El CAAM se rinde a Dámaso
El espíritu inquieto de Pepe Dámaso (Agaete, 1933) inunda desde hoy el templo grancanario del arte actual. La gran retrospectiva que se exhibe hasta el 17 de septiembre era una cuenta pendiente que al fin se ha saldado, como reconoce el consejero de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Carlos Ruiz.
«No es normal que una retrospectiva como esta se haga a un artista vivo», comentó emocionado Pepe Dámaso que, echando la vista atrás, reconoce que lleva casi 70 años entregado de forma «sacerdotal» al arte con el objetivo de hacerlo llegar a «la gente para la que se ha hecho». Justamente por ello, porque esta muestra acerca su trabajo a los canarios, el maestro está más exultante y arrollador que nunca.
En todo caso, lo extraño es que su obra no haya ocupado antes este espacio. «Es uno de los artistas canarios más destacados del siglo XX. Esta muestra revisa y da visibilidad a uno de los autores fundamentales en la construcción de las vanguardias insulares», indicó Orlando Britto que reconoció que, con esta exhibición, se liquida una deuda.
La muestra reúne 150 obras seleccionadas de entre las 6.000 piezas del artista por la comisaria y ayudante de Dámaso, Carmensa de la Hoz. «Ha sido difícil porque la exposición se ha preparado tras el trasvase de su obra desde el almacén de su casa al depósito del Gobierno de Canarias, al que ha donado todo su legado», indicó la comisaria que resaltó que la exhibición incluye una decena de piezas de sus inicios artísticos y de colecciones privadas que nunca han sido expuestas. «Hasta yo misma he descubierto nuevas cosas del maestro, y eso que llevamos 43 años juntos», resaltó la mayor conocedora del legado del artista, que le expresó su agradecimiento por haber tenido la «oportunidad de trabajar tan íntimamente» con él. A veces pienso que Manrique me lo dejó de herencia», bromeó para esquivar la emoción.
De la Hoz sostiene que el CAAM es el espacio «donde Dámaso se va a presentar en toda su esencia» porque comparte con el artista su espíritu tricontinental por su marco natural, Europa; por su vocación africana, que lo convirtió en el primer artista español que participó en la Bienal de Dakar, en 1966, y su interés por Latinoamérica, avivado por su vínculo con la literatura, no solo latinoamericana, sino universal.
«Creo en él, creo en su obra, creo en su sentido plástico, que es único», resalta la experta, que subraya su resistencia a sumarse a la corriente informalista de algunos de sus coetáneos. «Aunque tuvo su momento de abstracción del 54 al 56, a pesar de los pesares, no siguió el redil, por eso su obra es tan especial y tan única. Cuando visiten la exposición, lo verán», comentó la comisaria que vaticina un largo recorrido para este proyecto.
De hecho, la comisaria indicó que la exposición tendrá itinerancia por el Palacio de Santa Cruz de Toledo, Es Baluard en Mallorca, el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, el centro Wilfredo Lam de La Habana, el museo San Ildefonso en México, el museo Ponce de Puerto Rico y el museo Frost en Miami. Además se está cerrando la posibilidad de que se exhiba en Lisboa y Bogotá. «Queremos -añadió- echar el resto, que se conozca su obra y que el mundo lo admire de la misma manera que lo admiramos nosotros aquí».
Tres plantas para 69 años de creación
La exposición arranca en el sótano del museo con documentos sobre las primeras muestras de Dámaso. Sus ilustraciones constructivistas para Oí crecer las palomas, de Manuel Padorno; los bocetos de los murales del Mercado Central o su lectura informalista de La Rama nos presentan al Dámaso más abstracto. El cubo central se dedica a Juanita, una serie definitoria de su espíritu multidisciplinar donde mezcla objetos, pinturas y fotografías en las que retrata a su antigua maestra. «Me solidaricé con Juanita que estaba en una profunda soledad», dice el artista sobre este trabajo emparentado con el arte povera.
En la planta baja convergen sus siete Héroes atlánticos, expuestos en el Castillo de la Luz primer Día de Canarias que se celebró, y su Retablo del Atlántico que dedica a los héroes que se internan en el océano huyendo del hambre. El cubo central reúne siete obras de una de sus series más emblemáticas, La muerte, realizada entre los años 67 y 69. Este tema también protagoniza las piezas de la serie Umbría, donde Eros y Tanatos confluyen en unas pinturas eróticas protagonizadas por esqueletos. En esta planta también se proyecta su película La umbría, dirigida por Damaso en 1975.
La tercera planta reúne pinturas dedicadas a los hitos literarios de Dámaso: Pessoa, Lorca, Saramago, Alonso Quesada, Galdós o Tomás Morales. También su obra centrada en África, con dibujos de la serie Mango negro, su Políptico de las Cacatúas, donde representa a un Cristo negro, o las esculturas que presentó en la Bienal de Dakar de 1966, además de algunas piezas de su serie Balos. La muestra confluye en «un final donde Manrique y yo estamos enfrentados en mi propia obra», dice Dámaso, que confronta Cactus en flor, que evoca la muerte de su amigo, y su autorretrato Crucifixión.
Ficha de la exposición
Qué. Pepe Dámaso, instalaciones, objetos, pinturas, collages, audiovisuales y esculturas, comisariada por Carmensa de la Hoz.
Cuándo. Se abre hoy, a las 20.30, con una sesión de BeBoop, que pinchará vinilos de la colección del artista. Visitable hasta el 17 de septiembre.
Actividades. 30 de junio (18.00 horas), inauguración infantil. 19 y 20 de julio, seminario con Rosa Olivares, Alfonso de la Torre, Lázaro Santana y De la Hoz.
Cuánto. Producida por el CAAM, ha contado con 78.000 euros.
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