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Luis Alfonso Gámez
Miércoles, 2 de noviembre 2022, 14:06
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«Europa se ha calentado en los últimos treinta años más del doble que la media mundial y es la región que más rápido lo ha hecho de las seis definidas por la Organización Meteorológica Mundial (OMM)», dice Petteri Taalas, secretario general de la agencia de la ONU, en el informe 'Estado del clima en Europa'. El estudio, que acaba de hacerse público, destaca que en el continente los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más habituales y que el año pasado se cobraron 297 vidas, afectaron directamente a 510.000 personas y causaron pérdidas por 51.454 millones de dólares.
Entre 1991 y 2021, las temperaturas subieron en Europa a un ritmo de medio grado por década, según los autores del estudio, elaborado por la OMM y el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), el programa de observación de la Tierra de la Unión Europea. Ese incremento de las temperaturas ha hecho que desde 1997 los glaciares alpinos hayan perdido 30 metros de espesor y que se esté derritiendo el manto helado de Groenlandia, lo que acelera a su vez el ascenso del nivel del mar. Entre los fenómenos extraordinarios registrados en 2021, los expertos llaman la atención sobre el hecho de que entre el 14 y el 16 de agosto llovió por primera vez en la cumbre más alta de Groenlandia, a 3.216 metros de altura y uno de los lugares más fríos del mundo.
La extensión media de la capa de hielo del Ártico europeo fue en septiembre del año pasado la más baja conocida, un 37% menor que la media entre 1981 y 2000. El 11 de agosto los termómetros llegaron cerca de Siracusa (Sicilia) a los 48,8º C, el récord en el continente, durante un verano en el que se sucedieron olas de calor que, en combinación con sequías, causaron grandes incendios en Turquía, Italia y Grecia. La superficie quemada triplicó el año pasado la media de 2006 a 2020 en Chipre, Francia, Grecia, Israel, Italia, Líbano, Montenegro y Turquía. Como contrapartida, en abril una ola de frío causó grandes daños a la agricultura. Solo en Francia, las pérdidas superaron los 4.600 millones de dólares.
«Las graves y excepcionales inundaciones que provocaron un número de muertos y daños sin precedentes en zonas de Europa occidental y central en julio y los destructivos incendios forestales que devastaron el sureste de Europa durante el verano permanecerán en la memoria de las naciones afectadas y en los registros climatológicos internacionales. Europa es el vivo reflejo de un mundo que se calienta y nos recuerda que incluso las sociedades bien preparadas no están a salvo de las consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos. Este año, al igual que en 2021, amplias zonas de Europa se han visto afectadas por largas olas de calor y sequías, que han alimentado los incendios forestales», recuerda el meteorólogo finlandés Petteri Taalas.
Las olas de calor son el fenómeno más mortífero, sobre todo en el sur y el oeste del continente, y sus efectos se ven agravados por el envejecimiento de la población. Además, indican los autores, el cambio climático multiplica la incidencia de las zoonosis –las enfermedades infecciosas que pasan de animales a humanos–, de las enfermedades transmitidas por los alimentos, el agua y los insectos, y de las alergias, debido a alteraciones en la producción y distribución del polen. Más del 24% de los adultos europeos padecen alguna alergia, incluida el asma, y el porcentaje se eleva en los niños a entre el 30% y el 40%.
Según la oficina europea de la Organización Mundial de la Salud, la contaminación atmosférica, derivada principalmente de la quema de combustibles fósiles, mató en 2019 en Europa a cerca de medio millón de personas. En total, la mató hace tres años en el mundo a más de 9 millones de personas, más que todas las víctimas anuales juntas por guerras, terrorismo, sida, tuberculosis, malaria y consumo de drogas y alcohol. Los científicos calculan que en Europa la reducción de emisiones podría evitar 138.000 muertes prematuras al año y ahorrar entre 244.000 y 564.000 millones de dólares.
A pesar de este sombrío panorama, los autores del informe 'Estado del clima en Europa' creen que hay motivos para la esperanza. Destacan, por ejemplo, cómo la Unión Europea recortó un 31% las emisiones de gases de efecto invernadero entre 1990 y 2020, y se ha comprometido a que para 2030 desciendan en un 55% respecto a 1990. «En el ámbito de la mitigación, debe mantenerse el buen ritmo en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en la región y deben marcarse objetivos más ambiciosos. Europa puede desempeñar un papel decisivo en la consecución de una sociedad neutra en carbono a mediados de siglo y así cumplir lo dispuesto en el Acuerdo de París», afirma el secretario general de la OMM. Además, el 75% de la población del continente se encuentra dentro del ámbito de sistemas de alerta en caso de desastres como inundaciones e incendios.
«La sociedad europea es vulnerable al cambio climático y a la variabilidad del clima, pero Europa también está a la vanguardia de las iniciativas internacionales para mitigar el cambio climático y desarrollar soluciones innovadoras para adaptarse al nuevo clima con el que tendrán que vivir los europeos», dice Carlo Buontempo, director del C3S. «Con este informe –añade– pretendemos salvar la brecha existente entre datos y análisis para proporcionar información basada en datos científicos, pero que al mismo tiempo sea comprensible y permita adoptar decisiones, en todos los sectores y ámbitos laborales».
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