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Imagen del vial privado que acaba en una valla, donde comienza Maestro Rodó. C7
Un paso abierto solo para los vecinos

Un paso abierto solo para los vecinos

La comunidad de propietarios Jardines de Chil dice que retirará la valla con Maestro Rodó pero entiende que solo podrán pasar los residentes de esa calle por tratarse de un vial privado

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 9 de febrero 2021, 06:49

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La comunidad de propietarios de la urbanización privada Jardines de Chil, que se ha visto obligada por el Tribunal Supremo a levantar la valla que separa el vial de acceso a sus chalés y la calle Maestro Rodó, en el Barranquillo de Don Zoilo, acatará el auto del Auto Tribunal -que aún no se le ha notificado de manera oficial-, pero aclara que la entrada a las casas terreras a través de su vía privada solo se permitirá a los vecinos que viven en esa calle, tal y como se recoge en el fallo judicial. «Ahora hay que ver a qué personas se da acceso a ese vial», explicó ayer Domingo Cañizo, «la servidumbre de paso que se reconoce es solo a los vecinos de Maestro Rodó, no se trata de una sentencia que abra un vial público».

Se refieren así al auto del Tribunal Supremo de fines del mes pasado que ratificó la sentencia de la Audiencia Provincial, que en 2018 condenó a la comunidad de propietarios «a pasar por la declaración de declarar vigente la servidumbre de paso para personas y vehículos sobre la calle de acceso al conjunto de edificación constituido por la urbanización conocida como Jardines de Chil (...) a favor de los inmuebles sitos en la misma calle Maestro Rodó de esta ciudad». La sentencia también prohibía el estacionamiento de los vehículos y obligaba a la comunidad a retirar «todos los elementos que impidan el acceso de los actores a dicha calle».

La lectura de la sentencia es que solo los residentes de Maestro Rodó podrían tener el paso abierto a través de la urbanización privada, no así vehículos de servicios ni visitas. «La servidumbre de paso es a los vecinos».

La comunidad de propietarios de la urbanización privada no ha recibido aún la sentencia del Supremo

También aclaró que la servidumbre de paso se constituyó «con nocturnidad y alevosía», ya que «cuando compramos la casa, no existía, y cuando fuimos a firmar se nos impuso con la advertencia de que si nos negábamos, perderíamos las cantidades entregadas». Dijo que el papel del Ayuntamiento durante la construcción fue de «pura hostilidad». Y que, de acuerdo con lo dicho por el promotor, «la servidumbre de paso fue una exigencia del Ayuntamiento para conceder la licencia final de obra».

No había calle

El portavoz de Jardines de Chil aseguró que ellos nunca han cerrado ninguna calle. «Maestro Rodó nunca tuvo una conexión con la calle Pepe García Fajardo», explicó, «posteriormente se hizo un camino de tierra, pero no había ninguna calle abierta».

Asegura que cuando se terminó la urbanización, existía un desnivel de cuatro metros entre el vial de acceso a los garajes de los chalés y la calle Maestro Rodó. Y que por este motivo la promotora instaló una valla de seguridad en 2001, cuando terminó la urbanización. Dos años después el Ayuntamiento conectó las vías.

En la sentencia de la Audiencia Provincial, en cambio, la colocación de la valla se sitúa en 2003. «La demandada no negaba la colocación de una cadena -provisional a la instalación de una barrera prevista en el proyecto- y un cartel de privado en octubre de 2003, así como de una valla al final de la calle privada ejecutada conforme a proyecto, existiendo siempre una altura insalvable para personas y vehículos de cinco metros, construyéndose la rampa en el año 2003 por los demandantes -los vecinos de la calle Maestro Rodó- que no por el Ayuntamiento».

El dato

  • 3,9 metros. Es la distancia que tiene el vial de acceso a los garajes de la urbanización privada en su tramo más estrecho. «No caben dos coches», explicó Domingo Cañizo.

Así, surgió una calle que conectó con el vial de la urbanización pero que, en opinión de estos vecinos, ya nació con la valla, «que se había colocado como medida de seguridad y no para evitar el contacto entre las dos calles». Además, los propietarios de Jardines de Chil detallan que el vial de acceso a sus garajes tiene tramos que no alcanza los cuatro metros de ancho, con lo que no caben dos coches a la vez. «Cualquier camión que entre, tendría que salir unos doscientos metros marcha atrás porque no hay espacio para maniobrar».

Preguntado si, por humanidad, la comunidad de propietarios nunca se planteó abrir el paso, Domingo Cañizo expuso que «tuvimos contacto con la asociación de vecinos pero nos prohibió ser miembros de ella». Y añadió que «les dijimos que estábamos dispuestos a abrir una cancela para que pudieran pasar las sillas de ruedas o las ambulancias, pero ellos no quisieron esa solución».

Recuerda que en 2018 el Ayuntamiento medió para permitir el acceso a los 36 vehículos de las familias que viven en Maestro Rodó, pero la negociación fracasó porque no se podía comprobar que el paso se limitara a estos coches. «Fue por seguridad porque el vial no permite un paso rodado continuo», argumentó.

Cañizo reconoce que no sabe aún cómo se va a articular el paso finalmente ya que la entrada a la urbanización se hace a través de una puerta metálica. «Una buena opción podría ser que los vecinos de Maestro Rodó tuvieran un mando para la puerta, pero es algo que digo a título personal», explicó ayer.

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