Albaceas de la cultura canaria
La Fundación Tamaimos recupera 65 toneladas de libros de la extinta editorial Edirca que iban directos a la planta de reciclaje
Un rumor salvó de un destino cruel al fondo del catálogo de la desaparecida editorial Edirca, legado fundamental de la cultura canaria. La aparición de la Fundación Tamaimos, que recuperó los libros y estableció una cadena de donaciones, evitó que 65 toneladas de historia, narrativa y botánica de las islas se convirtieran en pasta para reciclaje.
Edirca fue un vehículo de autoconocimiento para la sociedad insular. Su nacimiento en 1977 tuvo una vocación didáctica por encima del interés comercial de cualquier empresa. En sus tomos se imprimió la Historia de Canarias de Agustín Millares Torres, se compendió buena parte de la producción literaria de figuras elementales como Alonso Quesada o Claudio de la Torre o se divulgó el conocimiento de eminencias en la botánica del archipiélago como Günther Kunkel.
Todo este material quedó inerte sobre palés cuando la empresa cesó su actividad comercial hace ya bastantes años. En febrero de 2013, el administrador Francisco Tortosa Linares envío al Gobierno de Canarias, entonces gobernado por Coalición Canaria y con Paulino Rivero como presidente, un documento en el que cedía para su distribución todo aquel catálogo de conocimiento. Nadie contestó, y todos aquellos libros pasaron siete años en cajas y cubiertos de polvo en un almacén de Escaleritas.
Hasta que siete años después, un soplo alertó a la gente de Tamaimos de que aquel material iba camino de la pira. «La fundación se encontró con esto por casualidad. Uno de los contactos con los que colaboramos nos mandó un día un mensaje en el que nos contó que un almacén estaba repartiendo estos libros. Una persona de nuestra confianza se acercó y se encontró con que el antiguo almacen de la editorial se había vendido a unas personas que querían iniciar un negocio y se lo habían encontrado con esas 65 toneladas de libros. Les daba pena tirarlos y cuando firmaron la compra el hombre les pidió que hicieran los posible por colocar los libros y ellos hicieron todo lo que estaba en su mano. Pero, claro, de esa manera artesanal, dando voces y que la gente se acercara. Pero dar salida a esa cantidad de libros les podía haber costado diez años», señala Iván Vega, presidente de Tamaimos y la persona que está organizando la entrega de ejemplares en la actualidad.
Tamaimos desembarcó en Escaleritas tras hablar con los nuevos dueños del local y recogió las cajas en las que se encontraban las colecciones. Las trasladó a otro almacén y empezó a difundir en redes sociales y en el contacto directo con instituciones la posibilidad de acceder a ese catálogo de forma gratuita.
Y la cosa comenzó a funcionar. En los meses en los que llevan con esta operación en marcha han recibido un centenar de peticiones. De muchísimos particulares. Pero también de administraciones como el Ayuntamiento de Agüimes y el de San Bartolomé de Tirajana. También de organizaciones como CEAR, que se ha hecho con parte de la biblioteca para las clases de español que imparte a refugiados.
El primer agradecimiento de Iván Vega es para los nuevos propietarios del almacén. «Demostraron tener muchísima sensibilidad con el tema. Para ellos lo fácil hubiera sido llamar a una empresa y que se tiraran todo esos libros, pero decidieron respetar la voluntad del antiguo responsable de la editorial y repartirlos», argumenta.
Para la Fundación Tamaimos este esfuerzo tiene costes. De sus fondos abonaron el transporte y el almacenamiento de los ejemplares. Y lo único que piden a cambio es que las personas que demandan el material acudan a retirarlo personalmente. «Como fundación que defiende y promueve la historia de Canarias no podíamos dejar pasar la ocasión de rescatar esos fondos históricos», añade Vega.
