia de una pirotecnia casi repentina. De pronto, en dos campañas mal contadas entre aquel logro prodigioso de la capital portuguesa y su 'mascletá' demoledora, Pau explotó la traca entera de su baloncesto perenne para dejar en el aire el olor recio de la pólvora quemada. Doblete con la camiseta del Barça que desnudaba sus brazos de tirillas (2001), un costa a orilla mayestático en la final frente al Real Madrid y vuelo transoceánico con destino a Estados Unidos.

La carrera del hijo mayor de Marisa y Agustí representa un relato de superaciones continuas, a cual mayor con respecto a las anteriores. Atlanta lo eligió en el ¡número 3! del draft de la NBA y en minutos lo trapasó a los Grizzlies para gloria y gratitud de Memphis. La ciudad de Elvis, el sitio famoso desde la vertiente lúgubre por el asesinato de Martin Luther King en la terraza de un motel, halló en el pívot de Sant Boi un motivo de orgullo atlético. El interior de Sant Boi rescató a la franquicia de la mediocridad y contribuyó poderosamente a meterla en la selva de los 'play off'. Imposible olvidar aquella remontada suya por la línea de fondo contra su ídolo de la infancia, Kevin Garnett, que se quedó sorprendido y humillado en su altanería innata por el mate inclemente de un chaval que certificó el respeto que, en adelante, había de dispensarle la mejor Liga del mundo.

Al primero de la saga se le acabaron los argumentos para proseguir su trayectoria en el estado de Tennessee. Ya había portado en andas a todo un club durante seis temporadas y media. Así que dejó el resto del crecimiento del conjunto importado desde el oeste de Canadá a su hermano, otra figura reverenciada en Memphis. El 1 de febrero de 2008, fecha capitular en la biografía baloncestística de quien ayer abrochó una carrera magnífica, nada menos que los Lakers anunciaron la incorporación de Gasol I a la causa de la púrpura y el oro.

No pudo el conjunto 'guapo' de Los Ángeles alzar el titulo de la NBA cuatro meses después, pero ya con Pau asentado firmemente en su patio de armas lució los anillos de 2009 y 2010. Uno ante Orlando y otro ante el archirrival del Este, unos 'tales' Celtics. Imposible asumir los campeonatos sin las participaciones determinantes del ya fallecido Kobe Bryant, como tampoco cabe en mente humana entender que al margen de Pau ni siquiera el bloque de Phil Jackson -el señor de los anillos- hubiese alcanzado las finales. Junto a las cooperaciones necesarias de Lamar Odom como el tercer hombre.

Esplendores y renuncias

Cierto que tras dejar los Lakers, la carrera de Gasol I fue perdiendo ruido y dejado menos estelas tras de sí. Sus inquietudes culturales le decantaron por la oferta de otro clásico de la NBA, Chicago, donde alternó esplendores y renuncias. Tampoco su paso por San Antonio, el club perfecto para armonizar con él su modo inteligente de comprender el baloncesto, sirvió para incrementar una leyenda en vida que ya estaba por entonces sólidamente cimentada.

El hombre que este martes anunció su 'adeu' a los 41 años, tras dos ejercicios lastrado por la frustración de unas lesiones severas, deja como legado valores tan relevantes como el liderazgo natural sin necesidad de bocinas ni voces, una lectura del juego sólo apta para bibliófilos consumados, el compromiso junto a los grupos en los que se ha involucrado, los ganchos con ambas manos, el talento parta dañar entramados rivales mediante un catálogo amplio de cromos y una defensa por conceptos que superaba su inferioridad corporal ante otros rivales. De hecho, uno de los dos 'MVP de Kobe en las finales ganadas bien podría embellecer la vitrina del poste catalán.

¿Y qué escribir de su huecograbado profundo en la selección española sin agotar la tinta de las impresoras? Dos platas olímpicas, oros mundiales y europeos, referencia absoluta de una generación mayestática… En el recuerdo permanente, allá donde jamás se olvida nada, quedan sus ¡cuarenta puntos! a Francia en las semifinales continentales de 2015. Imágenes de un hombre poseído por su propia gracia a quien los adversarios galos sufrieron como se padece a un dios indestructible. Historias de Gasol I 'El Emperador'.

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