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Un rumor ha crecido en torno a la caldera de Bandama al margen de los registros de los sismógrafos. Se trata de una preocupación por el estado de conservación de todo el entorno del que fuera el último y más violento volcán de Gran Canaria, que rugió hace 2.000 años. Para que quede constancia del abandono del lugar la asociación sociocultural Amigos de Bandama hará acto de presencia este sábado en el pico bajo el lema «¡Cuidemos Bandama! ¡Paremos el deterioro!».
Es un monumento natural; un espacio natural protegido en la red Natura 2000 como Zona de Especial Conservación; un lugar con 170 especies de plantas, algunas endémicas, y 20 de animales; un yacimiento prehispánico importante; y una caldera singular desde el punto de visto geomorfológico. Fue también una hacienda agrícola visitada en el siglo XIX por naturalistas y botánicos como Webb y Berthelot; el primer mirador turístico de Gran Canaria, abierto en 1941; y un importante enclave vitivinícola que se gestó en el siglo XIX.
Pero nada de eso ha servido para que la protección vaya más allá de los papeles. Según explica el geógrafo Álex Hansen Machín, en calidad de presidente de la asociación sociocultural, «Bandama parece un lugar olvidado y es algo que resulta inexplicable».
Pese a todo, su fascinación sigue inquebrantable. Cerca de 400.000 personas lo visitan cada año, sin que haya nada que ofrecerles, pues no solo no existe un centro de interpretación que ayude a difundir los valores que rezuma, sino que ni siquiera hay baños en los que los visitantes puedan hacer sus necesidades.
«Es un territorio muy frágil, hecho de picón», explicó Hansen Machín, quien advirtió de que el paso continuo de grandes guaguas por la carretera está ocasionando desprendimientos de este picón y el desmoronamiento del pico.
La asociación sociocultural Amigos de Bandama reclama del Cabildo de Gran Canaria una gestión de todo este espacio que comience con un control de las guaguas de turistas que llegan hasta el volcán. Entienden que debería habilitarse una especie de intercambiador al que llegarían las guaguas para, desde allí, acceder a los lugares de interés a bordo de pequeñas lanzaderas eléctricas.
Además, proponen favorecer el senderismo y otros modos de transporte respetuosos con el entorno mediante la creación de una vía ciclista y un acceso peatonal.
«No es cualquier sitio, se trata de un lugar excepcional», abunda el vulcanólogo.
El colectivo, que se formó a fines de 2019, propone que el caserío de Bandama, que fuera el último lagar comunal, acoja el futuro centro de interpretación, de tal manera que no solo se ofrezca información turística a los visitantes y se dé a conocer los valores de este espacio, sino que también se pueda rehabilitar y recuperar un patrimonio histórico fundamental.
También se pone sobre la mesa la restauración del mirador, conservando el estilo tradicional y dotándolo de señalética y paneles informativos. Además, se debería poner en uso los baños.
La casa de estilo neocanario que está en la cima del pico de Bandama fue construida en 1942, aunque se dejó sin uso en 1999. El Cabildo de Gran Canaria no la recibió hasta 2012. Tres años después fue utilizada como punto de información turística, pero hace más de tres años volvió a echar el cerrojo.
El entorno de Bandama es un espacio en el que la caldera está dentro del terreno de Santa Brígida, mientras que el pico pertenece al municipio de Las Palmas de Gran Canaria.
Sin embargo, al tratarse de un espacio protegido, es el Cabildo de Gran Canaria el que tiene la última palabra en todo lo referido a la ordenación y gestión del monumento natural.
«El Cabildo está de acuerdo, en general, con nuestro planteamiento, pero el hecho de que estén implicadas distintas consejerías está haciendo de Bandama el gran olvidado, cuando es un lugar emblemático desde el siglo XIX», lamenta Hansen Machín.
Cualquier solución que quiera adoptarse respecto a Bandama deberá conseguir el acuerdo entre las áreas de Turismo, Medio Ambiente y Obras Públicas del Cabildo. Machín considera que Turismo no debería tener competencias en el espacio natural.
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