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Los vecinos afectados exigen una solución al problema. Cober
«Esto es un vivero de moscas»

«Esto es un vivero de moscas»

La Calzada. Los vecinos denuncian la plaga de estos insectos que sufren de manera continuada desde hace años por «el vertido de estiércol de gallina sin tratar» en zonas de cultivo

Lunes, 24 de agosto 2020, 01:00

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Juan Miguel Santana es propietario de la Panadería Florencio, en La Calzada, un negocio que se fundó en 1935 y que nunca se había visto perjudicado por la presencia constante de moscas en el entorno, a pesar de convivir «de toda la vida» con fincas de cultivo a su alrededor. «Nunca jamás se había visto lo que se está viendo ahora. Esto es un vivero de moscas», asegura este vecino que teme que esta circunstancia repercuta en su medio de vida.

Dice que el problema viene de la mano «de un empresario que lleva muchas fincas» y «donde quiera que hay plantaciones de este señor, hay problemas con las moscas», indica.

Los vecinos apuntan «al vertido de estiércol de gallina sin tratar» en estas zonas de cultivo como el origen de la plaga de estos insectos que padecen de manera continuada y que se agrava coincidiendo con los momentos en que se depositan esos restos orgánicos en el terreno.

«El problema se extiende desde El Maipez al puente» de La Calzada, expone Luis Sicilia, propietario de dos negocios que ha visto que a los problemas causados por la crisis sanitaria generada por la pandemia se suma esta plaga de moscas.

«Tengo el club de padel y el Hotel Rural Maipez y el hotel lo tuve que cerrar hace unos cinco o seis días a ver si pasa el temporal este», señala.

Explica que la presencia de moscas es constante «desde hace dos años», pero que se producen picos en momentos que coinciden con el vertido de estiércol en zonas de cultivo, como sucede en estos días en los que estar en La Calzada, se convierte en algo insufrible porque las moscas no dan tregua.

Considera que «con la disculpa de que son terrenos de cultivo, esto se ha convertido en un vertedero de excrementos, donde campas a sus anchas los de gallina y de vacas», y que «nadie lo controla».

Dice que estas plagas que se repiten nada tienen que ver con el calor o la falta de lluvia, que son aspectos que contribuyen a la presencia de estos insectos pero no son su causa principal, que es el hecho de que esos excremento «vienen directamente de las granjas y los extienden».

Algo que considera inexplicable, ya que «es una evidencia que la salud pública debe estar por encima del tema de los cultivos». Añade que «las consecuencias que se derivan de eso, todos nos las podemos imaginar, clientes que dicen que aquí no pueden estar y yo que, por vergüenza, prefiero cerrar porque no se puede engañar a la gente».

Sicilia lamenta vivir una situación como ésta «en Europa, ya que somos una ciudad europea», recuerda. Y agrega que «no será porque no hemos contactado con todos, con Ayuntamiento, con el Cabildo, con el Gobierno autónomo», organismos de los que asegura que solo han obtenido la respuesta de que «no es su competencia».

Sin embargo, considera que «es algo tan sencillo como intentar buscar el censo de las granjas de gallinas y de vacas y saber qué está pasando con esos excrementos».

En cualquier caso, los afectados quieren dejar claro que «no estamos en contra de la agricultura», pero entienden que debe haber un control del modo en que se desarrolla la actividad.

Así, Natalia Alonso dice que no quiere señalar como culpable a nadie, solo reclama que se dé una solución a un problema con el que «llevamos dos años». Por eso, apunta la posibilidad de que quizá en las fincas de cultivo «se esté utilizando algo que produce todo esto» y pide «que si es así que se investigue y se ponga una solución que no acarree esta plaga de moscas porque es insufrible» y «todos tenemos derecho a vivir».

Pero Sicilia es más tajante. «No podemos más», confiesa cansado y afirma que «el barrio ya está harto» y que el problema «ahora afecta a tanta gente» que ha llegado «a la zona noble de Tafira Alta, a donde jamás pensamos que iba a llegar».

Mientras llega una solución a la situación que denuncia, los residentes en La Calzada tratan de sortear el aluvión de moscas como buenamente pueden y con todo tipo de herramientas.

«Nos estamos gastando una fortuna en tiras, veneno y flis», señala Juan Miguel Santana sobre los remedios que busca, como muchos de los afectados, para librase de la presencia de estos molestos bichos. Añade que «el mosquitero eléctrico» que tiene «se me va a quemar porque está siempre matando moscas». Y apunta que aunque la «gente comprende que no es culpa nuestra» sí entiende el perjuicio que le puede causar a su negocio. «Aquí viene ahora mismo la de Sanidad de esta zona y estoy seguro que me cierra la panadería, sea la culpa mía o no, porque no se puede», expone.

Un problema insular

«El problema está muy claro, el estiércol de gallina que están vertiendo directamente al terreno sin tratar», explica Benito Monagas, vecino y secretario de la Federación de asociaciones Las Medianías. Asegura que esta circunstancia no se da en una propiedad en concreto, sino «en varias fincas». De hecho , indica que «esto empezó en La Angostura, La Calzada, después saltó a San Lorenzo y Riscos Negros, y después vinieron para El Maipez, El Zardo, El Dragonal, y de nuevo a La Calzada, y ha afectado hasta el centro de salud de la Casa del Gallo».

Afirma que «todo esto se debe a una mala práctica de una empresa de Gáldar» y reclama la intervención del Cabildo. «Esto es un problema insular que debe solucionar el Cabildo», exige.

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