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Vista de la zona de Santa Catalina. JUAN CARLOS ALONSO
Volvamos a soñar
TRIBUNA LIBRE

Volvamos a soñar

«Vivimos en una ciudad fantástica y con un enorme potencial, pero también estamos sumidos en la desilusión al ver cómo la nota general, tras ocho años de gobiernos del PSOE, ha sido el abandono»

Jimena Delgado

Candidata del PP a la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 22 de enero 2023, 01:00

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Desde mi presentación como candidata al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, he tenido la oportunidad de dialogar con muchos vecinos y profundizar y completar mi proyecto de ciudad. Creo que todos los vecinos compartimos la sensación de que vivimos en una ciudad fantástica, un sitio maravilloso con un enorme potencial para disfrutar de la mejora calidad de vida. Pero también estamos sumidos en la desilusión al ver cómo la nota general tras ocho años de gobiernos del PSOE ha sido el abandono.

Ha llegado el momento de que una mayoría social se congregue en torno a un proyecto que nos devuelva la ilusión y que nos permita soñar como nos merecemos. Que permita a nuestros hijos desarrollarse en nuestra tierra, que el talento no se nos vaya fuera sin saber si volverá. Que sea capaz de llenar las calles de oportunidades, progreso y desarrollo. Que nos devuelva el orgullo de sentirnos capital no sólo de Gran Canaria, sino epicentro económico y social de Canarias y de España. Que atraiga grandes proyectos de transformación, que confío poder llegar a plasmar junto con mi equipo.

Y para lograrlo debemos, en primer lugar, desterrar el deterioro en Las Palmas de Gran Canaria y abordar graves problemas de funcionamiento en cuestiones esenciales.

«La ciudad necesita un proyecto de rescate integral que saque de la moqueta roja a su alcalde»

Jimena Delgado

La primera obligación es limpiar. Limpiar a fondo cada rincón de los 120 barrios capitalinos. Fregar aceras, baldear, desterrar la imagen de contenedores rebosantes de basura y con trastos alrededor que, y lo digo con estupor, parece que muchos han normalizado. Y también plantar y cuidar lo que ya está plantado. Tenemos una ciudad que pierde árboles mientras en Ayuntamiento no los repone, que ha desechado las actuaciones quirúrgicas de mediano y pequeño tamaño para reverdecer la ciudad gris que a nadie gusta, que desdeña la posibilidad de crear espacios y rincones verdes allí donde no caben grandes parques urbanos. Hay que renaturalizar la ciudad.

Si tenemos problemas para mantener las calles limpias o recoger en tiempo y forma los residuos de los contenedores, ¿cómo esperar modernidad y eficacia en las políticas de sostenibilidad? Cuando lo más básico falla, cuando se vierten aguas negras por emisarios submarinos con permisos vencidos y sin control desde hace años, la contaminación acústica enfrenta a vecinos y empresarios sin que el Ayuntamiento haga nada, cuando El Confital sigue cerrado al baño por contaminación recurrente, las farolas no funcionan correctamente o los semáforos se apagan al llover y están siempre descoordinados, ¿cómo afrontar los grandes retos de futuro en materia medioambiental?

En segundo termino, debemos instaurar el orden en la ciudad. Recuperar las cotas de seguridad que hemos perdido a través de la presencia policial y de la provisión de recursos para que la Policía Local y los Bomberos puedan desempeñar sus funciones, organizar la movilidad, el tráfico y que los semáforos funcionen. El ciudadano se tiene que sentir atendido y respetado por su ayuntamiento.

Porque el ciudadano es el jefe, es el que paga impuestos, el que cumple con sus obligaciones y ante el que debería rendir cuentas su alcalde; no al revés. Por ello, urge introducir criterios de eficiencia en la gestión municipal y organizar el Ayuntamiento por dentro para que se note por fuera. Poner al día las facturas impagadas, que se elevan hasta cifras sonrojantes; renovar las decenas de contratos vencidos, motivar al potente capital humano para que puedan prestar eficazmente todos los servicios municipales, ordenar el descontrol con la inmigración abandonada a su suerte en las calles, volver a atender a todos y cada uno de los barrios como se merecen.

Y por último, y aquí destaco lo que más me importa, implementar políticas públicas que de verdad ayuden a quienes peor lo están pasando, y que desgraciadamente son muchísimos vecinos. Y a quienes quieren invertir y generar empleo en la ciudad. A nuestra gente, que a veces no tiene lo básico y que se ve obligada a arriesgarlo todo -y todo es mucho- para emprender.

No lo olvidemos. Las Palmas de Gran Canaria necesita un proyecto de rescate integral que vuelva a colocar al ciudadano en el centro y saque de la moqueta roja a su alcalde. Y colocarle en el centro obliga a hablar de empleo con seriedad. No hay mejor política social que el empleo de calidad, estable y bien remunerado e instaurar planes de formación adaptados a las necesidades de nuestra ciudad. Y no hay empleo sin políticas municipales de crecimiento económico encaminadas a generar inversión. Me comprometo desde el convencimiento de que puedo hacerlo porque llevo casi toda mi vida profesional dedicándome a la generación de oportunidades, tanto en el ámbito público como en el privado. Me comprometo pensando en mis hijos, pero también en las de todas las familias cansadas de la gestión socialista.

De nada sirve que vendamos una ciudad impecable en foros nacionales e internacionales, cuando, y me duele decirlo, tenemos una ciudad y un Ayuntamiento que no funcionan. Y quiero ilustrarlo con ejemplos. Estos días se ha celebrado la Feria Internacional del Turismo (FITUR) y hemos vendido una ciudad irreal. Sí, tenemos una ciudad a la que vienen miles de turistas porque disponemos de unos atributos naturales, un patrimonio y un clima excepcionales. Pero en demasiadas ocasiones, dedicamos más esfuerzo a vender papel de regalo que a cuidar el contenido.

Las Palmas de Gran Canaria se ha quedado estancada, vive sumida en debates infinitos, como el de las metroguaguas fallidas. Perdemos población porque es difícil conseguir una vivienda, porque las desigualdades sociales son cada vez mayores. Pero qué les voy a contar a ustedes, ciudadanos de a pie que, como yo y mi familia, sufren cada línea que están leyendo.

No me olvido de los niños. 742 menores de edad -repito: menores de edad- esperan en listas inacabables para ser atendidos por los Servicios Sociales. Sí, en la ciudad gobernada por los profetas del servicio público la mitad de nuestros vecinos con menos de 18 años está en riesgo de pobreza. Tenemos unos índices de formación de los más bajos del país o un incremento preocupante de las personas que duermen en la calle.

No nos merecemos esto. Y está en nuestra mano revertir una situación que dura demasiado. Un día gris y sin progreso en la ciudad es demasiado; ocho años, una cuestión insoportable. Por eso ha llegado el momento de recuperar el orgullo de pertenencia a la capital canaria que fue pionera y epicentro nacional y mundial. Podemos hacerlo colocando a la gente en el centro. El próximo 28 de mayo será sólo el principio de un camino ilusionante, el comienzo de la recuperación del terreno perdido. Volveremos a soñar y lo haremos juntos.

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