Darias, en el laberinto: el juego de equilibrios para no romper el pacto tripartito del Ayuntamiento
El gobierno vive su momento más delicado por la irrupción de Primero Canarias y el encaje en la coalición del concejal José Eduardo Ramírez
En el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria los partidos del gobierno y los grupos municipales de la oposición están «velando armas». La descripción la realiza un destacado miembro de uno de los grupos del pacto que sostiene la mayoría progresista de la capital (PSOE, Nueva Canarias y Unidas Sí Podemos), cuya continuidad ha quedado comprometida tras la irrupción de Primero Canarias Municipalistas y el desmembramiento de Nueva Canarias a nivel local, con el posicionamiento del edil José Eduardo Ramírez en favor de los postulados del nuevo partido que lidera Teodoro Sosa.
La detonación de Nueva Canarias no solo ha alterado las relaciones internas de sus dos concejales (Pedro Quevedo, que se mantiene en NC, y José Eduardo Ramírez) sino que empuja a la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Carolina Darias, a un laberinto en el que todos los pasos deben ser medidos para garantizar la continuidad del pacto de gobierno.
El hilo de Ariadna del que está tirando la alcaldesa trata de no alterar el equilibrio aritmético en el que se mueve el mandato. La mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria queda garantizada con 19 concejales, que son los que aporta la suma de los representativos del PSOE (12), Nueva Canarias-Frente Amplio Canarista (2) y Unidas Sí Podemos (1).
Sin embargo, la irrupción de Primero Canarias y la atracción que ejerció sobre José Eduardo Ramírez ha terminado por desestabilizar este equilibrio. Si el edil que hasta ahora era de Nueva Canarias termina siendo expulsado del gobierno, el tripartito gobernaría sin mayoría absoluta, con los votos del PSOE, NC y Unidas Sí Podemos. En el otro lado de la bancada, la salida de Clotilde Sánchez de Vox no altera el número de concejales de la oposición, pero sí su distribución.
El mantenimiento del 'statu quo' pasa por que NC no solicite el paso de Ramírez a la condición de concejal no adscrito, lo que supondría su reconocimiento como tránsfuga -si así lo dictaminara la Secretaría General del Pleno- y su exclusión de las labores de gobierno.
El PSOE, mayoritario, confía en que este paso no lo adopte la fuerza nacionalista. Eso permitiría optar por la salida propuesta por Ramírez a la alcaldesa: mantener la actual distribución de áreas aún desde el grupo mixto.
«Yo no me he dado de baja de Nueva Canarias-Frente Amplio Canarista, y me siento respaldado por el 80% de la coalición con que participé en las elecciones», expuso el actual concejal de Movilidad, Empleo y distrito Centro, José Eduardo Ramírez, «me siento legitimado para continuar adelante porque no se ha roto la coalición NC-FA».
La reticencia de los socios
Sin embargo, la vía de mantener inalterada la estructura de gobierno depende de la aquiescencia de los dos socios de gobierno del PSOE. Hay que tener en cuenta que todas las áreas que maneja Ramírez son delegadas, esto es, que su dirección reposa en la figura de Pedro Quevedo. Y el concejal de NC no oculta, como ya manifestó en julio, que Ramírez «es un tránsfuga». En aquel momento pidió a su compañero que devolviera el acta de edil.
En todo caso, la decisión final es de la alcaldesa, Carolina Darias, quien es la que tiene la potestad para organizar la estructura orgánica superior y directiva de las áreas de gobierno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
Un primer escenario: que Ramírez dependa del PSOE
¿Podría optarse por una reorganización de las áreas de gobierno para hacer depender las competencias delegadas de José Eduardo Ramírez de un edil socialista o de la propia alcaldesa? Es posible, pero resulta poco probable porque sometería al pacto a una tensión mayor que la que padece ahora.
NC no aceptaría esta solución porque entiende que el pacto de gobierno se sustenta en el respeto a la independencia en la gestión de las áreas consagradas en el reparto competencial que permitió el nacimiento del actual tripartito.
Unidas Sí Podemos va un paso más allá. La edila Gemma Martínez, entiende que Ramírez debe ser considerado un tránsfuga y, por tanto, excluido de las labores de gobierno. «Respetamos la decisión y los tiempos de Nueva Canarias», explicó, «pero no podemos normalizar que, a mitad de mandato, un concejal electo vaya a militar en un partido nuevo, que no existía antes, traicionando a sus votantes».
«Nosotras no vamos a gobernar en un cuatripartito, esto es un gobierno a tres», prosiguió.
¿Existe la posibilidad de que USP abandone el pacto? De momento, lo único que responde la edila Martínez es que «todas las opciones están sobre la mesa».
Su rechazo a la nueva ubicación de José Eduardo Ramírez tiene un componente ideológico innegable. Desde su perspectiva, mantener a un representante de Primero Canarias en el pacto sería abrir la puerta del gobierno progresista a una formación de derechas. «No es cualquier partido, es uno que se construye a partir del resto de otras formaciones», dijo Martínez, «es un oportunista que va de progresista, pero que en realidad es un partido de derechas que quiere ser la nueva pata de Coalición Canaria en Gran Canaria».
Segundo escenario: vaciar a Ramírez de competencias
Sin embargo, despojar a José Eduardo Ramírez de todas sus competencias tampoco es una decisión sencilla de adoptar. El exedil de NC deja claro que no va a renunciar a ninguna de sus actuales responsabilidades. «O me mantengo con las mismas áreas para sacar adelante las políticas en marcha o salgo del gobierno», advierte, «lo único que me planteo es seguir en el gobierno dando gobernabilidad al pacto».
Por eso, aunque su posible paso a la bancada de los no adscritos no heriría de muerte la pervivencia del gobierno, sí lo dejaría en una situación de minoría en la que le resultaría complicado sacar adelante iniciativas tan importantes como los presupuestos.
En Primero Canarias no ocultan su sorpresa por la tensión que, en su opinión, están imprimiendo al pacto de gobierno NC y USP, algo que atribuyen al deseo de hacerse con las competencias de Ramírez (el distrito Centro para Gemma Martínez y el resto para Pedro Quevedo) con la intención de salir reforzados de cara a las próximas elecciones municipales de 2027, a las que podrían concurrir en coalición.
Tercer escenario: mantener la situación actual
En este panorama, el PSOE sigue limando asperezas entre sus socios de gobierno, pero es conciente de que en tanto NC no reclame el pase de José Eduardo Ramírez a la posición de no adscrito, el tiempo juega a su favor.
Este cálculo se hace desde la tranquilidad de saber que la aritmética impide que en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria prospere una moción de censura.
Aunque la portavoz del Partido Popular, Jimena Delgado-Taramona, ha puesto sobre la mesa de su partido esta posibilidad, según confirman fuentes regionales del Partido Popular, las cuentas no salen: necesitaría el apoyo de Vox, con el que en este momento las relaciones no son las más fluidas, en un panorama de crecimiento de la formación de ultraderecha que está erosionando al PP allí donde los dos partidos se confunden; el de Coalición Canaria, cuyo portavoz, David Suárez, no se pronuncia al respecto; el de la edila Clotilde Sánchez, que acaba de romper con Vox de manera traumática, de ahí que su alineamiento con sus antiguos compañeros se antoja improbable; y el del propio José Eduardo Ramírez, que cierra la puerta a esta posibilidad: «Sería actuar contra el voto de la ciudadanía».