Imagen de una infravivienda construida junto al búnker. / C7

Las chabolas vuelven al Confital en los búnkeres del Soco

Vecinos de La Isleta denuncian la ocupación de estas infraestructuras | Costas trabaja en su desalojo

Javier Darriba
JAVIER DARRIBA Las Palmas de Gran Canaria

La amenaza de una posible invasión británica de Canarias, en su lucha contra la Alemania nazi por el control del Atlántico, hizo que el régimen autoritario de Francisco Franco implantara un sistema defensivo antiaéreo y marino en las costas de las islas. De aquellas construcciones quedan todavía algunos ejemplos que pueden ser localizados en El Confital, en el entorno del Soco. Los búnkeres que se erigieron en la orilla quedan hoy como voces de una historia que se resiste a apagarse, pero que pocas instituciones escuchan. Prueba del olvido que los está bombardeando es el hecho de que los nidos defensivos del Confital están siendo ocupados por personas que los utilizan como viviendas.

El uso residencial de estas infraestructuras está alterando su fisonomía original, con añadidos de madera y otros materiales de construcción impropios no solo de su configuración original, sino también de los valores naturales de los que hace gala esta parte del litoral de Las Palmas de Gran Canaria.

La denuncia de la ocupación de estos espacios ha sido realizada por Juan Manuel Rodríguez, guía de la actividad de senderismo guiado e interpretado por El Confital que promueve la Comisión de Trabajo Educativa y Cultural del Consejo del Mayor del Consistorio capitalino. Gracias a su denuncia se está conformando ya una plataforma ciudadana para defender y poner en valor todo el patrimonio que posee el espacio protegido de La Isleta y la playa del Confital.

«Estos valores no están siendo respetados ni por las instituciones oficiales, incluyendo el Cabildo de Gran Canaria, el Ayuntamiento o la Demarcación de Costas, ni por parte de algunos ciudadanos que piensan que El Confital es un basurero y un lugar de asaderos y botellones», expuso Rodríguez, «es un sitio que se utiliza para que personas sin hogar o, simplemente, turistas acampen o se queden en sus autocaravanas, dejando allí todos los residuos de su estancia».

Este vecino de La Isleta detalló también que aunque el servicio municipal de Limpieza pasa a diario y retira una gran cantidad de basura de la zona, El Confital necesita una mayor cuidado por parte de las autoridades y una mayor concienciación de sus valores naturales e históricos por parte de la ciudadanía.

En una de esas visitas guiadas, Juan Manuel Rodríguez tuvo un encontronazo con uno de los ocupantes de una defensa militar. «Al llegar al Soco, encontré el destrozo ocasionado en el acceso al nido de ametralladoras, donde un señor intentó que no accediéramos diciendo que era su propiedad», relató, «y está dentro del espacio protegido del Confital, una figura de protección que debe evitar estos usos».

Fuentes de la Policía Local confirmaron que tienen conocimiento de estos hechos e indicaron que estas ocupaciones suelen ser intermitentes, con personas que van y vienen.

La consejera de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, Inés Jiménez, explicó que la ocupación de los nidos de ametralladoras del Confital se produjo «hace unos meses» y que tanto los agentes de Medio Ambiente como los de la Policía Canaria han acudido al lugar. Esto ha servido para que el Cabildo haya puesto los hechos en conocimiento de la Demarcación de Costas de Canarias ya que se trata de sus competencias por encontrarse estos búnkeres en dominio público marítimo-terrestre.

«Le hemos solicitado por escrito que inicien el expediente de desalojo y nos han dicho que están haciendo lo posible, pero que tienen que localizar a los propietarios de unos terrenos que en el catastro aparecen como bajo investigación», expuso Jiménez.

Mientras se resuelve el expediente de desalojo, el paraje natural sigue sufriendo el impacto de la ocupación humana. «El señor que vive ahí está plantando tuneras, da de comer a las palomas y ha cogido una especie de escalera de piedra y le ha metido cemento y bloques, todo en un espacio natural protegido», denuncia Juan Manuel Rodríguez.

Importancia histórica

De la importancia de las construcciones defensivas del Confital, que ahora están siendo utilizadas como viviendas, da fe Artemi Alejandro, arqueólogo e historiador especializado en arqueología militar, cuya aportación ha servido para proteger la Batería de San Juan y poner en valor otros elementos como los búnkeres de Bandama y La Minilla.

Detalla que en El Confital hay un doble búnker -con una construcción que servía para proyectar la luz que servía para localizar barcos y aviones, y otra donde estaba el generador eléctrico- y dos pequeñas casamatas, que fueron construidas entre los años 1941 y 1945.

«Franco quería participar en la Segunda Guerra Mundial y esos búnkeres son el reflejo de la inversión económica militar más importante de la historia de Canarias», expuso Alejandro.

Pero su historia trasciende de lo meramente militar porque también sirvieron de almacén de artes de pesca (en los años 50 y 60) para una pequeña cofradía de pescadores y albergaron bares y viviendas, más tarde.

Por eso, en otras islas, como Tenerife, se ha apostado por mantenerlos como Bien de Interés Cultural. «Desgraciadamente, el Cabildo de Gran Canaria se ha centrado más en una concepción prehistórica y aborigen de la arqueología», señaló el historiador. En su opinión, los valores que aporta El Confital son un pelotazo cultural impresionante en un espacio muy reducido».

Recuerda además que estos búnkeres sufrieron «un intento de derribo por parte de Costas hace seis o siete años, pero la reacción popular lo detuvo». Luego fueron restaurados pero no ha habido interés posterior en su mantenimiento y conservación.