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«‘Jallos’ revive el sonido que identifica a Mestisay»

«‘Jallos’ revive el sonido que identifica a Mestisay»

La cantante grancanaria Olga Cerpa con Mestisay acaba de editar un nuevo álbum, titulado ‘Jallos’, compuesto por canciones propias y versiones de temas que les han marcado. El próximo día 1 de enero, al atardecer, lo presentan en un concierto gratuito con las Dunas de Maspalomas de fondo.

Jueves, 1 de enero 1970

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— Olga Cerpa y Mestisay vuelve con el álbum donde aparecen algunos de los hallazgos que se han encontrado a lo largo del tiempo. ¿Cuál es el origen?

— Son canciones que, a medida que viajábamos, nos las hemos ido encontrando. Cosas singulares, salvo algún tema muy conocido, como Reclamo místico, que lo hemos hecho en una onda de swing. Aunque también es un jallo, porque en Nueva Orleans descubrimos cierta conexión entre la música cubana y la de ese enclave norteamericano en los mismos años de este tema tan conocido. El resto son canciones curiosas, desconocidas algunas, que nos gustan y que siempre hemos tenido claro que queríamos darles una vuelta y tocarlas. Después está el caso de La perla. Le dimos muchas vueltas. Yo siempre he querido darle un giro, porque se ha versionado mucho. Es difícil acercarte a un tema así, porque todo el mundo ya tiene una referencia del mismo. Creo recordar que fue en Nueva Orleans, desayunando, cuando Manolo [González] y yo empezamos a darle vueltas. Al final salió esta versión.

— Hablamos de distintos hallazgos o encuentros, muchos fuera de las islas, pero que ustedes llevan a su terreno.

— Nos traemos los temas a nuestra orilla. Ahí es donde está el lío. Siempre hemos sido de poner mucha tierra en distintos tiestos o de salirnos del tiesto [risas]. Pero siempre con una coherencia, con un hilo conductor. Si te fijas, en los últimos diez discos, puede que desde La rosa de los vientos, la coherencia ha recaído en el hecho de que hagamos lo que hagamos, desde fados hasta boleros, siempre ha existido una referencia a la raíz. Hay gente que no lo hace y lo rechaza, cosa que me parece muy lícita, pero para nosotros es fundamental. Si no, no es nuestro. Sería algo impostado. Este disco creo que vuelve a ese sonido que la gente entiende como sonido Mestisay.

— ¿Una vuelta a los orígenes?

— Sí, un poco así es.

— ¿Mestisay de los noventa?

— Sí. De todas formas es algo lógico, porque cinco temas de Jallos son nuestros, cuatro de Manolo González y uno mío –Décimas swing–. Cuando te pones a escribir, lo habitual es que te salga tu lenguaje. Manolo escribe como escribe y hace las melodías que hace... por eso suena tanto a Mestisay.

— Si hablamos de un álbum que reúne una selección de hallazgos con los que se han topado durante su carrera musical, lo normal es que tuviese cierto aire nostálgico, por mirar al pasado. Pero no es así, ¿no lo cree?

— El disco tiene mucha alegría y mira para adelante. El día que mire para atrás, lo dejo. Es una apuesta por la buena energía. Hemos pasado años complicados. Se notaba una tristeza en el ambiente que nos aplasta. Ahora empiezo a ver otra cosa. No solo por la economía. Estos días he visto que los principales valores para la gente joven son la familia y los amigos. Hace seis o siete años era distinto. Con la crisis hemos tenido que recolocarlo todo y eso también ha tenido alguna que otra cosa buena. Incluso en mi profesión. Se ha depurado mucho y se han ido muchos cantamañanas. Esta profesión, al ser tan vocacional, es a veces como una maldición. Eres músico y tiras para adelante, te vaya bien o te vaya mal. Lo que pasa es que una vez superada la depuración, hay que avanzar. Se necesita afrontar las cosas con una mayor alegría. Jallos contiene mucha alegría, aunque cuenta con temas más lentos.

— También incluyen cosas nuevas, con pinceladas africanas y el swing que antes ya mencionó.

