Charco Azul, en El Hierro.
Charco Azul, en El Hierro.
Es una parada obligatoria en verano para miles de bañistas que disfrutan de estas tres piscinas naturales. Protegidas del mar abierto, en este singular enclave natural se puede disfrutar de unos baños relajantes en familia, ya que la bravura del oleaje no afecta a los charcos, que están conectados entre sí por tubos volcánicos.
Muy cercano al hermoso centro histórico del municipio de Gáldar, se encuentra esta zona de baño que cuenta con tres piscinas naturales. Además, una de las piscinas está abierta al mar, por lo que se puede practicar diversos deportes acuáticos en un paraíso para los aficionados al surf como es el municipio norteño.
A pesar del intenso y fuerte oleaje, las piscinas naturales de Moya están bien cubiertas por un muro de piedras, aislando por completo el peligro del mar. El entorno, de una belleza considerable, permite a los visitantes disfrutar de un pequeño paseo marítimo, donde tomar o comer algo con agradables vistas.
Situada entre riscos, en un paraje virgen y formada por rocas, La Furnia cuenta con aguas cristalinas, aunque dominadas por la potencia del mar. Es una de esas piscinas que guardan con recelos los vecinos de Gáldar, consciente de la joya que albergan.
No es ningún secreto, pero es otro de los enclaves más animados del municipio en verano. La construcción del paseo marítimo, y el incremento de las piscinas naturales, han convertido este lugar en uno de los grandes atractivos de Arucas. Cuenta con un inmenso solarium donde acomodarse mirando al sol en un ambiente familiar y tranquilo.
Se trata de un conjunto de piscinas naturales y charcos aptos para el baño, formado junto a la costa como efecto del enfriamiento de la lava que llegó a esta zona, con la erupción del volcán Arenas Negras en el año 1706, y su contacto con el agua del mar. El Caletón está declarado como un punto de interés turístico de la isla de Tenerife.
El Charco La Laja, es uno de los lugares para bañarse más auténticos de Tenerife. Aunque el charco está protegido del mar por las propias rocas, es recomendable tener precaución, especialmente cuando la marea está alta y entran las olas al charco.
Este charco se encuentra junto al singular Faro de Buenavista y al no menos insólito Hueco del Rayo, un enorme cráter que, según la leyenda local, se formó al impactar un rayo –aunque la explicación más prosaica parece llevar al derrumbe de una cueva.
Dos kilómetros con diversas piscinas naturales, dos de ellas bien protegidas del mar abierto, convierten Punta Mujeres, en el nordeste de Lanzarote, en referente del charco en la isla. En un pueblo pesquero de casas blancas y que conserva su aire tradicional, visitantes y residentes de todas las edades experimentan en estas aguas las múltiples sensaciones de la combinación ideal de sol, lava y placentero océano.
Fuerteventura es sinónimo de playas infinitas de fina arena rubia. Sin embargo, su costa oeste, de oleaje más bravío, esconde tesoros de irrenunciable visita si se busca el contraste. Aguas Verdes, en Betancuria, es uno de ellos y resume a la perfección la amplia oferta de piscinas naturales vírgenes de las islas Canarias.
El charco Azul, en El Hierro, es una de las zonas de baño más espectaculares y entrañables de la menor de las Islas Canarias. Compendio de las múltiples formas que dejó la lava, este rincón no solo le obsequiará con placenteros baños en sus aguas turquesas, sino que lo hará protegiéndole con un roquete del imponente océano, que deja su impronta con su rompiente de espuma blanca y sonido envolvente.
El charco Azul de La Palma ofrece una posibilidad distinta y singular para disfrutar del mar. Esta fama se incrementó tras una reciente remodelación, hasta el punto de lograr un premio internacional en 2013 por los servicios añadidos.
Bañarse junto a columnas que impresionan no solo es posible en la piscina de Hermigua, al final de un valle encantador del norte de La Gomera, sino más que recomendable. Las cuatro columnas de unos treinta metros del antiguo pescante, construido a principios del siglo XX para exportar plátanos y tomates obligan a fijar la vista mientras se disfruta del agua salada en un charco de grandes dimensiones protegido de la fuerza del Atlántico. Imprescindible en la agenda.