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Nereida, Natalia y sus hijos se van a la calle

Primero fueron estafadas y ahora desahuciadas. Estas dos hermanas son desalojadas de la casa en la que vivían en la Vega de San José tras alquiler el inmueble a quien no era su propietario y recibir una orden a nombre de una tercera persona.

Jueves, 1 de enero 1970

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La historia de las hermanas Nereida y Natalia Espino es una auténtica pesadilla. El último capítulo tuvo lugar en la mañana de este martes, cuando fueron desahuciadas de la casa en la que viven en la Vega de San José. Una amenaza que llevaba meses persiguiéndoles y que finalmente se cumplió.

«Lo primero es dejar a los niños en la casa de familiares a pasar la noche, porque en la calle no vamos a permitir que se queden», relataba ayer por la tarde Natalia, presa de los nervios, después de obtener el permiso judicial para entrar en la vivienda y sacar las pertenencias del núcleo familiar en el que residía con su hermana y los hijos de ambas.

La cronología de su caso es dantesca. Cuentan con pocos recursos económicos y encontraron, el pasado verano, un anuncio en Internet. En este se les pedía un adelanto de 250 euros y con ello podrían acceder a un piso de alquiler en la Vega de San José. Llamaron, trataron con una persona que les dio las llaves y allí comenzó la pesadilla. «Estaba hecho una porquería, no tenía bombillos, ni grifería y las paredes estaban fatal», contaron meses atrás a este diario.

Pero eso no fue lo peor, la persona que les alquiló la vivienda desapareció de la tierra. No contestaba las llamadas y, lo que es todavía peor, no tenía nada que ver con los propietarios de la casa. Un misterio.

Pero todavía fue más duró el desenlace de los acontecimientos, cuando en el mes de marzo recibieron una orden de desahucio que iba a nombre de una tercera persona, una inquilina anterior del inmueble. Tras movilizarse, y poner el caso en manos del Sindicato de Inquilinas, consiguieron parar temporalmente el desalojo.

Todo, hasta ayer. Día en el que Nereida se encontraba realizando la matricula escolar de su hijo para el próximo curso, y Natalia, en la casa, vio como entraban por la puerta agentes judiciales y policías para efectuar el tan temido desahucio.

Sus pasos apresurados les llevaron a conseguir una orden con la que poder entrar en la casa y recuperar las pertenencias. Algo que lograron, con la ayuda de miembros del Sindicato.

Ahora su futuro es complicado. Nereida apenas podía explicar ayer el caso y cuáles serán sus próximos movimientos. Los últimos meses los ha toreado con el subsidio de desempleo y trabajos esporádicos como camarera.

Ahora espera resolver esta situación surrealista en la que se han visto inmersas. Su principal preocupación es cómo ofrecer un techo digno a sus hijos.

Las figuras que ahora mismo están asesorando a las hermanas Espino esperan conseguir una fórmula que eviten que sigan en la calle, ya que ayer ya tuvieron que dejar su vivienda tras la irrupción en la casa de policías y agentes judiciales. Estos se han manifestado en contra de los posicionamientos electoralistas del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y de la inacción que este ha tenido durante meses con un caso que se veía estaba al caer, como tristemente se ha comprobado.

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