— Claro que sí. Es que si te repites, acabas aburriendo. Me aburriría yo y creo que aburriría a la gente que nos sigue. Dicen que repetirse es bueno desde un punto de vista comercial, por el marketing, porque creas una marca. Pero repetirse constantemente durante una carrera de más de treinta años... hay artistas de los que me compro los discos uno y cuatro, porque el resto son una repetición constante de la misma fórmula. Aspiramos a que la gente se sorprenda cuando escucha nuestras nuevas propuestas.

— Los primeros test en directo los realizaron durante la reciente gira por Argentina y Uruguay y creo que los resultados fueron satisfactorios. ¿No es así?

— Recibieron muy bien las nuevas canciones. Llevamos a las radios dos temas cuyas mezclas no estaban completadas y a pesar de eso les encantó. Es más, tenemos previsto editar el disco en Uruguay y en Argentina.

— En las últimas entrevistas que ha dado, Manolo González repite constantemente que usted ha alcanzado el esplendor vocal. ¿Lo comparte?

— No le hagas caso [suelta una carcajada]. Ahora sé más. Es cierto que, desde que dejé de fumar, manejo agudos que se me habían ido. Tengo otra capacidad. Sé manejar mejor la voz y en qué tonos cantar. Cuando eres joven, lo que quieres es cantar alto y fuerte. Llegar muy alto y cantar muy fuerte. Con el tiempo, aprendes qué es alto y fuerte para ti. A lo que le sumas que bien dosificado, se dice mucho más. Tengo que reconocer que nunca he sido de trasnochar. En ese sentido soy de una vida tranquila. Si trabajas de noche y vives de noche, no llegas en buenas condiciones a estas alturas de tu carrera. Mi objetivo es llegar a estar como Luis Morera [risas]. Canta que da gusto y nadie sabe cómo lo hace. También es verdad que se cuida y que no sale por la noche. Y le suma que sabe cómo cantar y eso se aprende con el tiempo.

— Como Omara Portuondo, con la que compartió escenario este verano en las fiestas fundacionales.

— Buff!!. Está viejita y le cuesta acordarse de ciertas cosas, pero hubo momentos inolvidables. En Las Palmas de Gran Canaria fue con Maripositas y en Tenerife con el bolero Nosotros. Fue el momento en el que enebró de verdad. Se me ponen los pelos de punta al contártelo. Fue maravilloso cómo cantó, cómo decía... Entre el público había muchos cantantes y yo les reconocía que todos, absolutamente todos, queríamos cantar con Omara Portuondo. A mí me tocó la pedrea [suelta una carcajada]. Fue algo que te queda para toda la vida. Las posibilidades que tienes de cantar con los iconos, con tus referentes, son pocas. He tenido la fortuna de cantar junto a Serrat, con Carlos Cano, con Omara... En esos momentos me pellizco, porque la niña que llevo dentro aún sigue ahí.

— Lo que se ha quedado en el camino es el mercado discográfico. ¿Dónde se puede adquirir , más allá de internet?

— Lo enviamos si nos lo solicitan a través de nuestro facebook oficial, sin costes adicionales, y lo vendemos en los conciertos. Ya no existen tiendas de discos. El Corte Inglés solo se interesa por los cuatro o cinco súper ventas. En los conciertos vendemos mucho, hasta 400 en una noche.

— Cuando finalizan comienza usted a firmar cds.

— Así es, pero no me importa. Es el momento en el que tienes una mayor cercanía con el público. Es triste que la industria no sea consciente de que aún hay gente que quiere tener el disco físico. Han desaparecido los canales antes de tiempo. Es indudable que lo mayoritario es lo digital, pero eso no cubre toda la demanda. Existe un campo, aún grande, que está desatendido. Jallos lo vamos a poner a la venta en librerías, porque hay gente que no puede ir a los conciertos y quiere tener el disco físico entre las manos. Quiere ver la portada, leer las letras... eso no te lo da Itunes. Estoy convencida de que en Las Palmas de Gran Canaria una tienda de discos tendría éxito.

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