Martillazos e insultos para «silenciar» las relaciones sexuales de una vecina

De acuerdo con el relato de los vecinos, los ruidos se concentran en una de las viviendas, donde una vida sexual al parecer muy activa y «a cualquier hora del día» genera molestias y perturba el descanso.

Si bien, la comunidad de vecinos lo acepta, respeta y, según detallan, nunca se lo han reprochado. «No hace daño a nadie», apostillan. «Cuando ocurre subimos el volumen de la tele, ponemos música o nos arrancamos a cantar», cuentan.

Una postura que, sin embargo, no comparte una de las inquilinas del edificio colindante. Y es que esta mujer respondería a los ruidos fruto de la pasión con más ruido: dando martillazos a la pared y profiriendo insultos por la ventana. «Parece que la casa se va a caer», cuentan los inquilinos sobre la respuesta de esta vecina malhumorada.

A pesar de que la situación roza el surrealismo, los vecinos descartan por el momento emprender acciones legales: «Somos una comunidad hippie», apostillan con humor y quitando hierro al asunto.