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Las calles de La Isleta tampoco serán hoy testigo del paso de la Virgen del Carmen en el día de su festividad. La pandemia, que ya el año pasado impidió que se desarrollaran unas fiestas tan arraigadas en este barrio capitalino, obliga de nuevo en esta edición a prescindir de actos multitudinarios como la procesión del día de ella, como se conoce a la que se celebra cada 16 de julio, así como de la marítima y la terrestre.
Con lo que no puede esta crisis sanitaria es con el poder de convocatoria de una imagen que ayer esperaba a sus fieles «vestida de reina», como explicaba por la mañana en el templo de la calle Benartemi Mari Carmen Pérez, camarera de la Virgen del Carmen desde hace tres décadas, al referirse al manto regalo de los costaleros y la corona dorada con la que la había vestido la noche anterior, además de destacar el detalle de los escapularios de oro que en su día se hicieron con cadenas de ofrendas y el beneplácito de los fieles, para que luzca «como si saliera en procesión».
Y es que aunque la patrona de los marineros no pueda salir al encuentro de sus devotos, en La Isleta se ha querido mantener el espíritu de las fiestas y por eso se cuidan detalles como las flores que donan muchas personas del barrio y de fuera y que Juansi Rodríguez arregla para adornar el trono, o los mantos que viste la imagen en cada una de las ocasiones. Por eso, como apunta Mari Carmen, el sábado será ataviada con el de color celeste y la corona de plata que suele portar en la marítima, y más tarde volverá a lucir el blanco y dorado que lleva en la terrestre.
Además, aunque la situación sanitaria condiciona el desarrollo de los actos, lo que no ha conseguido es hacer mella en el poder de convocatoria de la Virgen del Carmen, «que traspasa las barreras de nuestro barrio, de la ciudad, de la isla y de las islas», señala Alex Arce, responsable de la comisión que los organiza.
La prueba es que ayer ya había muchas personas acudiendo a visitar a la patrona previendo que hoy sea mayor la afluencia. «Es gente que viene de promesa y muchos son de fuera del barrio», comenta Mari Carmen al darse cuenta de que hay muchos rostros desconocidos para ella.
Otra señal del interés que despierta la Virgen es que «el teléfono no ha dejado de sonar», explica el presidente de la comisión de fiestas. «La mayoría son llamadas para saber el horario de las misas», dice. Pero «también llaman para donar flores y alimentos», añade Mari Carmen.
Desde la comisión organizadora aplauden y agradecen el empeño de los isleteros por lograr que este año las fiestas tengan presencia pese a las restricciones. «La gente ha colaborado, se ha portado bien», reconoce Alex al referirse al modo en que se han implicado los vecinos a la hora de engalanar las calles del barrio.
Confiesa que «es un año extraño», pero al menos ha podido bajar la Virgen de su camarín, algo que consuela en parte a sus fieles. Además, tanto él como Mari Carmen aseguran que miran al año que viene «con esperanza» e «ilusionados».
La jornada el 16 de julio comienza muy temprano en el barrio de La Isleta con el tradicional repique de campanas y el espectáculo pirotécnico a las 00.00 horas. Además, a las 05.00 horas estaba previsto que se lanzaran fuegos artificiales desde la iglesia del Carmen antes comenzar la primera de las siete misas que se van a celebrar en el día: a las 07.00, 09.00, 11.00 y 13.00 horas, y por la tarde a las 18.00 horas para cerrar a las 20.00 con la solemne. Como recuerda el párroco Agustín Sánchez, el acceso al templo de Benartemi se hará respetando las medidas sanitarias hasta completar aforo. Se entra por la puerta principal y se sale por un lateral de la iglesia. Como el año pasado, hay seguridad privada para controlar la afluencia y que los fieles vean a la Virgen del Carmen con todas las garantías.
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