El Ensemble Trasatlántico de Folk Chileno se estrena en España con un concierto en Teror

Mantener la esencia, pero al mismo tiempo mezclar la raíz folclórica con sonidos de otros países, permite al Ensemble Trasatlántico de Folk Chileno hacer evidente la universalidad y transversalidad de la música. El grupo creado hace doce años por Ernesto Calderón y Gianela Machuca, ofrecerá su primer concierto en España el próximo día 13 de septiembre en el marco de la 35º edición del Encuentro de Música Teresa de Bolívar de Teror que organiza la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario, a través de la Fundación Nanino Díaz Cutillas.

El grupo llega por vez primera al país para presentarse en la Villa Mariana en donde ofrecerá un repertorio que incluirá temas inéditos de su próximo disco inspirado en ritmos latinoamericanos de Brasil, Argentina y México, entre otros. «En esta ocasión hemos preparado un 'show' especial que se acompaña de una puesta en escena dinámica e innovadora. Interpretaremos una selección de temas presentes en nuestros álbumes, mostrando una amalgama de ritmos y melodías que identifican nuestra música chilena», explica Geraldine Turres Rodríguez, coordinadora Proyecto Orquestas Profesionales Populares del Ensamble Transatlántico de Folk Chileno.

El repertorio original del grupo integrado por una quincena de personas de distintas zonas de Chile abarca estilos muy diversos como la cueca, el huayno, los ritmos de Rapa Nui, el canto mapuche, e incluso la música afrodescendiente, herencia poco reconocida del citado país.

«El Ensamble Folk es un grupo que nace de las experiencias con otras culturas, ritmos y melodías de distintos lugares más allá de nuestro continente, de ahí viene el nombre Transatlántico», advierte Geraldine Turres.

«Nuestra propuesta musical está arraigada en la música tradicional o música de raíz latinoamericana, pero lo que nos caracteriza de otras agrupaciones es el tipo de fusiones e instrumentación que usamos para nuestras creaciones. Esto nos da un espacio muy rico de experimentación ya que entre nuestros integrantes tenemos miradas desde la música popular, el jazz, el funk, la música clásica, la cumbia y otros géneros afines que se mezclan y logran retratar la gran diversidad cultural que alberga Latinoamérica», añade.

Para la coordinadora «es importante siempre reinventarse para refrescar los sonidos tradicionales y darles una mirada actual para que sigan perdurando en el tiempo». Es lo que hace de alguna manera esta formación que ha optado en los últimos cuatro años a una subvención otorgada a orquestas profesionales populares por el Ministerio de las Cultura, las Artes y el Patrimonio del Gobierno chileno.

En estos más de diez años de existencia el grupo chileno ha trabajado en la puesta en valor de las manifestaciones tradicionales del país, refrescando su patrimonio cultural.»Hemos recuperado ritmos que hoy en día son muy poco conocidos como la pericona o la sajuriana y las hemos traído con una sonoridad más actual y renovada. Además, hemos tenido la oportunidad de representar a nuestro país en muchos lugares del mundo como Japón, Corea, Brasil, Dinamarca, entre muchos otros, difundiendo la gran riqueza de la música y la cultura chilena».

«En Chile existe un ecosistema musical muy nutrido y variado, con agrupaciones de larga trayectoria y proyectos nuevos que van surgiendo cada año en la escena musical. Sin embargo, la mayoría de estos proyectos tienen que subsistir en base a la autogestión y la postulación a fondos concursables, lo que en varios aspectos es bueno, ya que impulsan la profesionalización con unos estándares de exigencia muy altos, motivando a las agrupaciones a desarrollar una propuesta musical de calidad. Pero a la vez es muy desfavorable ya que los recursos son muy limitados y muchos proyectos que son bastante buenos quedan fuera de la selección, generando un ambiente de mucha competitiva», lamenta Geraldine Turres.

Para Turres es un honor que el Ensemble Trasatlántico de Folk Chileno vaya a actuar sobre el mismo escenario del encuentro de música popular que también pisaron hace ya años dos de los grupos más reconocidos internacionalmente de Chile, Quilapayún e Inti Illimani. Integrados en el movimiento de La Nueva Canción Chilena que se desarrolló formalmente entre la década de 1960 y la primera mitad de la siguiente, ambos grupos coexistieron en el momento político que fue desde el gobierno del democratacristiano Eduardo Frei Montalva hasta las postrimerías de la Unidad Popular y el derrocamiento del presidente socialista Salvador Allende en 1973.

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