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La rehabilitación del edificio de más de un siglo de antigüedad del casco de Tejeda que acogerá el Centro de Gestión del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas, el inmueble que acogió el Museo de Las Tradiciones, acaba de salir a concurso con un presupuesto que asciende a 482.236 euros.
La licitación abierta por el Instituto Insular para la Gestión Integrada del Patrimonio Mundial y la Reserva de la Biosfera destaca que la rehabilitación de este inmueble, construido en los años 80 del siglo XIX, «constituye una tarea prioritaria dada la premura que se exige para la puesta en funcionamiento de la Fundación Risco Caído».
El inmueble tiene una superficie edificada de 302 metros cuadrados distribuidos en dos piezas separadas. La casa principal tiene 257 metros cuadrados construidos, 135 en la planta baja y 122 en la alta, a los que se suman los 45 metros cuadrados del volumen independiente destinado a almacén.
El número total de dependencias del conjunto es de siete y será en estos espacios donde habrá que distribuir los equipamientos y puestos de trabajo del personal adscrito a la Fundación, explican los pliegos del concurso.
El objetivo es distribuir en la planta baja y los patios exteriores una sala de reuniones y otra polivalente de exposición-administración, un office, un almacén o aseo adaptado, servicios, oficinas y una zona expositiva. En la planta alta irían una zona de exposición de mapas y planos y oficinas de conservación, protección e investigación, planeamiento e informática.
Para mejorar la accesibilidad se construirá un ascensor en el lateral suroeste que comunique la calle Párroco Rodríguez Vega con el patio de acceso.
Situada en una parcela entre medianeras de casi 438 metros cuadrados, la futura sede del Centro de Gestión del Paisaje Cultural tiene entre 130 y 140 años y la construyó Sebastián Hernández Morales, nacido en 1852 en Macurijes, en Pinar del Río (Cuba) e hijo de emigrantes canarios.
El inmueble fue vivienda hasta 1931, en 1936 y hasta 1941 pasó a ser el cuartel de la Guardia Civil en Tejeda y en su planta alta se colocó el primer teléfono de este pueblo, de uso militar por parte del destacamento que allí se instaló también muchos años.
En los años 70 del siglo XX fue habitado por herreros, zapateros y un taller de costura y luego se intentó convertir en casa-museo, un proyecto en el que colaboró Néstor Álamo.
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