Las Palmas de Gran Canaria
Un reencuentro «milagroso»: Pino vuelve a ver a la monja que la cuidó en la posguerra 60 años despuésLa mujer ingresó en el internado Nuestra Señora de Los Ángeles, ubicado en el Lomo Apolinario, en 1949, a sus 9 años. Allí conoció a Sor Victoria, una joven hermana a la que nunca olvidó
Determinadas personas están predestinadas a encontrarse, aunque sea por un ratito. Poco importa lo largo o lo corto que sea ese lapso, para que la coincidencia en el tiempo y el espacio quede fijada en el recuerdo. Así le ocurrió a Pino, que, con tan solo 9 años, ingresó en el recién inaugurado internado Nuestra Señora de Los Ángeles, en el barrio de la capital grancanaria Lomo Apolinario. Corría el año 1949.
Pino, que en la actualidad tiene 83 primaveras, no olvidó, pese al corre, corre del reloj, a una persona que conoció en el centro. Se trata de la hermana Sor Victoria Velázquez, natural de Tejeda y miembro de la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, a cargo del internado.
Pino mantenía intacto el recuerdo de esa jovencísima mujer que facilitaba la educación y aprendizaje de las internas, haciéndoles la estancia lo más feliz posible.
Sor Victoria no solo enseñaba a las niñas en el centro, sino que también prestó servicio en el propio Lomo Apolinario, educando e integrando a los jóvenes del barrio, impartiendo clases de guitarra o creando coros vocales en la iglesia.
60 años después, la interna ha podido reencontrarse con su querida profesora, que supera ya los 90 años, con un único objetivo: agradecerle su ayuda y cuidados, así como la cercanía y el cariño con el que trataba a las alumnas.
Pino contó con un aliado muy especial para que se hiciera la magia: su yerno, a quien le había contado su historia y lo especial que había sido esta monja para ella. Tras una serie de indagaciones, el intermediario pudo organizar un reencuentro «casi milagroso», dado las edades de las protagonistas.
Con este gesto, tanto Pino como su familia han querido poner en valor la labor de Sor Victoria y del resto de hermanas que «desempeñaron un servicio encomiable en aquellos difíciles años de posguerra española».