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Imagen de archivo de los vecinos que solicitaron la retirada de la valla. C7
Los vecinos de Maestro Rodó piden al tripartito que se expropie el acceso privado a su calle

Los vecinos de Maestro Rodó piden al tripartito que se expropie el acceso privado a su calle

Los residentes en esta parte del Barranquillo de Don Zoilo no se conforman con la retirada de la valla ordenada por el Supremo

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 28 de marzo 2021, 00:00

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La asociación de vecinos Unión Vecinal Don Zoilo ha reclamado al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que no se dé por satisfecho con la retirada de la valla que los aislaba del resto de la ciudad, en cuanto a su conexión viaria, y que separaba a los residentes de la urbanización privada Jardines de Chil de las familias que habitan las viejas casas terreras del barrio. Una sentencia del Tribunal Supremo, que ratifica la determinación de derribo de ese obstáculo, es el argumento al que se aferran para reclamar ahora al tripartito la expropiación de ese vial privado, de manera que pase a formar parte del dominio público y se evite, en lo posible, cualquier problema de restricción de accesos a la calle Maestro Rodó.

«Al respaldo de la reciente sentencia del Tribunal Supremo y de los propios pronunciamientos del Ayuntamiento de las Palmas de Gran Canaria, inicie el expediente de expropiación forzosa del vial privado y que la cuantía del justiprecio expropiatorio se utilice no solo para compensar a los residentes de la urbanización privada sino también a los vecinos de la calle Maestro Rodó», expone el representante vecinal Matías Dávila en su escrito, «y consecuentemente, que la nueva vía entre a formar parte del dominio público para evitar abusos que pudieran generarse en los accesos al viario».

La entrada a Maestro Rodó desde la calle Pepe García Fajardo se hace a través de una puerta metálica corredera que se activa con un mando a distancia. Y el representante de Unión Vecinal entiende que esta puerta debe desaparecer también para garantizar un acceso expedito, ya que la sentencia de 2018 de la Audiencia Provincial, que fue ratificada el mes pasado por el Supremo, declaraba vigente la servidumbre de paso para personas y vehículos «de los inmuebles sitos en la misma calle Maestro Rodó».

Al margen de la retirada de la valla, que debe ejecutarse en cumplimiento de la resolución judicial, Dávila también demanda del Consistorio capitalino «que aproveche las posibilidades de inversión que le permite la suspensión del principio de estabilidad presupuestaria, para proyectar una obra de ampliación del tramo final de Maestro Rodó, con la creación de un fondo de saco, de tal forma que así se facilite la entrada y aparcamiento de los vecinos que residen por debajo de la cota de Maestro Rodó y que carecen de acceso viario».

Dos décadas de batalla

El escrito presentado por la asociación de vecinos Unión Vecinal Don Zoilo se muestra crítico con la actuación de los sucesivos gobiernos municipales ante la existencia de la valla que les impedía el acceso rodado a sus casas y que les ha obligado a mantener un pulso judicial de dieciocho años.

«Resulta desmoralizador que tantos vecinos del Barranquillo de Don Zoilo hayan fallecido presos de la incomunicación en Maestro Rodó, separados de una vida digna y de una consideración igualitaria por una valla», lamenta Matías Dávila. «La barrera, instalada por la promotora de la urbanización de chalés privados Jardines de Chil, sacrificó nuestra consideración de habitantes de esta ciudad en condiciones de igualdad», se queja el representante vecinal, «que un vecino muriera de un ataque cardiaco a consecuencia de que la ambulancia no pudiera acceder a su casa porque una valla lo impedía, o que a otro se le quemara su vivienda porque los bomberos tampoco pudieran entrar en la calle, debería haber motivado una reflexión por parte del Ayuntamiento y una posterior acción para garantizar unas condiciones de accesibilidad a esta parte de los vecinos. Su lema político, de no dejar a nadie atrás, no se ha aplicado en esta parte del Barranquillo de Don Zoilo. Aquí nos sentimos abandonados por esta administración».

La sentencia del Tribunal Supremo, de 27 de enero, viene a corregir esta falta de actuación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que se ha escudado en repetidas ocasiones en que la judicialización del problema le impedía actuar en favor de los intereses de los vecinos de la calle Maestro Rodó.

Manifestación por la calle en 2011. C7

«Es injusto que tras 20 años siga el muro de la vergüenza»

El presiente de la asociación de vecinos Unión Vecinal del Barranquillo de Don Zoilo, Matías Dávila, echa en falta en su escrito una mayor implicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en la solución de su problema. «La justicia no dimana solo de las salas y sentencias. Es deber de las administraciones públicas la promoción de un desarrollo equitativo y del acceso a los servicios básicos para garantizar unas condiciones de vida dignas entre todos sus vecinos», argumenta el representante vecinal, «sin embargo, la lentitud, cuando no el desinterés de esta institución a la hora de solventar los problemas ciudadanos deviene en injusticia. Porque injusto ha sido que, tras veinte años de batalla vecinal, social y jurídica, aún se mantenga un muro de la vergüenza en la calle Maestro Rodó, a solo cinco minutos de la Alcaldía, ante la inacción del Ayuntamiento de las Palmas de Gran Canaria y pese a las sucesivas determinaciones judiciales a favor de su demolición o los propios compromisos del Consistorio en el mismo sentido».

La historia de esta reivindicación vecinal se inicia en 1998, cuando la promotora Guaylucky inicia la construcción de diecinueve chalés, con un vial de acceso para la urbanización que fue bautizada como Jardines de Chil.

Meses después, el Ayuntamiento aceptaba una alegación al planeamiento, presentada por la asociación de vecinos, para integrar esa vía en el patrimonio público y resolver los problemas de acceso de Maestro Rodó.

En 2002, Guaylucky reconoció la servidumbre de paso de los vecinos de esta calle. Pero en 2003, la comunidad de propietarios puso una valla con un cartel de privado.

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