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La compañía eléctrica Endesa sigue avanzando con paso firme en la desmantelación de una de las chimeneas de vapor de la central térmica de Jinámar, la cual dejó de estar en funcionamiento en 2012. El proceso comenzó en el mes de mayo y se espera que esté concluido a finales de este mes o principios de agosto como fecha límite. Este proyecto cumple con el objetivo que tiene la compañía eléctrica de descarbonizar la generación térmica en el archipiélago.
La chimenea en demolición, que es la más pequeña de las dos que hay en la central, tenía una altura original de coronación de 76,5 metros y un espesor en la base de 50 centímetros que se va reduciendo hasta alcanzar 32 centímetros en la cota superior. En vez de seguir el proceso tradicional de demolición, Endesa ha optado por incluir una plataforma elevadora alrededor de la chimenea, que permite colocar unos robots automáticos para el desmantelamiento de la chimenea.
Con este método, se va haciendo una demolición controlada, cayendo los escombros de hormigón armado en el interior de la chimenea, donde se van extrayendo hacia el exterior por la parte inferior de la torre, explica Luis Varela, director de Generación de Endesa en Gran Canaria.
Según el propio Varela, el siguiente paso es «consolidar» un espacio para futuros grupos de generación en la isla de Gran Canaria y que este proyecto es solo un elemento más en la transformación de la central, que consta en la demolición completa de los grupos de Vapor I, Vapor II y Vapor III, que están constituidos por turbinas, calderas, condensadores, alternadores, etc.
Todo ello fue parte de un espacio que a partir de ahora irá destinado a «la generación térmica de acuerdo a los planes y a los proyectos» que tiene el Gobierno de Canarias con la generación térmica adicional, la cual «es necesaria para un sistema como el de Gran Canaria y también con los proyectos que tiene contemplados Endesa en las islas», indicó Varela.
El desembolso económico para este proceso ronda los 1,7 millones de euros y que no incluye a la gran chimenea de 176 metros, ya que actualmente sigue en funcionamiento y no se plantea tirarla abajo. La central de Jinámar es responsable del 20% del reparto de energía de la isla, mientras que el 80% se realiza desde la central del Barranco de Tirajana.
Sobre si esta demolición afectará al funcionamiento de la central, Varela resaltó que la central de Jinámar sigue siendo «una central indispensable» en el entramado eléctrico de Gran Canaria, al tener todavía unidades de generación «en pleno funcionamiento y disponibilidad» además de ser esenciales para la cobertura del servicio en la isla.
Varela también aclaró que este desmantelamiento no supone actualmente una pérdida de energía ya que los grupos Vapor II y Vapor III llevan indisponibles desde los años 2010 y 2012, por razones estrictamente medioambientales. De la misma forma admitió que el tiempo que se ha tardado en comenzar con este proceso es «elevado» pero que entra dentro del tiempo natural para una demolición de una central térmica.
Además, citó que el principal motivo son las autorizaciones que hay obtener para acceder a los permisos de los diferentes organismos públicos, como son Costas, el Gobierno de Canarias o también el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
Con este proceso, Endesa pone el foco en el desarrollo de energías limpias y renovables en Canarias, al igual que hace a nivel nacional y mundial, con la particularidad de que los sistemas eléctricos de la isla son sistemas aislados y tiene que «haber un equilibrio entre la generación térmica convencional y las renovables».
Esta demolición va más allá de lo que ven los propios ojos ya que también se están siguiendo procesos de descontaminación del suelo, segregación y valorización de los residuos, todos procesos incluidos dentro de las autorizaciones que Endesa ha ido obteniendo.
A su vez, Varela también quiso resaltar el compromiso de la compañía eléctrica con la seguridad en el trabajo. «No hemos tenido ningún accidente laboral durante todo el transcurso de la obra. La seguridad laboral y el respeto a los condicionantes medioambientales son nuestros principales objetivos».
Endesa estima que el 90% de todos los residuos extraídos de la obra van a ser reutilizables para nuevos áridos en futuros proyectos, haciendo un ciclo integral en la utilización de todos los materiales.
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