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Hacer hoy negocios en China es casi una obligación para compañías de cualquier tamaño, pero intentarlo en la década de los 70 del siglo pasado era una misión para pioneros, y esa, pionero, es la palabra que mejor encaja con la vida de Marcelo Muñoz, decano de los empresarios españoles en China, donde puso el pie en 1978, cuando el país no era ni por asomo la gran potencia actual. Desde aquellos primeros pasos hasta ahora, Muñoz ha sido el mejor embajador de España en el país oriental y ha abierto camino a todas las empresas que le han pedido ayuda, pero también, un conocedor de sus costumbres y su cultura. En 2012, creó la Cátedra China, un 'think tank' que pretende unir a los dos países y del que es presidente emérito y ahora publica 'China ha vuelto para quedarse', su visión sobre el gigante asiático.
La presentación del libro reunió a figuras políticas de primer nivel. El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y la exministra de Exteriores Ana Palacio escoltaron a Muñoz, que recordó que China «fue durante dos mil años una primera potencia mundial hasta que vivió una decadencia forzada por Occidente y Japón». «En 1978», recordó el autor, «era la potencia 120 del mundo, ahora es la segunda, y todo el mundo se pregunta: '¿Cómo lo ha conseguido?'». Las respuestas a esta pregunta son variadas, y están en el libro, pero Muñoz adelanta que una de ellas tiene que ver con el nivel de sus dirigentes. «Decía Kissinger que los políticos chinos son los más preparados del mundo».
Zapatero, por su parte, mostró su admiración por China. «En los últimos 40 años, 800 millones de chinos han salido de la pobreza y en 2018 desapareció la última bolsa de pobreza extrema del país. No hay ningún país en la historia que haya logrado tanto en tan poco tiempo», destacó el expresidente, que pidió un «diálogo sincero basado en la profundización del conocimiento» entre Occidente y el país asiático. «Nadie puede imponer a nadie ni una cultura ni una religión ni un modelo», señaló Zapatero, abriendo así un debate sobre el sistema político en China.
También Ana Palacio pidió diálogo con China y lamentó que el país, de la mano del actual presidente, Xi Jinping, haya perdido parte de ese pragmatismo que tuvieron sus antecesores. «China es una gran potencia y lo será más todavía en la ciencia o en la inteligencia artificial. Tenemos que llegar a acuerdos entre estas dos visiones del mundo», reclamó.
La Ruta de la Seda, de la que Marcelo Muñoz se declara gran partidario, el sistema político chino o la falta de libertades en el país son asuntos que generaron debate en la presentación del libro. Zapatero defendió al régimen chino y aseguró que es el único país miembro del Consejo de Seguridad de la ONU que cumple la carta fundacional de esta organización, firmada en 1945 en San Francisco, que «no discrimina entre sistemas». A esta cuestión Palacio respondió asegurando que la carta «hace hincapié en los derechos humanos», vulnerados habitualmente en China. Muñoz, por su parte, solicitó el fin de los «recelos frente a China» y pidió que se abra un diálogo entre «la ilustración y el confucionismo», los motores ideológicos de Occidente y China, «lo que sería un verdadero diálogo de civilizaciones», y reclamó al Gobierno español «valentía» para unirse al proyecto de la Ruta de la Seda. «Traería grandes beneficios a nuestro país», aseveró.
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