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La Ciudad de la Justicia grancanaria. Juan Carlos ALonso

Una víctima de violencia machista: «Viví una vuelta al infierno»

tribunales ·

Una grancanaria narra el «sufrimiento» vivido después de que le avisaran el martes que la policía perdió el rastro de su ex

Francisco José Fajardo

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 10 de febrero 2022, 01:00

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Desde que el 19 de marzo de 2015 denunció por primera vez a su pareja «porque me levantó la mano», cuenta, la víctima de esta dura historia ha vivido un «calvario que sigue sin acabarse». Este martes volvió a experimentar «una vuelta al infierno» después de que la Policía Nacional le avisara que habían perdido el rastro de su ex, ya que lleva un dispositivo de control telemático y la señal desapareció en la terminal de salidas internacionales del aeropuerto de Gando. Finalmente lo localizaron cuando regresó de un viaje que no notificó a las autoridades a pesar de estar obligado. Su sufrimiento «es constante».

Esta mujer vive «atemorizada» desde que dejó la relación en 2015, con quien tuvo dos hijos que ahora tienen diez y siete años. «Le he tenido que poner más de 35 denuncias y ha entrado cinco veces en prisión», expuso. La primera vez que sufrió un hecho violento a manos de su pareja fue en marzo de ese año: «Vivíamos en Las Torres y fue de menos a más. Comenzó con jalones de pelo por equivocarme con la Apiretal, por no hacer las rutinas de limpieza que me imponía... Sufrí lesiones, maltrato habitual y vejaciones hasta que llegué al punto de que lo único que deseaba era que me partiera la cara», sostuvo. «Me pegó muchísimas veces partiéndome el brazo por no pasar una mopa, el labio porque dejé dos piezas de ropa sin colocar en el armario, al niño lo levantó del suelo cogido por la oreja y casi se la arranca, a la niña le estampó la cabeza contra la pared. Un bestia».

Tras las primeras denuncias, el agresor entró en prisión, pero desde allí mandaba a la víctima «ramos de flores, alianzas... Todo hasta que cambió su actitud» y comenzó a amenazarla de muerte: «Me decía que iba a organizar una violación de grupo como la de 'La Manada' para que me dejara de salir sola, que iba a acabar en una cuneta, me llamaba cáncer en vez de por mi nombre», enumeró.

«Me decía que iba a organizar una violación de grupo como la de 'La Manada' para que me dejara de salir sola, que iba a acabar en una cuneta«, contó

«Una vez me apalancó el capó del coche y se me levantó cuando iba por la autopista, además de que me saboteó los frenos; le rayó todo el coche a mi expareja, me inscribía en páginas pornográficas, enviaba hasta 400 SMS al mes, correos, burofax», contó desolada. Unos hechos que iban a más con el paso del tiempo «y he ido demostrando día a día entregando más de 120 partes de lesiones y más de 3.000 grabaciones suyas insultándome y fotos que me hice de las agresiones».

El «sometimiento», como ella califica, que ha padecido a manos de este individuo ha sido tal, que incluso tuvo que mudarse hasta seis veces de su casa «huyendo de él y cada vez que me lo encontraba me amenazaba, por ejemplo, con cortarme el cuello. Incluso una vez cogió a los niños y los metió en el coche a la fuerza teniendo ya una orden de alejamiento, se metía en mi casa, me mandaba mensajes de madrugada diciéndome que era una puta o le decía a los pequeños que trabajaba en un burdel».

Esta grancanaria explicó que su situación «empeoró» cuando «los jueces modificaron la orden de alejamiento» que tenía. «En primer lugar me pusieron una que decía que este individuo no se podía acercar a menos de dos kilómetros de nosotros, pero luego la Audiencia Provincial lo rebajó a 450 metros», sostuvo. «Esto ha sido un palo para mí, un regreso al infierno y, aunque él tiene la patria potestad suspendida y no puede ver a los niños, siento que siempre va a estar rondando cerca para no dejarnos vivir», se lamentó profundamente.

Agradeció «el esfuerzo que siempre han realizado los miembros de la UFAM y los jueces que han sido humanos y cercanos»

Ella se esmera en agradecer «el esfuerzo que siempre han realizado los miembros de la UFAM (Unidades de Atención a la Familia y Mujer de la Policía Nacional) y los jueces que han sido humanos y cercanos», durante siete años en los que ha formado parte del listado de víctimas de violencia de género especialmente vulnerables.

Ahora solo quiere que se acabe «esta pesadilla» y que «vayan saliendo» los juicios que le quedan pendientes. Pero no olvida cuando el dispositivo electrónico le «sonaba todos los días» hasta que «le pusieron una orden de alejamiento a dos kilómetros. Era un calvario y vivía aterrorizada porque temía que en cualquier momento podría aparecer por casa o fuera a por mi». Contó que el dispositivo llegó a sonarle más de 300 veces en un solo mes, «a todas horas, de madrugada, de día, era una tortura. Él vivía cerca de mi casa y no se quería marchar de ahí para controlarme y amargarme la vida».

Esta víctima suspira aliviada porque su agresor no se fugó del país como llegó a temer y quiso destacar el «apoyo constante» que ha tenido por parte de un agente de la UFAM encargado de su caso ya que está clasificada como un caso de riesgo extremo.

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