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Un grupo de calderones grises (Grampus griseus) se paseó por aguas portuarias de la capital grancanaria. Un estibador, Aridane Falcón, pudo grabarlo desde la grúa en que trabajaba en la mañana de este jueves, desde la terminal de Opcsa, en el muelle León y Castillo, en la parte que da a la playa de Las Alcaravaneras. «Fue sobre las 10.30 horas y estuvieron un buen rato porque no había mucho movimiento de barcos», relata, «solo cuando empezaron a salir los prácticos, se marcharon mar adentro».
Los delfines iban nadando con tranquilidad aprovechando la disminución del tráfico portuario que ha motivado la crisis sanitaria del coronavirus, si bien este tipo de cetáceos es de los que más se acercan a la costa. «Ver calderones grises en la bahía de Las Palmas de Gran Canaria o en El Confital no diría que es frecuente, pero tampoco inusual», aseguró el veterinario Manuel Arbelo, del Instituto Universitario de Sanidad Animal (IUSA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Los calderones grises son un tipo de cetáceos que reside de manera permanente en aguas de Canarias, como han demostrado las investigaciones de la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (Secac), que dirige Vidal Martín, quien desde 1999 ha identificado un censo estable de un centenar de ejemplares. Su hábitat en el mundo es muy amplio pues engloba las aguas tropicales y templadas de todos los mares y océanos. En muchas ocasiones se acercan a la costa, probablemente buscando refugio o en busca de alimentos. Se trata de delfines que casi alcanzan los cuatro metros de largo. Suelen presentar numerosas cicatrices lineales en la piel que pueden estar causadas por la interacción con otros calderones o por los calamares de los que se suele alimentar.
En la costa suroeste de Gran Canaria «no es raro verlos nadar a pocos metros de la orilla», explica Javier Zaera, del buque de observación de cetáceos Spirit of the Sea.
Por su parte, Silvana Neves, bióloga de la organización científica Ceamar, explica que seguramente están todo el año en la zona. Esta doctora, que ha investigado el comportamiento acústico de estos animales, asegura que suelen encontrarse en una batimetría de quinientos metros, básicamente alimentándose.
En la bahía de La Luz, la mayor parte de los avisos por avistamiento de cetáceos que llegan al centro de recuperación de fauna silvestre del Cabildo de Gran Canaria son por calderones grises. El veterinario Pascual Calabuig recuerda una tarde en la que esperaba el jet-foil y vio «un grupo de unos seis que pasaba a escasos metros del muro, navegando tranquilos en dirección al muelle pesquero». Cree que los recovecos de las escolleras del puerto pueden dar cobijo a una abundante población de cefalópodos, que constituyen una de las bases de su alimentación. «Que recuerde, nunca ha existido ningún problema con los calderones grises que se internan en el puerto, cosa que sí ocurre con otras especies como delfines mulares, delfines moteados o rorcuales».
Aridane Falcón asegura que nunca había tenido la oportunidad de ver cetáceos dentro del muelle. «Había visto peces grandes y tortugas pero delfines tan grandes, no».
Esta primavera se está notando un aumento de avistamientos de cetáceos en las aguas de Canarias, desde orcas a rorcuales y otras especies.
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