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A falta de unos pequeños remates, el Gobierno de Canarias da por concluida la obra de construcción de un muro de protección de la avenida marítima. El levantamiento de este espaldón de 450 metros, junto a la colocación de 3.565 bloques de hormigón y la inyección de 32.000 toneladas de material de relleno, han permitido reparar el socavón que se detectó hace un año bajo la GC-1. al norte del barrio marinero de San Cristóbal.
La erosión que habían provocado las olas en su constante impacto contra el muro que soportaba la autovía y la avenida había terminado por horadar la estructura defensiva, generando un riesgo de colapso de la carretera y del paso peatonal.
Por eso, en el primer trimestre de 2022, el Gobierno de Canarias decidió actuar por la vía de urgencia para reparar estos desperfectos, que habían provocado un enfrentamiento abierto entre el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y el Cabildo de Gran Canaria sobre quién tenía la responsabilidad de actuar en este espacio.
«Con los informes que teníamos y tras las conversaciones con Costas, decidimos que lo hiciera el Gobierno de Canarias porque estaba dentro de los terrenos cedidos a la Comunidad Autónoma cuando se hizo la ampliación de la avenida marítima», explicó el consejero de Obras Públicas, Sebastián Franquis, «declaramos la obra de emergencia porque estaba en peligro no solo el paseo sino la carretera, el carril más pegado a la costa, y era muy importante para la ciudad de Las palmas de Gran Canaria».
La obra se adjudicó inicialmente por 6,2 millones de euros, pero la necesidad de construir el espaldón elevó el presupuesto del proyecto final hasta los 7,4 millones de euros. Esto hizo, además, que se autorizara una ampliación del plazo de finalización de los trabajos que se iniciaron en julio de 2022 en otros dos meses. La actuación se desarrolló en una longitud de 566 metros, entre el límite norte del barrio marinero de San Cristóbal y el nudo de Lady Harimaguada.
La escollera que se colocó está formada por 2.235 bloques de hormigón de 7 toneladas y otros 1.330 de 4 toneladas. Se dejaron los más pesados en aquellas zonas en las que el impacto de las olas libera más energía debido a que la profundidad es mayor. Esto se remató con un espaldón, también de hormigón, y lo que los técnicos conocen como un cuenco de amortiguación, un hueco de unos dos metros de ancho para que las olas, cuando rompan contra los tetrápodos, no invadan el paseo ni afecten a la GC-1.
«El resultado es este: acabamos con un problema serio y volvemos a recuperar la normalidad de darle seguridad a la carretera y el paseo», expuso Franquis.
La semana que viene se abrirá la avenida al paso de los ciudadanos, pero la actuación institucional no ha acabado en este punto de la ciudad. «El compromiso era que nosotros hacíamos la escollera y el espaldón, de proteger el paseo y la avenida y la carretera, e inmediatamente después el Ayuntamiento y el Cabildo tenían que acabar la obra, que consistirá en ampliar el paseo», detalló Sebastián Franquis, «damos la posibilidad de que el paseo , que tiene aquí tres metros, se pueda ampliar a los siete metros, que es la dimensión que tiene el paseo marítimo en todo su recorrido».
La Comunidad Autónoma no tiene competencias para ejecutar el trabajo de ampliación del paseo marítimo, ya que las actuaciones de mejora y embellecimiento entran dentro del ámbito municipal. «Por eso, hemos colocado una valla provisional», expuso el consejero de Obras Públicas, «a partir de ahí lo lógico es que se amplíe el paseo y tengamos una avenida de 7 metros, esperemos que el Cabildo y el Ayuntamiento actúen cuanto antes».
Franquis también destacó el valor que tiene que se haya concluido la obra sin que se hubiera tenido que cortar el tráfico en la avenida marítima. De hecho, los únicos cortes que se hicieron necesario se ejecutaron de noche.
El director de la obra, José Luis Pérez Betancor, detalló que las infraestructuras que se proyectaron y construyeron en esta parte de la ciudad tienen una vida útil de cien años. «Habrá que actuar antes en otros puntos del frente marítimo», detalló el técnico, «pensamos que estos 600 metros construidos van a ser los que más duren».
Desde el punto de vista constructivo, Pérez Betancor explicó que las principales dificultades que se encontraron a la hora de ejecutar esta obra han sido los propios de atender una situación de emergencia, en la que hay que renunciar a cualquier resultado estético; así como la problemática que planteaba el acceso a esta parte del litoral de Las Palmas de Gran Canaria. «Se ha tenido que causar algún perjuicio a los conductores porque los camiones de obra han tenido que entrar y salir de la avenida marítima a baja velocidad», añadió. En tercer lugar, hubo que recuperar la pequeña playa que está al norte del castillo de San Cristóbal.
El director de la obra especificó que la construcción del espaldón o muro evitará que las olas colisionen contra la avenida marítima, con lo cual la vía no sufrirá nuevamente en su estabilidad. La disposición de los bloques de hormigón se hizo en función de la profundidad de la costa que arrojó la batimetría ya que cuanto más profundidad hay, más energía liberan las olas. «Las olas, cuando se acercan a la costa, rozan con el fondo y se produce un asomeramiento, es decir, pierden energía. Si el fondo está más bajo, no pierden energía, entonces donde hay más profundidad hay que colocar más bloques y de mayor volumen», indicó el director de la obra en la visita realizada este viernes.
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