Tarfaya, el castillo en la arena de Newport

Esa querella ha puesto en el punto de mira a un empresario con negocios inmobiliarios, formativos, portuarios y sanitarios, si bien muchos de los proyectos que ha anunciado no acaban de materializarse. A día de hoy José Antonio Newport cuenta con un destacado protagonismo en el mundo empresarial, siendo vicepresidente de la Confederación Canaria de Empresarios, formando parte de la directiva de la Cámara de Comercio de Gran Canaria y del Consejo Social de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, mientras que su hija Yasmina lo es de la dirección de la Cámara de Fuerteventura. Además, Newport es habitual del palco del Gran Canaria Arena en los partidos del Gran Canaria de Baloncesto, patrocinado desde el pasado año por Dreamland Studios, en un acuerdo que es parte del pleito penal que se dirime en el juzgado majorero.

Esa relevancia en las organizaciones patronales no ha sido óbice para una querella en la que las mercantiles Alquimia y Volcano le atribuyen tres presuntos delitos societarios y cifran en al menos 10 millones de euros el «perjuicio» provocado por Newport al reducir a un «pírrico» 6% para cada empresa la participación en Dreamland Studios SA, que aspira a levantar platós audiovisuales, un centro formativo y un parque temático en Telde, con Key Travel (Grupo Lopesan) como socio con el 34% de participaciones.

¿Cuál es la actividad de Puerto de Tarfaya Canarias SA y por qué el interés de Newport? Con un capital social de 100.000 euros, su objeto societario son las «actividades anexas al transporte marítimo y por vías navegables interiores, transporte marítimo de pasajeros, transporte marítimo de mercancías y transporte de pasajeros por vías navegables interiores».

El objetivo, anunciado por el Grupo Newport a finales del pasado año, es reactivar una línea marítima entre el puerto marroquí de Tarfaya y Fuerteventura. En 2008 lo intentó Naviera Armas pero el barco 'Assalama' encalló y el empresario Antonio Armas (qepd) no quiso saber más de aquella aventura. El puerto marroquí tenía poco calado, había bancales de arena que cambiaban de ubicación con facilidad y Marruecos tampoco quedó satisfecha con la actitud de la naviera.

Pero Marruecos tiene especial interés en Tarfaya porque se convierte en una puerta de entrada y polo de desarrollo para el Sáhara Occidental, la antigua colonia española. El Aaiún está a solo 100 kilómetros de Tarfaya conviene tener presente que Rabat considera que el Sáhara Occidental es de soberanía marroquí, una tesis que España apoya bajo el manto de una fórmula similar a la autonomía. En ese contexto, las autoridades marroquíes le han abierto las puertas a Newport y él eligió a Blas Trujillo porque, como político siempre bajo el manto protector de Jerónimo Saavedra (qepd), cuenta con los contactos empresariales y políticos con Marruecos que siempre cultivó el que fuera presidente canario, ministro y líder histórico de los socialistas en las islas. Trujillo, además, tiene puertas abiertas en la Delegación del Gobierno, que hace de interlocutor con Madrid y Marruecos para el punto de inspección fronteriza que precisa en Fuerteventura la línea con Tarfaya.

No es la primera vez que José Antonio Newport cuenta con aliados políticos en el ámbito del Partido Socialista. El proyecto de unos platós audiovisuales y un parque temático sobre esa materia en Fuerteventura llegó de la mano de Blas Acosta, secretario de los socialistas en esa isla y ahora vicepresidente del Cabildo. Sin embargo, ese aval del Partido Socialista no impidió que en la pasada legislatura el proyecto contase con un rechazo mayoritario de los partidos en la isla, incluido el Partido Popular. El argumento era que se había elegido unos terrenos donde se produciría un gran impacto ambiental y que bajo la apariencia de un centro audiovisual se escondía básicamente un negocio inmobiliario.

En esa aventura marítima, Newport va de la mano de Hamilton y Cia, empresa consignataria envuelta en denuncias de impagos en sus servicios en el Puerto de La Luz y Las Palmas. Ahora bien, más allá del transporte de mercancías y pasajeros entre Marruecos y Fuerteventura, Newport tiene su mirada puesta en Tarfaya como gran negocio inmobiliario. Es lo que su grupo denomina el 'Polo de Comercio y Servicios Chorok Tarfaya', con 300.000 metros cuadrados de superficie y situado a 4 kilómetros de la ciudad portuaria. Está situado, como señala en su web corporativa, «en la carretera Panafricana, que conecta Marruecos con Mauritania y los países del Sur de África (Mali, Senegal, etc.)».

José Antonio Newport promociona Chorok Tarfaya como «un gran centro industrial y de comercio que se convertirá en el centro neurálgico de los negocios y servicios de una extensa zona en imparable desarrollo. Existe una entrada desde la carretera general que entra en un boulevard amplio (avenidas de 34 metros). Este será el eje principal que divide a las dos fases del proyecto». Si lo prometido se llega a hacer realidad alguna vez, habrá naves industriales, grandes almacenes e hipermercado, mientras que «el ocio y el alojamiento están asegurados con la puesta en marcha de un Hotel-Casino cinco estrellas. El proyecto Chorok Tarfaya se completa con una estación de servicios, mercado de artesanía, parque infantil y zonas verdes de descanso». En la web están detalladas incluso las superficies para cada una de esas actividades: desde los 25.169 m2 de los grandes almacenes a los 21.065 m2 del restaurante y el hotel-casino, pasando por una gigantesca estación de servicios de 6.280 m2 y los 17.845 m2 del mercado artesanal.

Si no sale adelante la línea marítima entre Fuerteventura y Tarfaya, difícilmente el negocio inmobiliario de Newport se materializará en suelo marroquí. Y esa conexión por barco ha tropezado con el rechazo del sector primario. En el momento inicial fueron agricultores y ganaderos de Fuerteventura quienes advirtieron, por un lado, de la posible entrada de productos a muy bajo precio y con riesgo de introducción de plagas si no se aplicaban estrictos controles fitosanitarios. Al instante las patronales del sector primario canario respaldaron esa alerta de sus colegas majoreros y lo mismo hizo el consejero autonómico del ramo, el herreño Narvay Quintero.

Ante esa oposición, el Gobierno de Fernando Clavijo, que en primera instancia apoyó la línea con Tarfaya y se reunió con una delegación de representantes políticos y empresarios de Marruecos traídos de la mano del Grupo Newport, reorientó su posición y aclaró que primero hay que garantizar el rigor de esos controles fronterizos.

La Cámara de Comercio de Fuerteventura es la gran valedora de la línea con Tarfaya, pero la presencia de la hija de Newport en la directiva del órgano cameral ha hecho que agricultores y ganadores redoblen su oposición al proyecto.

Empresas de tanto peso en el sector ganadero y de transformación de lácteos como San Mateo y Valsequillo, ambas de Gran Canaria, Benijos de Tenerife y la cooperativa de El Hierro han hecho piña el Grupo Ganaderos de Fuerteventura (Quesos Maxorata) a la hora de reclamar que se blinde «nuestra frontera ante el posible destrozo del sector primario, no sólo en Fuerteventura sino en toda Canarias, debido al tránsito de mercancías y vehículos que habitualmente opera en Canarias por su naturaleza insular». Señalan incluso que ni el punto de inspección fronteriza sería garantía suficiente frente a esos riesgos.