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Las Palmas de Gran Canaria.
Lunes, 27 de marzo 2023, 01:00
La consejería de Cultura del Cabildo grancanario y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) acaban de firmar un convenio de colaboración con la finalidad de controlar el plagio en los trabajos que a partir de ahora se presenten para su publicación en los 'Anuarios de Estudios Atlánticos', la revista científica pluridisciplinar, editada por el Cabildo de manera ininterrumpida desde 1955.
El 'Anuario de Estudios Atlánticos' solo admite trabajos de investigación originales e inéditos que no hayan sido objeto de publicación. Por ello, la finalidad de este convenio permitirá examinar los artículos que reciba dicha revista, con carácter previo a su publicación, para garantizar el estricto cumplimiento de la normativa vigente en materia de propiedad intelectual y evitar, en lo posible, la comisión de plagio por parte de los investigadores que presente sus trabajos.
El control se ejercerá a través del 'software' de pago denominado Turnitin, uno de los más potentes del mercado y el más utilizado en las universidades española, que permite cotejar un determinado documento con millones de textos científicos y de la web para detectar posibles copias.
La cesión del uso no exclusivo del software anti-plagio de la ULPGC verificará la originalidad de los contenidos que se someten a su examen, y lo consigue a través de un sistema de comparación con su extensa base de datos. De esta manera, y una vez realizada la citada comparación, el sistema genera un informe de similitudes o coincidencias que deberá ser tenido en cuenta por el 'Anuario de Estudios Atlánticos' a la hora de identificar un posible plagio y, en consecuencia, solicitar de su autor o autora las modificaciones que procedan o, en su caso, optar directamente por no publicar el artículo.
Según ha indicado la consejera de Cultura del Cabildo, Guacimara Medina, este convenio que firmó hace unos días con el rector de la universidad grancanaria, Luis Serra, «viene a fortalecer la estrecha relación que mantenemos desde hace años que se ha materializado con anterioridad con otro acuerdo orientado a la digitalización de la revista del 'Anuario de Estudios Atlánticos' y de los Coloquios de Historia Canario-Americana firmado en el año 2003».
Hay que puntualizar que esta colaboración asimismo se materializa con la participación de la citada universidad en el proceso de evaluación de las publicaciones del mencionado 'Anuario', ya que su profesorado forma parte del Comité Científico de dicha revista, en calidad de informantes externos. «De otro lado, el convenio suscrito refuerza aún más si cabe el rigor científico y la naturaleza divulgadora de la revista, aumentando el control sobre los artículos publicados en el Anuario y, en consecuencia, favoreciendo el prestigio del que ya goza en sus más sesenta años de vida», añade Medina.
Con el objeto de garantizar la originalidad y evitar el uso fraudulento de fuentes documentales, la ULPGC implantó en 2019 la herramienta Turnitin para detectar coincidencias textuales en actividades y trabajos (entre los que se encuentran las tesis doctorales que han de ser sometidas a esta herramienta con carácter previo a su defensa) presentados por los estudiantes, así como de aquellas publicaciones que son responsabilidad de esta universidad.
Hay que puntualizar que la Comisión Doctorado en Estudios Lingüísticos y Literarios en sus Contextos Socioculturales (DELLCOS) de la ULPGC, tras llevar a cabo un estricto protocolo procesal, no autoriza el depósito de tesis doctorales que tras la entrega de la justificación y corrección de las coincidencias detectadas en tesis doctoral presente más de un 15% de coincidencias si justificar y corregir.
Esta misma herramienta informática anti-plagio fue la que empleó La Moncloa para someter a revisión la tesis doctoral del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, titulada 'Innovaciones de la diplomacia económica española: Análisis del sector público (2000-2012)', defendida en noviembre de 2012 y evaluada con un 'cum laude', la máxima nota posible y también la más común en los trabajos de doctorado que se publican en España. Turnitin determinó entonces que un 13% del texto original de Sánchez aparecía en otros documentos, si bien otro de los softwares empleados, PlagScan, determinó un porcentaje mucho más bajo: un 0,96%.
Un profesor universitario que ha usado Turnitin asiduamente y prefiere guardar anonimato, señala que «el porcentaje que arroja Turnitin es muy relativo. El programa te da un porcentaje global y porcentajes de cada sitio del que encuentra contenido. Puedes haber cogido el 10% de un sitio, el 15 de otro. Si te da una suma tremenda tienes un problema, pero también lo tendrías si de uno de esos textos has plagiado el 50% o más. Se valora teniendo en cuenta ambas cosas», asegura.
Según las fuentes consultadas, la herramienta Turnitin es rapidísima y ofrece resultados casi inmediatos. Tarda segundos en analizar trabajos de 300 páginas. Además de la ULPGC, Turnitin trabaja con editoriales y universidades como la Complutense y la Autónoma de Madrid, la Politécnica de Valencia, Sevilla, Granada, Salamanca y Pompeu Fabra de Barcelona, entre otras importantes, de tal manera que su software está ya implantado en el 70% de las universidades españolas.
Básicamente, los documentos cargados se comparan con tres tipos de fuentes en el caso de Turnitin: el material disponible en la web abierta (Wikipedia -Turnitin asegura que tiene indexado el 100% de la enciclopedia virtual, El Rincón del Vago, 'National Geographic' y los repositorios de tesis doctorales publicadas en abierto), los documentos académicos y científicos subidos a plataformas como Elsevier, Science, Epsco, Emeral o Proquest, y, finalmente, otros trabajos subidos por los estudiantes de las universidades que están suscritas a la herramienta. En este caso, aseguran fuentes de la empresa, esos documentos se suben a la base de datos solo si las universidades lo autorizan.
Según datos oficiales de la propia herramienta Turnitin, un 16 % de los estudiantes a nivel mundial admite haber recurrido alguna vez a esta práctica, y debido a que los verificadores de plagio tradicionales no la detectan, la compra de ensayos presenta un nuevo riesgo para las instituciones educativas.
En 2014 un escándalo impactó a 16 universidades de Australia cuando se hizo público que más de mil estudiantes utilizaron MyMaster para escribir ensayos.
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