El rastro adelgaza y se queda con la mitad de los puestos que tenía hasta ahora
El proceso de regularización deja el mercadillo dominical en 166 puntos de venta frente a los 350 actuales
El rastro reducirá el número de puntos de venta este año. El mercadillo del parque blanco de la capital grancanaria, que cada domingo congregaba entre 350 y 400 puestos, se quedará finalmente con 88 titulares activos, que gestionarán un total de 116 casetas.
Esta reducción es fruto de un proceso de regularización de los puestos que se inició debido a que las concesiones anteriores, que tenían una vigencia de ocho años, finalizaron el 22 de julio de 2022.
Esto provocó que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria emitiera dos resoluciones diferentes de regularización: una primera, emitida a mediados de noviembre de 2022, en la que se dio permiso de venta a un total de 23 titulares con 38 puestos; y otra de mediados de diciembre, en la que se renovó a 65 titulares más para la explotación de otros 128 puestos.
Las cifras no están cerradas del todo porque todavía está abierta la posibilidad de interposición de recurso de reposición contra la última resolución, lo que podría ampliar finalmente este número.
El concejal de Desarrollo Local, Pedro Quevedo, indicó que el proceso de regularización responde a una obligación legal, pero también a un deseo de garantizar un mejor funcionamiento del rastro y de proteger los derechos de aquellos puesteros que cumplen con sus obligaciones. «Los comerciantes que están en el rastro tienen todos los derechos y deben saber que todos cumplen, que todos pagan y que no hay irregularidades administrativas», detalló, «había que depurar lo que estaba ahí. A la ciudad le interesa un rastro ordenado, con gente seria que cumple con sus obligaciones, un espacio limpio y visitable».
El edil añadió que el proceso de regularización ha permitido depurar a quienes «tenían nombres falsos, no pagaban cuotas u ocupaban espacio que no les correspondían, esos no están».
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El debate sobre el rastro se avivó este miércoles en el Ayuntamiento a raíz de una moción que presentó el Partido Popular para dar información precisa y fidedigna a los puesteros de cuándo se producirá el traslado, que se cree una mesa de trabajo para definir el proyecto nuevo, que se estudien posibles emplazamientos adecuados.
La moción no prosperó, pero el edil del PP Ignacio Guerra aprovechó la discusión para acusar al grupo municipal de gobierno de querer eliminar el rastro. «Habla de suciedad, caos, desastre, teniendo la responsabilidad del rastro durante ocho años», le espetó a Pedro Quevedo, «usted decide y los demás que se jodan. Tienen que trabajar de modo conjunto».
El concejal conservador criticó que todavía no se haya decidido el emplazamiento del rastro cuando avance la obra de la MetroGuagua y haya que cambiarlo de lugar. «Se asesta el golpe definitivo de muerte de esas 300 familias que dependen de los ingresos que les genera este comercio, procedente de los habitantes de esta ciudad y de turistas», señaló.
Quevedo le respondió luego que la reducción del número de puestos del rastro puede facilitar la búsqueda de una nueva ubicación. Hay que recordar que hace unos meses el Ayuntamiento se planteó trasladar el rastro ante las obras de la MetroGuagua. En aquel momento, se plantearon varias alternativas, como el muelle de Sanapú, Siete Palmas, la subida de Tafira, El Sebadal o la parte baja de La Isleta, pero ninguna cumplía con los requisitos técnicos o de oportunidad que requiere el mercadillo.
«No es lo mismo buscar un lugar para 166 que para 400, pero esto significa negociar con la Autoridad Portuaria, que no es nada fácil, y tenemos otra propuesta en la subida de Tafira, que creemos que es muy buena, donde hemos tenido dificultades y tenemos que discutirlo con la Policía Local, pero mientras tanto esta gente está donde puede desarrollar su actividad», sentenció el edil de Desarrollo Local.
Pero Guerra insistió en que se están buscando «argucias para eliminar el rastro».
La portavoz de Ciudadanos, Lidia Cáceres, pidió al grupo de gobierno municipal una mayor concreción en las decisiones que afectan al rastro porque se les dijo que iban a ser desplazados y finalmente se quedaron en su sitio.
Por su lado, el viceportavoz de CC, David Suárez, entiende que es un error que se debilite el rastro. En su opinión, el mercadillo debería seguir creciendo y ampliando su oferta de productos. Y reclamó una mayor limpieza. «Es verdad que va una cuba, pero como los imbornales están obstruidos hay muchas moscas y mosquitos. Lleva muchos años sin tocarse este espacio».
La concejala no adscrita Carmen Guerra pidió que el rastro siguiera en la zona Puerto. Como otros de sus compañeros, reclamó mayor claridad en la definición del futuro del rastro. «La realidad que viven es inestabilidad, una preocupación constante», señaló.