Tunte despide al Hijo Predilecto

Decenas de vecinos, amigos, un exalcalde, funcionarios, empresarios, familiares y políticos se dieron cita ayer en Tunte para despedir a Paco Araña, el alcalde que rigió los destinos del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana por más de 25 años, desde poco antes de llegar la democracia hasta 1991. Con dolor, y algunos sin poder ocultar sus lágrimas, acompañaron los restos del fundador de Agrupación de Vecinos e Hijo Predilecto del municipio, quien falleció el pasado jueves tras haber sufrido días antes un desvanecimiento y caída que le produjo un quebranto irreversible en su salud.

El coche fúnebre con el féretro del exalcalde arribó a la capital del municipio sureño pasadas las 12.30, en una jornada calurosa que recordaba, a pesar de ser mayo, los días tórridos previos a la celebración de las fiestas de Santiago Apostol.

En el acceso a Tunte lo esperaban el alcalde Marco Aurelio Pérez Sánchez, acompañado de miembros de su grupo de gobierno y así como de numerosos vecinos. Un cartel con una foto del fallecido dirigente en el que se podía leer «Gracias al mejor alcalde», representaba el agradecimiento explícito del pueblo al hombre que hizo posible el desarrollo turístico del municipio.

Una formación de agentes de la Policía Local, con el comisario Isidro Armas al frente, le rindió los honores correspondientes, y posteriormente escoltaron el féretro, que fue transportado a hombros por amigos del fallecido por la calle principal del casco de la villa, hasta la iglesia de San Bartolomé, donde el párroco Armando Landeiro presidió el oficio religioso de despedida.

Landeiro tuvo palabras muy emotivas al referirse al alcalde fallecido. Recordó que era un «hombre de fe», una persona de comunión, «de hablar dulce, y sonrisa humilde y sencilla», indicó el sacerdote, quien resaltó también sus virtudes humanas, su capacidad en la gestión de los asuntos municipales y su entrega para aquellos que lo necesitaban, palabras que fueron seguidas con mucha atención, rotos de dolor, por todos sus familiares, así como por las numerosas personas que abarrotaron las instalaciones del templo tirajanero para dar el último adiós al antiguo regidor municipal.

Concluida la ceremonia religiosa, el féretro con los restos del exalcalde Francisco Araña del Toro nuevamente fue alzado y conducido a hombros de un grupo de jóvenes vecinos por varias de las empinada calles del Tunte que llevan hasta el cementerio, un gesto interpretado como una muestra inequívoca de respeto, gratitud y cariño. Detrás, bajo un sol abrasador, marchaban una multitud, con lentitud pero sin pausa, como se cada uno de sus pasos fueran un ofrenda de agradecimiento.

«Estoy aquí, expresando mis respetos y acompañando a su familia, porque para mi ha sido como mi segundo padre», señalaba emocionado en la puerta de campo santo Antonio, un vecino de Fataga entrado en años y que como muchos otros, lo han acompañado hasta su última morada.

También expresaron su pesar y agradecimiento al exalcalde muchos funcionarios ya retirados que cuando entrar a trabajar en el Ayuntamiento, era su alcalde Francisco Araña. Recuerdo y anécdotas de los tiempos cambios vertiginosos que vivió el municipio en aquellos tiempo sumaban en cada conversación.

A las puertas del cementerio la familia, su esposa Carmen y sus seis hijos, recibieron el pésame y agradecieron las oraciones y el acompañamiento, así como las muestras de cariño y respeto.

Honores. En la imagen superior, el momento en el que arriba el corte fúnebre a Tunte. En la foto de abajo, el féretro es conducido a hombros y escoltado por la Policía Local hasta la iglesia de San Bartolomé. En la siguiente imagen del interior del templo, y en la de abajo, el traslado al cementerio.