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Terapia arriesgada

Terapia arriesgada

Jueves, 1 de enero 1970

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Intente encontrarle sentido a su vida, cuestione las decisiones que lo han situado en este punto de su existencia y contará con elementos suficientes para construir un sólido drama. Si a ello le sumamos una enfermedad mental crónica en su entorno inmediato, tendrá usted los ingredientes ideales para cocinar una gran tragedia.

Con este material sensible trabajó Brian Yorkey enCasi normales, el musical que desembarca por primera vez en España gracias al atrevimiento del productor canario Adrián Guerra.

El autor de Por 13 razones nos cuenta una historia oscura y familiar que solo se digiere gracias a la música, omnipresente durante las dos horas y media de espectáculo y que complica el trabajo a unos intérpretes que logran sacar lustre a este guión premiado con un Pulitzer.

Nina da vida a Diana. Una mujer que intenta superar su trastorno bipolar crónico y que se convierte en el centro de atención de toda su familia, hastiada de sus altos y bajos.

El problema es que la ciencia no es exacta y en el caso de las enfermedades mentales aún menos. La farmacología para estos trastornos se inventaria en una irónica canción de estilo daba-daba-da.

Dinámica y amena, la primera parte de la obra, trufada de humor caústico, nos presenta a los personajes y su difícil relación con la madre. En la segunda, se desata el drama con elementos tan asombrosos como el electroshock, un tratamiento brutal que sirve para resetear el cerebro y que se sigue practicando en muchos países, incluso en España, donde el año pasado se cifraron 3.000 sesiones de terapia electroconvulsiva.

Y a pesar de que no todos conocemos o sufrimos de cerca estos problemas, la obra cala en el espectador porque esta batalla para alcanzar la normalidad cotidiana se libra en el interior de una casa, con personajes que llevan vidas similares a las nuestras y dotados de las imperfecciones que los hacen más humanos, aunque canten como los ángeles.

En cuanto a las voces, sobresalen las de Guido Balzaretti y Jana Gómez, interpretando a los hijos de la protagonista, que logran transmitir grandes dosis de emoción al público en sus diálogos cantados. Nina, por su lado, proyecta su voz con una seguridad tan brutal que cuesta imaginarla como esa mujer, por momentos, frágil y vulnerable a la que da vida.

Es gratificante ver un musical que se atreve a aventurarse por ese territorio movedizo de los dramas cotidianos, con una puesta en escena eficaz, bella y ágil. Una osadía que fue recompensada en el teatro Pérez Galdós con una larga ovación del público que despidió en pie el estreno nacional de la laureada obra.

Ahora solo resta saber si el boca a boca funcionará y si Casi normales, un musical desconocido en nuestro país, logrará permanecer tres temporadas seguidas en la cartelera española como ocurrió en Argentina, un país en el que la psicoterapia tiene muchos adeptos.

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