Marcos José: «Mi intención era enfrentarme al demonio y cortarle las piernas»
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Está acusado de haber matado a su padre, el el poeta y abogado José Rafael Hernández Santana.Marcos José Hernández Sánchez, el vecino de Alcaravaneras acusado de haber acabado con la vida de su padre, el poeta y abogado grancanario José Rafael Hernández Santana, declaró en la primera sesión del juicio ante el Tribunal del Jurado que, en el momento de los hechos y cuando llegó su padre a la casa minutos después de que su madre hubiese perdido la vida de forma natural en la habitación, lo atacó de muerte porque escuchaba una voz en su interior que le decía «enfrentarte al demonio, enfrentarte al demonio», manifestó. Estos presuntos fenómenos paranormales que padeció el encausado le impidieron «ser consciente» de que había matado a hachazos a su padre e incluso alegó que vio una «nave espacial» en la calle que «quería llevárselos», exclamó durante su interrogatorio.
Marcos José prosiguió su relato argumentando que todo empezó tras encontrarse a su madre muerta –estaba encamada al padecer una parálisis– en la habitación, una persona que era «mi vida», añadió. «No puedo recordar su cara porque es chungo. No respiraba, no sé, me quedé en shock. Me puse a reanimarla, quería a toda costa a revivirla y estuve una o dos horas ahí dándole, aunque no sé cómo hacerlo, pero fue lo que se me ocurrió en ese momento. Le hice de todo boca a boca, masaje… estuve ahí dándole desesperado como loco», explicó ante el jurado popular.
No llamó al 112 «porque no sé lo que me pasó por la cabeza, tenía miedo y estaba bloqueado. Solo estaba en lo que estaba. Ni 112 ni 224, perdí la noción de tiempo. Mi madre era mi vida, lo último que se me hubiese pasado por la cabeza era no llamar al 112 para que falleciera y cuando la estaba reanimando llorando desalado, apareció mi padre que no dijo nada de ella y se metió conmigo porque la casa olía fatal», detalló.
Por ese motivo fue al salón donde éste se encontraba y, «de repente», se vio con un hacha en la mano que dijo portaba su padre. Al seguir escuchando la voz que le decía «enfrentarte al demonio, enfrentarte al demonio», sintió «un poder con mucha fuerza» que le «empujaba» hacia atrás. «Mi intención era enfrentarme al demonio y cortarle las piernas, pero para mí no era mi padre sino eran las piernas del demonio», narró el parricida. «Mi padre en ese momento me dijo 'hijo de puta' y se abalanzó sobre mí, pero me puse nervioso. No era consciente de lo que estaba haciendo, cerré los ojos y me puse golpear al aire», declaró Marcos José mientras gesticulaba de pie haciendo que tenía el hacha homicida en las manos.
Tras el ataque mortal hacia el abogado y poeta José Rafael Hernández, el parricida se asomó a una ventana y dijo ver «una nave espacial grandísima increíble horizontal y ya todo tenía sentido porque venían a buscar a mis padres los extraterrestres». Siguió entonces con una «rutina» que practicó de «tomarles a los dos la temperatura con un termómetro para ver si estaban bien -cuando ya se encontraban sin vida- y empecé a verle algo raro a mi padre en la muñeca», contó. Dijo que lo miró a la cara y vio «como que se aguantaba la risa y me puse nervioso y le grité que no se riera de mí y por eso me quise suicidar» exclamó.
Hay que recordar que en este procedimiento, Marcos José se enfrenta a una petición de condena del Ministerio Fiscal de 25 años y seis meses de prisión por asesinato y abandono de ascendiente ya que, según esta parte, su madre que estaba a su cuidado, falleció en su domicilio y al percatarse del deceso, culpó de la muerte a su padre, al que atacó hasta quitarle la vida el 15 de octubre de 2018.
Según esta parte, desde el año 2009 Marcos José fue el encargado del cuidado de su madre, María Dolores Sánchez García, que era dependiente de terceros debido a la patología de base que sufría: una enfermedad de Parkinson secundaria a parálisis supranuclear agresiva, hipertesión arterial, coleliatiasis y patología articular degenerativa.
María Dolores, a juicio de la Fiscalía, «no recibía las atenciones y cuidados que precisaba» en cuestiones básicas como la alimentación, aseo y atención médica por parte de su hijo Marcos José y su marido José Rafael Hernández, «con los que convivía en su domicilio» de la calle Italia. En síntesis, esta parte considera que la madre del acusado «se encontraba en una clara situación de abandono», determina.
Con este escenario, entre las 18.00 y las 22.00 del 14 de octubre de 2018, María Dolores Sánchez García falleció en soledad en su domicilio de Las Alcaravaneras mientras el acusado se encontraba ausente. Una vez regresó, Marcos José «se percató de la muerte de su madre» y, de forma automática, «culpabilizó de la misma a su padre», con quien mantenía una mala relación desde hacía bastante tiempo.
La acusación narra cómo Marcos José esperó pacientemente a que el poeta y abogado regresara a la vivienda y al entrar, dejó que se acostara a descansar. En ese momento, subió a la azotea del edificio y cogió un hacha de 42 centímetros de longitud que utilizaban para cortar las ramas de los árboles que se metían en su vivienda y lo bajó a la casa.
Ya sobre la 01.00 de la madrugada del 15 de octubre, «se dirigió al dormitorio de su padre» donde éste estaba descansando y le propinó «con ánimo de matarlo rápida y sorpresivamente», reiterados «golpes el hacha». José Rafael se encontraba acostado en la cama de su dormitorio en posición de cúbito supino y «no tuvo posibilidad de defenderse», de modo que los hachazos que recibió por todas las partes de su cuerpo le ocasionaron la muerte inmediata. Según la autopsia, el varón de 76 años de edad sufrió un shock traumático asociado a un shock hipovolémico por traumatismo cráneo-encefálico severo con afectación encefálica.
A las 15.43 horas, Marcos José Hernández, de 43 años, llamó al 112 para confesar que la tarde del lunes anterior había acabado con la vida de su padre a hachazos y que su madre, natural de Andalucía y de 79 años, había fallecido por causas naturales.
Según su testimonio, su padre tenía «cara de «felicidad»
Marcos José alegó que no sabía definir con concreción cómo llegó a sus manos el hacha con el que asestó el ataque mortal a su padre, José Rafael Hernández, aunque la Fiscalía Provincial de Las Palmas insiste en que subió a la azotea y cogió el arma, de 42 centímetros de longitud, que utilizaban habitualmente para cortar las ramas de los árboles que se metían en su vivienda de la calle Italia, en el barrio de Arenales. «Eso no tiene sentido porque el hacha estaba totalmente nuevo, sin ninguna marca de uso», rebatió la defensa.
Tras cometer el parricidio y con su madre fallecida horas antes por causas naturales, el acusado detalló que sobre las cuatro de la tarde del día siguiente fue cuando reaccionó y llamó por teléfono al 112 y confesó que había cometido el crimen.
Según su testimonio, su padre tenía «cara de «felicidad», pero la escena que había en su casa, con su madre fallecida hacía horas por un lado y el poeta desangrado por otro, «era horrible, de terror total», por lo que llamó al 112, a los que no recuerda bien lo que dijo, aparte de que había matado a su progenitor. Además, insistió en que no vio «sangre en ningún momento», solo unas «manchitas rojas» en la camisa de José Rafael Hernández, a pesar de que le había asestado más de 20 hachazos instantes antes.
El juicio continuará hoy martes con el inicio del interrogatorio de los testigos y tiene previsto acabar al final de la semana con los informes y veredicto.