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Pasillos verdes para el pinzón azul

Pasillos verdes para el pinzón azul

El proyecto Life dedicado al ave endémica planta cuatro corredores ecológicos de pinos para facilitar el trasiego de esta especie por los bosques de Inagua, la Cumbre y Pilancones. Desde 2015 se han soltado 107 individuos en la zona centro de la isla

Martes, 10 de diciembre 2019, 16:36

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Los pinares de Gran Canaria sirven de hábitat a una pequeña ave, el pinzón azul de Gran Canaria, que en España está catalogada en peligro de extinción. Sin la presencia de esta especie arbórea tan característica (Pinus canariensis) de los paisajes de la Cumbre de la isla, este curioso animal, que responde al nombre científico de Fringilla polatzeki, estaría condenado a desaparecer, de ahí que uno de los principales objetivos que se trazaron en el proyecto LIFE+Pinzón que se puso en marcha en septiembre de 2015 precisamente para avanzar en la supervivencia de esta especie figuraba con mayúsculas la ampliación de ese hábitat. Con ese fin se han trazado corredores ecológicos entre los grandes pinares en los que vive el pinzón, algo así como pasillos verdes que facilitarán el trasiego de estas aves entre los bosques de Inagua, Pajonales y los de la Cumbre.

Corredores plantados

Cuatro años después, este programa, que ha contado con un presupuesto de 1,12 millones de euros y que ha sido cofinanciado en un 60% por la UE y desarrollado por el Cabildo, el Gobierno canario y la empresa pública Tragsa, está a punto de concluir, lo hará en febrero de 2020, y hace balance. Los corredores ya están plantados y encaminados, aunque al final, explica la directora técnica del proyecto, Ruth de Oñate, no ha sido posible plantar los 80.000 árboles programados inicialmente. La propiedad del suelo en la isla está muy atomizada, con muchos minifundios en manos de particulares y no todos los propietarios han autorizado plantar pinos en sus fincas. Con todo, el Life+Pinzón, cuya ejecución ha sido coordinada por Tragsa, se saldará con la plantación en 207 hectáreas de 70.000 árboles y arbustos, de los que la inmensa mayoría son pinos canarios. Solo unos 4.000 corresponden a escobones (Chamaecytisus proliferus). Y es que aunque el pinzón pasa la mayor parte del tiempo en el árbol, también deambula por el suelo y estos arbustos forman igualmente parte de su hábitat. No en vano, le sirven de cobijo ante, por ejemplo, el ataque de depredadores como el gato asilvestrado. No obstante, de esos 70.000 ejemplares, aún quedan por plantar unos 30.000. Las repoblaciones han estado a cargo de una cuadrilla de 4 operarios que han plantado 40.000 plantas, pero para este sprint final el Cabildo ha hecho a la propia Tragsa una encomienda de repoblación.

Expansión

El otro gran desafío que se marcaba este programa era el aumento del tamaño poblacional del pinzón azul en la Cumbre. Estas aves disponían de un núcleo consolidado en Inagua, pero desde hace años se trabaja para consolidar la población incipiente en los pinares de la zona cumbrera de la isla. Los trabajos de liberación en la Cumbre comenzaron en 2010 con liberaciones de individuos criados en el Centro de Cría en Cautividad que gestiona el Cabildo y a partir de 2015 se comenzó a liberar ejemplares procedentes de Inagua. Estas dos metodologías se han continuado realizando durante las cuatro temporadas de liberación que ha durado el proyecto LIFE+Pinzón. Según datos aportados por Ruth de Oñate, en estos años se han organizado cuatro liberaciones de estas aves en la Cumbre. En total se han soltado 107 individuos. En este 2019, en concreto, 18 individuos fueron traslocados desde Inagua y 5 procedían del centro de cría que gestiona el Cabildo en Tafira. A fecha de hoy, la población estimada en el entorno del Nublo está en 68 ejemplares, bastantes más que los 24 contabilizados en 2015, cuando arrancó el Life. El total de pinzones que se estima que viven en los pinares de la isla es 430.

Tres décadas

Gran parte de esos corredores de pinos están plantados. Ahora es necesario continuar con su mantenimiento y esperar a que crezcan. Los más altos no pasan de la cintura. Los expertos creen que habrá que esperar 30 años para que empiecen a producir semillas. Para que se establezca la población sería entre 50 y 60 años, que es la edad que tienen los pinares de repoblación de la Cumbre. Se han habilitado 4 pasillos verdes para el pinzón porque una de las acciones ha consistido más en una ampliación del hábitat del pinzón en el entorno del cortijo de Inagua. Uno de los corredores discurre entre el Pico de La Gorra y el pinar de Los Marteles, otro une el pinar de Inagua con el de la Cumbre Central, otro une el pinar de Inagua con el de Pilancones y un último quiere garantizar una continuidad boscosa entre Llanos de la Pez con la Cruz de Tejeda. Son pasillos de al menos 100 metros de ancho, por encima de los 1.100 metros de altitud, donde los árboles son plantados con una distancia entre ellos de 5 o 6 metros y con distribución irregular, para simular en lo posible un bosque natural.

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