Referencia ineludible
Edirca apareció a finales de la década de 1970 para cubrir un vació que, tristemente, hoy se sigue produciendo. La divulgación del talento literario e investigador del archipiélago, siempre escondido en los programas docentes. Lo cuenta bien Iván Vega, quien creció leyendo esos libros. «Esas colecciones están íntegras en mi casa. Me acuerdo cuando venían los comerciales de la editorial a casa, y mi madre terminó por comprar, casualmente, todas las que se están donando ahora. La colección de clásicos de literatura canaria y la de historia me las conozco muy bien. No tanto las de botánicos. Por eso cuando se nos presentó esta oportunidad dije que no nos lo podíamos perder. Porque, además, son de una magnífica calidad. Aunque algunas cosas puedan estar obsoletas la mayoría están absolutamente vigentes», afirma.
No está siendo un proceso sencillo. Al margen del esfuerzo económico y material que representa esta operación, también hay mucho sudor en la carga de cajas y en el reparto de libros. «Una vez conseguimos rescatar los fondos y trasladarlos a una nave industrial, en donde están almacenados a buen recaudo empezó la labor de difusión. Nosotros lo comenzamos a promocionar en nuestras redes sociales para dar a conocer que estos fondos existían y se donaban de forma totalmente gratuita. La respuesta ha sido magnífica», señala.
Y muchos indicadores de que la aventura ha valido la pena. Hasta el mail de Tamaimos han llegado peticiones de una escuela de teatro de Santa Brígida. O de un instituto de secundaria de La Laguna, que dentro de un programa de difusión de la cultura canaria que tienen han solicitado una colección para la biblioteca del centro y otra para entregar a los alumnos como premio por sus trabajos.
Demérito de las instituciones
La gente de Tamaimos está muy contenta de la respuesta popular a la entrega del catálogo. Pero también tienen una «sensación agridulce» por la falta de interés en la difusión de estas obras en las instituciones, hecho especialmente complicado de entender tras 27 años de gobierno nacionalista. «Cuando estábamos repartiendo los libros conocimos que el antiguo propietario donó gratuitamente a las instituciones todos los libros y aquello quedó en saco roto. Los fondos bibliográficos quedaron arrimados. Como es posible que una fundación como la nuestra, con recursos limitados, haya conseguido este eco y colocar la mayor parte de estos fondos, y que las instituciones no hicieran nada por ello. Con un contrato firmado para ello de cesión gratuita», indica.
Desde la Fundación Tamaimos, Vega incide en el desconocimiento que existe en las islas de la calidad de la producción literaria que nos antecede. «En estos libros empiezas a indagar y cubres lagunas enormes. En la colección de clásicos de la literatura hay un tomo dedicado a Claudio de la Torre, del que yo no sabía que fue el único literato que ganó el Premio Nacional de Literatura en tres ocasiones. Un grancanario con novelas magníficas, como 'Verano de Juan El Chino' que habla del episodio de cólera en Las Palmas de Gran Canaria. Que sería ahora mismo una obra de rabiosa actualidad si la gente conociera su existencia», subraya.
Operación internacional
Por motivos personales y laborales, buena parte de las personas que dan vida a la Fundación Tamaimos se encuentran repartidos por Europa. Hay gente en Canarias, pero otros se encuentran en Austria o Barcelona. El propio Iván Vega vive en Bruselas. «He coordinado casi toda esta operación desde Bélgica, y desde Francia en las vacaciones de verano. La gente cuando habla conmigo y acordamos la entrega no se imagina que está alegando con alguien que está en Europa, que desde aquí se está orquestando buena parte de la operación de rescate y promoción de la cultura canaria», indica entre risas.
Aunque se han repartido ya gran parte de las colecciones, en el almacén donde Tamaimos ha organizado la logística de reparto todavía quedan ejemplares. «Se puede contactar aún con nosotros mandándonos un correo a librosedircatamaimos@gmail.com. Allí nos dejan la dirección de contacto, un teléfono para agilizar la entrega y los títulos que interesarían, porque les envíamos la lista», remata.