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Carlos Sixto De Inza Serrano y Arrecife
Miércoles, 22 de mayo 2019, 08:59
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Vienen para traer paz, sosiego, positividad y para dar fortaleza y sanar espíritus maltrechos, a través de sus rituales milenarios, a los centenares de personas que durante estos días se acercan a ellos, ávidos de contagiarse de su energía positiva. Se trata de cinco monjes tibetanos del linaje del Dalai Lama, pertenecientes al monasterio de Gaden Jangtse Tsawa (India), del centro budista de Madrid Chokhorling, que permanecen en la isla desde el pasado día 16 hasta el próximo viernes 31 de este mesa. Han sido traídos por el Centro Budista de Lanzarote Tara Verde (en Güime) y vienen para acercar a la isla la magia de la cultura tibetana.
De la mano del Noelia Peralta, responsable del Centro Budista de Lanzarote y del Maestro Lama Jampa, aspiran a crear, en un futuro más o menos inmediato, un monasterio budista en la isla, atraídos por las extraordinarias condiciones que el paisaje ofrece para la práctica de estos ritos ancestrales que mueven a miles de seguidores en Lanzarote. La iniciativa está respaldada por el Cabildo y los ayuntamientos de San Bartolomé, Haría, Teguise y Arrecife. Sirva decir que en los últimos días han logrado atraer a centenares de creyentes o simples curiosos, que han pasado por la Casa de la Juventud en horario de mañana, para conocer de cerca esta cultura.
Durante estos días los monjes han elaborado un Mandala de arena (representacin simbólica espiritual que se utiliza en el budismo) en honor a la diosa Tara Verde. También han practicado coloridas e inusuales danzas rituales tibetanas, mezclas de baile y teatro, como el celebrado en Teguise, en pleno mercadillo de la Villa, que atrajo a numerosos curiosos, o en la plaza de Haría.
También exhibiciones de debate dialéctico, como las que se viven en los Monasterios budistas tibetano, y por supuesto, rituales de purificación y curación, pujas (ofrendas) que han transmitido paz a cientos de lanzaroteños, creyentes o no. A su vez, han traído trajes y atuendos típicos, como faldas de seda, malas bendecidos, thangkas, inciensos, campanas, cuencos tibetanos, para sacar algo de dinero con el que financiar su misión de expandir su cultura y su filosofía de vida, y acoger y formar a los niños que son acogidos en templos de Tíbet y la India, tras el sometimiento de China hacia este pueblo.
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